La diplomacia digital de Estados Unidos
El Departamento de Estado se apoya en las redes sociales para amplificar sus mensajes y combatir ideolog¨ªas extremistas
El acuerdo de negociaci¨®n entre Ir¨¢n, las potencias europeas y Estados Unidos fue anunciado simult¨¢neamente en Twitter por John Kerry, responsable de la diplomacia norteamericana, y su hom¨®loga europea Catherine Ashton. El embajador de EE UU en Ucrania reenv¨ªa estos d¨ªas los mensajes de los principales activistas del pa¨ªs y felicita a los miembros del Parlamento en sus votaciones. En Washington, decenas de empleados del Departamento de Estado acceden a foros extremistas para contrarrestar opiniones que rechazan los derechos humanos y las libertades civiles.
Twitter, Facebook o Instagram. En ingl¨¦s, en ruso o en farsi, decenas de cuentas sirven para desarrollar la diplomacia digital de EE UU, convirti¨¦ndose en parte de su estrategia para contribuir a la resoluci¨®n de crisis como la de Ucrania o compartir ideas que favorezcan la igualdad de todos los ciudadanos en un determinado pa¨ªs. Sus 800.000 seguidores en Twitter y cerca de medio mill¨®n en Facebook -el total de seguidores en las diferentes redes empleadas asciende a 2,5 millones- las convierte en ¡°una herramienta genial para amplificar nuestros mensajes¡±, seg¨²n explic¨® Doug Frantz, vicesecretario del Departamento de Estado para Estrategia Digital, en una conferencia en Washington esta semana.
¡°M¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mundial es menor de 30 a?os y viven en Internet¡±, reconoci¨® Evan Ryan, vicesecretaria del Departamento para Educaci¨®n y Cultura. ¡°Nuestro ¨¦xito depende de que contribuyamos a un mejor entendimiento entre todas las comunidades aprovechando los medios digitales¡±.
Ryan, que trabaj¨® en el equipo del presidente Obama en la Casa Blanca, asegur¨® que los intercambios de informaci¨®n con los usuarios de las redes sociales permiten a EE UU conectar con ciudadanos de otros pa¨ªses y contribuyen a que ¨¦stos ¡°comprendan en qu¨¦ consiste nuestra misi¨®n¡±. Seg¨²n la asesora, ¡°esos intercambios se convierten en diplomacia a largo plazo¡±.
Desde el Departamento de Estado aseguran que esta estrategia parti¨®, como la campa?a electoral del presidente Obama en 2008, de su trabajo como organizador comunitario en Chicago, mucho antes de entrar en pol¨ªtica. ¡°?l comprendi¨® que el mejor punto de partida es una estrategia que d¨¦ poder a los ciudadanos dentro de sus propias sociedades para provocar el cambio que deseaban¡±, explic¨® Macon Phillips, coordinador de los Programas Internacionales de Informaci¨®n en el Departamento de Estado.
EE UU emplea ahora esas mismas herramientas online para crear una estrategia que ayude a lograr online los objetivos de la diplomacia tradicional. ¡°Todav¨ªa podemos mejorar mucho a la hora de poner un rostro m¨¢s humano a nuestro contenido online, ya que nos dirigimos directamente a los ciudadanos¡±, dice Phillips, aunque admite que el equilibrio de esta estrategia con una instituci¨®n de m¨¢s de 12.000 empleados ¡°provoca verdadera tensi¨®n¡±.
El uso de las redes sociales por parte de los diplom¨¢ticos supone riesgos importantes para EE UU. Frantz, antes periodista de The Washington Post, explica que no han establecido un control burocr¨¢tico de lo que puede publicar el secretario Kerry -cuya cuenta personal fue restablecida hace unas semanas- o cualquiera de los embajadores en sus cuentas correspondientes.
Uno de esos errores lo cometi¨® precisamente el embajador estadounidense en Ucrania, Geoffrey Pyatt, que debi¨® eliminar recientemente un mensaje porque el autor, un periodista, aseguraba que la Casa Blanca hab¨ªa acusado a Rusia de filtrar el v¨ªdeo en el que la enviada de EE UU a Kiev afirmaba ¡°que le den a la UE¡±.
