La canciller Merkel lleva el ardor europe¨ªsta al coraz¨®n de Westminster
La canciller alemana se dirige a la C¨¢mara de los Comunes y la de los Lores, donde afirma: ¡°Necesitamos un Reino Unido fuerte en la UE¡±
La canciller alemana?Angela Merkel llev¨® este jueves su ardor europe¨ªsta al coraz¨®n de Westminster en un discurso ante las dos C¨¢maras brit¨¢nicas y un selecto grupo de invitados de la diplomacia, la empresa y la cultura. Sus palabras, plenas de resonancia proeuropea y c¨¢lidos augurios sobre el papel central que Reino Unido deber¨ªa seguir protagonizando en la UE, carecieron, inevitablemente, de la precisi¨®n pol¨ªtica a corto plazo que algunos deseaban.
Ella misma advirti¨® del chasco que se iban a llevar quienes esperaban algo m¨¢s que un mensaje gen¨¦rico. ¡°Algunos esperan que mi mensaje abra el camino a una reforma fundamental de la arquitectura europea para satisfacer todos los deseos brit¨¢nicos, imaginarios o reales. Me temo que se van a llevar una decepci¨®n¡±, advirti¨®. ¡°Otros esperan todo lo contrario y creen que voy a lanzar aqu¨ª en Londres de forma clara y simple el mensaje de que el resto de Europa no est¨¢ dispuesta a pagar ning¨²n precio para mantener a Gran Breta?a en la UE. Y me temo que esas esperanzas van a quedar frustradas¡±, a?adi¨® a rengl¨®n seguido.
No es que su discurso fuera vac¨ªo. Sus palabras, las primeras de un canciller alem¨¢n ante las dos C¨¢maras desde que hablara Willy Brandt en 1970 ¡ªtambi¨¦n lo hizo el presidente Richard von Weizs?cher en 1986¡ª fueron el mensaje europe¨ªsta m¨¢s convincente escuchado en Westminster desde hace much¨ªsimo tiempo. Y tuvieron la habilidad de alabar el papel que ha de seguir jugando Gran Breta?a en Europa sin por ello cerrar (ni abrir de par en par) la puerta a ninguna de las reformas que pretende impulsar Cameron.
El primer ministro despleg¨® para ella la pompa brit¨¢nica de las grandes ocasiones, sin llegar a la alfombra roja de las visitas de Estado porque, por mucho poder que tenga, Merkel no es un jefe de Estado. Fue, sin embargo, mucho m¨¢s que una de esas relativamente habituales visitas vespertinas a Downing Street en las que los dos pactan sus cuitas bilaterales con una cena ligera y luego cada uno se va a casa a dormir. Esta vez, la canciller no solo se dirigi¨® a los Comunes y los Lores sino que almorz¨® con Cameron y tom¨® el t¨¦ con la reina. La l¨ªder de los conservadores alemanes se vio tambi¨¦n con Ed Miliband, laborista, l¨ªder de la oposici¨®n y qui¨¦n sabe si primer ministro tras las elecciones de mayo de 2015.
La visita es pol¨ªticamente muy importante para Cameron porque el ¨¦xito de su compromiso dom¨¦stico de renegociar el papel de Reino Unido en la UE y presentar luego el resultado de esa reforma a refer¨¦ndum en 2017 depende en gran medida de lo que Merkel quiera o no quiera darle en la mesa negociadora europea. Por supuesto, no todo depende de la canciller: Cameron debe antes ganar las pr¨®ximas generales y asegurarse de que sigue estando en Downing Street. Pero las palabras de Merkel no pudieron ir mucho m¨¢s all¨¢ de la ret¨®rica porque la canciller ni siquiera sabe a¨²n qu¨¦ es exactamente lo que quiere reformar Cameron. Por lo tanto, menos sabe a¨²n qu¨¦ es lo que ella est¨¢ dispuesta a darle.
Lo que s¨ª dej¨® claro la canciller es que la negociaci¨®n no ser¨¢ f¨¢cil: ¡°Esto no es un pastel¡±, dijo. Dio a entender que est¨¢ dispuesta a transigir en uno de los aspectos clave del debate brit¨¢nico: acabar con un supuesto turismo social para cobrar ayudas del que nadie tiene realmente noticias fehacientes que vayan m¨¢s all¨¢ de la casu¨ªstica. Prohibir el derecho a recibir ayudas de inmediato ya es posible pero la ley se puede endurecer m¨¢s si hace falta. Pero de eso al tope anual de llegada de trabajadores que quieren los brit¨¢nicos y acaban de aprobar los suizos hay todo un mundo.
Cameron recibi¨® en ese terreno una mala noticia. El saldo neto de la inmigraci¨®n aument¨® en 154.000 personas entre septiembre de 2012 y septiembre de 2013. Un dato que le puede dar argumentos frente a Europa pero le deja en evidencia ante los electores porque no podr¨¢ cumplir la promesa de reducir a 100.000 personas el aumento de la inmigraci¨®n neta. La subida se debe sobre todo a la llegada de polacos, espa?oles, italianos y portugueses. La gran paradoja es que lo que deber¨ªa ser una prueba de que hay movilidad geogr¨¢fica a nivel comunitario es, para los euroesc¨¦pticos, una prueba de que Europa no funciona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.