?Ser mujer es mejor?
Nosotros, los hombres, siempre nos empe?amos en presentar la mujer como m¨¢s fr¨¢gil. Ahora viene la ciencia y nos dice que somos nosotros el sexo d¨¦bil
(A las madres que perdieron alg¨²n hijo v¨ªctima de la violencia)
La biolog¨ªa moderna est¨¢ quitando raz¨®n a la antigua oraci¨®n del Talmud en la que los varones dan gracias a Dios ¡°por no haberlos hecho mujer¡±. Los hombres Nos hemos empe?ado siempre en presentar a la mujer como m¨¢s d¨¦bil y ahora resulta que la ciencia nos dice que, al rev¨¦s, somos nosotros el sexo d¨¦bil, como afirma Robert Tan, especialista en gereatr¨ªa, de la Universidad de Houston, en Estados Unidos.
Cada d¨ªa nuevas experiencias en el campo cient¨ªfico descubren que la naturaleza es fundamentalmente femenina y que por eso todo lo relativo a esa feminIdad ha sido dotado de una fuerza especial para que mejor se puedan perpetuar las especies y puedan cuidar mejor de la prole.
En la naturaleza, el sexo femenino ha sido privilegiado. Desde siempre nacen m¨¢s mujeres que varones, y aunque nadie sabe explicar el porqu¨¦, ese dato se sigue perpetuando.
M¨¢s a¨²n, existen ¨ªndices m¨¢s elevados de mortalidad en todas las enfermedades entre los mam¨ªferos masculinos, incluidos los humanos, que entre las hembras. De ah¨ª que la edad media de vida de las mujeres, si se except¨²an las de pa¨ªses donde es esclava y discriminada, como en Pakist¨¢n y Bangladesh, sea en todas partes m¨¢s alta que la de los varones. En Espa?a la diferencia actual llega a seis a?os de diferencia: 79,2 a?os para los varones y 85 para la mujeres.
Se han buscado siempre explicaciones a esta anomal¨ªa, pero no existe ninguna realmente cient¨ªfica. Lo que s¨ª parece cierto es que todas las enfermedades que causan mayor n¨²mero de muertes, matan m¨¢s varones que mujeres, y ¡°no sabemos por qu¨¦¡±, afirma, Demetrius Porche, del Health Center School of Nursing, de Nueva Orleans.
El 90% de los que hoy alcanzan los 110 a?os, que ya no son pocos, son mujeres y solo un 10% varones.
La naturaleza, explican los bi¨®logos, necesita producir 104 fetos machos por 100 fetos hembras, ya que supone que los varones mueren m¨¢s. Entre los prematuros, en efecto, mueren m¨¢s los machos que las hembras.
La mujer tambi¨¦n tiene m¨¢s desarrollados los cinco sentidos que los varones para mejor poder defender a la prole ya que en todos los mam¨ªferos es ella la que cuida principalmente de los hijos.
En los varones, entre 18 y 70 a?os, el coraz¨®n puede reducirse hasta cuatro veces, cosa que no suele ocurrir con las mujeres, de ah¨ª que mueran m¨¢s varones de infarto.
El organismo femenino ha evolucionado para ser m¨¢s resistente que el del var¨®n porque la naturaleza misma lo ve como el garante del ¨¦xito de la reproduci¨®n.
Otro dato digno de estudio es que se suicidan tres veces m¨¢s varones que mujeres y ellos se ahogan 11 veces m¨¢s que ellas. Podr¨ªa darse porque los varones, explican los expertos, tienen mayor cantidad de testosterona lo que los hace ser m¨¢s agresivos y competitivos, exponi¨¦ndolos m¨¢s al peligro con el resultado de acortar sus vidas.
De ah¨ª que en el lenguaje cient¨ªfico se diga que los varones somos ¡°gen¨¦ticamente m¨¢s descartables¡±, como si la naturaleza nos necesitase menos que a las mujeres.
Otro de los motivos que hace a la mujer m¨¢s fuerte es su capacidad de poder hacer frente a m¨¢s tareas al mismo tiempo que el var¨®n, que suele centrarse sobre todo en el trabajo. La mujer atiende al mismo tiermp¨° a la casa, a los hijos y al trabajo. Por mucho que que hayan cambiando las cosas y los varones asuman tambi¨¦n tareas hasta ayer consideradas femeninas, lo cierto es que la mujer las realiza con mucha mayor naturalidad y sin tanto esfuerzo. Aguanta m¨¢s cargar con todo.
La mujer tambi¨¦n es m¨¢s fuerte no solo frente al dolor interno, sino tambi¨¦n externo. Se desencaja menos, por ejemplo, ante las tragedias corporales que los varones, porque desde la adolescencia tiene una relaci¨®n estrecha con la sangre. Y m¨¢s tarde con el parto. Los hombres nos ponemos m¨¢s nerviosos e inseguros ante las enfermedades.
En las situaciones dif¨ªciles, la mujer tambi¨¦n sale mejor a flote. Son m¨¢s fuertes y eficaces porque poseen mayor capacidad de movilizar afectos y apoyo ajeno, dicen los psic¨®logos. Al var¨®n le cuesta m¨¢s pedir ayuda, lo que lo hace m¨¢s d¨¦bil frente a circunstancias emergenciales.
Y si la mujer es m¨¢s fuerte frente al dolor, lo es tambi¨¦n frente a la soledad. Est¨¢ m¨¢s que probado que les es m¨¢s f¨¢cil a las mujeres vivir solas sin dramas. Solas no quiere decir sin afecto. Ellas, sin embargo, se organizan mejor cuando, por ejemplo, se quedan viudas o se quiebra su matrimonio. Nosotros nos perdemos m¨¢s f¨¢cilmente en la soledad.