¡°Tenemos que decirles que salgan ah¨ª fuera y asuman riesgos pero de manera responsable, as¨ª podemos estar preparados¡±, explic¨® Frantz. Las directrices para este tipo de mensajes son las mismas que las de la diplomacia tradicional: ¡°Deben conocer y considerar la cultura del pa¨ªs donde se encuentran y saber que, cualquier cosa que digan en una red social, se la est¨¢n diciendo al mundo entero¡±.
¡°No podemos salir ah¨ª fuera con la misma actitud de traje y corbata, ¨¦se es el gran desaf¨ªo¡±, a?adi¨® Phillips. El reto es lograr enviar un mensaje que sea coherente en todas las plataformas, desde los canales de comunicaci¨®n secretos hasta las cuentas de Twitter. ¡°Tenemos que crear una cultura que les permita moverse con rapidez y que a la vez sea suficientemente colaborativa como para que nuestros empleados puedan pedir ayuda¡±.
Uno de los ¨²ltimos en hacerlo fue el mismo Kerry. El secretario de Estado contribuy¨® personalmente al proyecto para recaudar fondos para las v¨ªctimas del tif¨®n en Filipinas tomando una imagen de s¨ª mismo mostrando la direcci¨®n de la p¨¢gina web donde se pod¨ªan hacer las donaciones. ¡°Puede que tard¨¢semos seis o siete minutos en hacer la foto y publicarlo y tuvo un ¨¦xito enorme, nos ayud¨® a amplificar el mensaje¡±, explic¨® Frantz.
El Departamento de Estado ha pasado de la creaci¨®n de cuentas en Twitter en diferentes idiomas a una estrategia a¨²n m¨¢s directa. Kerry se reuni¨® el fin de semana pasado en China con varios blogueros. Esta semana, Ryan particip¨® en un chat online con un super h¨¦roe musulm¨¢n dentro del marco de la Conferencia Internacional del C¨®mic de San Diego.
Emily Parker, investigadora y autora del libro ¡®Ahora s¨¦ qui¨¦n son mis camaradas¡¯ -Now I know Who My Comrades Are: Voices of the Internet Underground- explic¨® que estas iniciativas ponen de relieve las diferencias entre EE UU, l¨ªder en materia de libertad de expresi¨®n, y otros pa¨ªses como Cuba, China o Rusia. ¡°Hay mucha sensibilidad hacia posibles interferencias de EE UU en la esfera digital¡±, dice la investigadora. ¡°Por otro lado, si EE UU intenta trabajar con blogueros locales, a veces puede comprometer su seguridad¡±.
La reuni¨®n de Kerry con los blogueros chinos es defendida por el Departamento de Estado como una oportunidad para demostrar que el acceso libre a Internet favorece a los ciudadanos y a sus pa¨ªses. ¡°Si eres China, Rusia o Cuba y quieres cerrar la red, est¨¢s abocado al fracaso¡±, a?adi¨® Frantz. ¡°Antes o despu¨¦s vas a salir perdiendo¡±.
Frente a la censura de otros pa¨ªses, EE UU presume de su uso de las redes sociales para extender los tent¨¢culos de la diplomacia. En Zimbabwe, el mensaje de un tuitero local sobre la iniciativa J¨®venes L¨ªderes Africanos, impulsada por el presidente Obama, ayud¨® a convocar a m¨¢s de 300 personas. ¡°Cuando vimos a toda la gente supimos que no lo habr¨ªamos logrado sin las redes sociales¡±, afirma Phillips. En Sud¨¢n del Sur, el Departamento de Estado inst¨® a los participantes en antiguos programas de intercambio con EE UU que pidieran desde sus cuentas el fin de la violencia durante la ¨²ltima crisis. ¡°Esto era imposible hace 20 a?os, ahora tenemos conexi¨®n directa con exalumnos que est¨¢n sobre el terreno y podemos contactar con ellos cuando lo necesitamos¡±, afirm¨® Ryan.
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