Si todo esto es cierto, cabe preguntarse, como lo hace el cient¨ªfico americano Tan, si en efecto el sexo d¨¦bil no ser¨¢ el var¨®n y no la mujer.
Es f¨¢cil escuchar hoy de boca -no solo de los hombres sino tambi¨¦n de las mujeres- que el feminismo ha muerto, ya que condujo a una cierta masculinizaci¨®n de la mujer, que pretendi¨®, como se dec¨ªa en la vieja Espa?a, ¡°llevar pantalones¡± como los varones.
Nadie duda que el feminismo, como todos los movimientos de liberaci¨®n, produjo errores y sombras, pero no ser¨ªa justo olvidar que, sin aquella revoluci¨®n de las mujeres, a¨²n hoy no tendr¨ªan derecho al voto ni estar¨ªan injertadas en el mundo del trabajo y ser¨ªan a¨²n m¨¢s esclavas de lo que lo siguen siendo, sobretodo en los ambientes m¨¢s humildes de la sociedad.
Sin aquel feminismo no existir¨ªa la posibilidad para las mujeres de poder contraer matrimonio con una pareja de su sexo; no podr¨ªan, juntas, adoptar un hijo. No podr¨ªan abortar ni divorciarse. Muchas cosas les ser¨ªan a¨²n prohibidas o consideradas tab¨². En la Espa?a franquista las mujeres no pod¨ªan tener una cuenta en el banco ni viajar sin permiso del marido y era mal visto que estudiaran en la Universidad. Hoy la mujer tiene una libertad para disponer de su cuerpo y de su vida que nunca tuvo en el pasado. En Italia existi¨® hasta no hace mucho el delito de honor, una triste y dolorosa herida a la mujer.
Hoy se insin¨²a que la mujer necesitar¨ªa de un segundo movimiento feminista para conseguir lo que a¨²n no ha podido realizar, como la igualdad de recompensa salarial en el trabajo o su reconocimiento pleno dentro de las instituciones, entre ellas la de las iglesias. Un segundo movimiento femenista, se dice, podr¨ªa acabar con los ¨²ltimos restos de discriminaci¨®n de la mujer frente al var¨®n . Su presencia en los gobiernos y en la pol¨ªtica en general es, en efecto, a¨²n irrisosoria, comparada con la presencia masiva de los varones. Y en la Iglesia la mujer sigue siendo discriminada. Hasta hace poco ni pod¨ªa acercarse al altar porque era considerada ¡°objeto de tentaci¨®n y pecado¡±. El gran doctor de la Iglesia, Santo Tom¨¢s de Aquino, lleg¨® a dudar que las mujeres tuvieran alma. Es en la ¨²nica instituci¨®n en la que a¨²n no puede llegar a la m¨¢xima jerarqu¨ªa. Lo puede hasta en el Ej¨¦rcito. Hasta el papa Francisco ha afirmado que la Iglesia necesita con urgencia una ¡°nueva teolog¨ªa de la mujer¡±.
Como hemos visto, tanto la biolog¨ªa como el sentido com¨²n, dejan claro que la mujer es en casi todo, si es que no en todo, no solo diferente sino superior al var¨®n.
Ser¨ªa, en efecto, m¨¢s f¨¢cil -me dec¨ªa un psic¨®logo- concebir un mundo solo de mujeres que solo de hombres. Ellas se las arreglar¨ªan mejor para ser autosuficientes, para autosatisfacerse, mientras que nosotros nos perder¨ªamos sin la compa?¨ªa femenina. Y ellas pueden hoy procrear sin necesidad del compa?ero, mientras que el var¨®n- por mucho que ya lo intentara el loco emperador Ner¨®n- no es factible que un d¨ªa pueda dar a luz y vivir la sensaci¨®n ¨²nica de la gestaci¨®n.
Qui¨¦n sabe si esa cerraz¨®n del mundo masculino de seguir considerando a la mujer de alguna forma inferior y de hac¨¦rselo ver en lo concreto de cada d¨ªa, no se deba a una envidia latente del var¨®n que advierte (aunque no lo confiese) que ellas son superiores tambi¨¦n porque ¡°son m¨¢s capaces de ser felices¡± a¨²n en medio de las adversidades, como sosten¨ªa el N¨®bel portugu¨¦s de Literatura, Jos¨¦ Saramago, que en sus novelas glorific¨® siempre a las figuras femeninas.
Las mujeres se enfrentan tambi¨¦n mejor a las grandes tragedias de la vida.
Preg¨²ntenselo si no a tantos millones de ellas, sobre todo pobres, a las que los hombres las han dejado solas con sus hijos y han tenido que salir a flote sin sucumbir. Preg¨²ntenselo a tantas esposas y madres de las favelas de las grandes urbes que acaban llevando sobre sus espaldas el peso de la casa y de los hijos. Siempre me ha impresionado que las balas perdidas contra adultos acaban casi en un 100% en el coraz¨®n de mujeres o de ni?os llevados en sus brazos.
Hoy, en Brasil, y me imagino que en toda Am¨¦rica Latina, ha crecido enormemente el n¨²mero de hogares en los que la mujer, abandonada por el marido, se ha convertido en el ¡°jefe de familia¡± como se dec¨ªa antiguamente. Y no se hunden. Acaban siempre saliendo adelante.
Quiz¨¢s un nuevo feminismo ni haga falta. La mujer ya sabe lo que quiere, sabe lo que le espera de un mundo que sigue si¨¦ndole hostil y violento. Lo sabe y lucha contra esa fatalidad. Y ha aprendido ya a hacerlo con nosotros, sin nosotros y hasta contra nosotros... Nos guste o no.
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