La oposici¨®n presiona a Humala para que se distancie de Venezuela
La supuesta simpat¨ªa que el presidente peruano guarda por el r¨¦gimen chavista es un flanco que la oposici¨®n no duda en explotar
La crisis pol¨ªtica y la escalada violenta que se viven en Venezuela son temas de m¨¢xima atenci¨®n en Per¨², donde no solo se tratan como noticias internacionales. Tambi¨¦n son asuntos de pol¨ªtica interna de la m¨¢xima importancia. La supuesta simpat¨ªa que el presidente Ollanta Humala guarda por el r¨¦gimen chavista es un flanco que la oposici¨®n peruana no duda en explotar, exigiendo al presidente deslindes y condenas que, hasta el momento, el Gobierno ha eludido en un arriesgado ejercicio de equilibrismo pol¨ªtico.
El lunes, la Comisi¨®n de Relaciones Exteriores del Congreso peruano aprob¨® un pronunciamiento en el que expresa su preocupaci¨®n por la situaci¨®n de Venezuela y pide que el tema se trate en una reuni¨®n de cancilleres de la OEA. La ¨²nica bancada que no vot¨® a favor fue justamente la oficialista, que critic¨® el texto y finalmente se abstuvo. Durante el debate, algunos congresistas del oficialismo argumentaron que el pronunciamiento del Parlamento ser¨ªa una intromisi¨®n en los asuntos internos de un pa¨ªs vecino. Otros, como el expresidente del Congreso Daniel Abugatt¨¢s se?alaron que el texto contiene ¡°odio ideol¨®gico¡± contra el r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro. Un d¨ªa despu¨¦s, el Partido Nacionalista Peruano emiti¨® su propio comunicado, que -en t¨¦rminos m¨¢s moderados- invoca al ¡°inmediato restablecimiento de la paz social en Venezuela¡± y se muestra favorable a la reuni¨®n de cancilleres.
La presunta afinidad o complicidad con el r¨¦gimen venezolano es una carga de la que Humala y su partido no pueden sacudirse, pese a que en la pr¨¢ctica su administraci¨®n se ubica lejos de la ¨®rbita bolivariana. ¡°Puede que Humala guarde cierta simpat¨ªa por la figura de Hugo Ch¨¢vez, pero claramente su Gobierno no es chavista¡±, precisa el analista Francisco Belaunde Matossian.
No obstante, las sospechas contra el mandatario peruano datan de muy atr¨¢s, concretamente de la campa?a electoral de 2006, su primer intento de llegar a la presidencia. En aquel momento, Hugo Ch¨¢vez tom¨® partido abiertamente por Humala, una situaci¨®n que su adversario Alan Garc¨ªa capitaliz¨® para ganarle las elecciones en una ajustada segunda vuelta. Por entonces, tambi¨¦n aparecieron denuncias que se?alaban que al menos una parte del financiamiento de las campa?as de Humala proven¨ªa de Caracas.
Garc¨ªa, ahora en la oposici¨®n, ha sido uno de los que ha fustigado al oficialismo por su renuencia a condenar al r¨¦gimen de Maduro. ¡°El Gobierno no defender¨¢ la democracia en Venezuela porque saldr¨ªan los recibos de los millones que le dio el chavismo en el 2006 y 2011¡±, se?al¨® el expresidente a trav¨¦s de Twitter, dando a entender que detr¨¢s de la tibia posici¨®n se esconde un chantaje. El fujimorismo tambi¨¦n pidi¨® a trav¨¦s de su l¨ªder Keiko Fujimori que el Gobierno haga una en¨¦rgica condena.
No es la primera vez que la oposici¨®n ataca al Gobierno por su postura ante la situaci¨®n en Venezuela. Humala ya fue duramente criticado despu¨¦s de las elecciones presidenciales de abril del 2013, cuando viaj¨® a la ceremonia de toma de posesi¨®n de Maduro. Tampoco sent¨® bien, por esas fechas, que el presidente venezolano atacara al entonces canciller peruano, Rafael Roncagliolo, por pedir tolerancia y di¨¢logo entre las fuerzas pol¨ªticas venezolanas. ¡°Ha cometido el error de su vida¡±, dijo entonces Maduro. Desde Lima no lleg¨® respuesta, algo que la oposici¨®n interpret¨® como un gesto de sumisi¨®n.
Belaunde Matossian reconoce que, si bien la posici¨®n peruana no es muy distinta a la de otros Gobiernos sudamericanos situados fuera de la ¨®rbita bolivariana - como Chile y Colombia -, las cr¨ªticas que recibe dentro del pa¨ªs ponen al Ejecutivo en un situaci¨®n m¨¢s compleja que la de sus vecinos. ¡°Sin embargo, Humala no puede supeditar su pol¨ªtica internacional a aclarar un tema interno, por m¨¢s que la oposici¨®n y los medios de comunicaci¨®n lo presionen y le pidan pruebas de virginidad todo el tiempo¡±, aclara.
¡°Yo creo que, por distintas razones, Humala debe tener una simpat¨ªa ¨ªntima, inconfesable, hacia el r¨¦gimen en Caracas. Pero el Gobierno no simpatiza en ning¨²n sentido con el chavismo. Lo que nos lleva, por pura l¨®gica, a que Humala no gobierna¡±, opina, por su parte Alberto Vergara, polit¨®logo peruano e investigador post-doctoral en la Universidad de Harvard.
¡°Dentro del oficialismo ciertamente hay gente con mentalidad chavista, mientras que otros se distancian de eso pero buscan mantener cierta prudencia¡±, se?ala Belaunde Matossian. ¡°El discurso peruano podr¨ªa ser m¨¢s agresivo pero, en todo caso, ese no es solo un problema de Humala, sino de todos los pa¨ªses. Se mezcla la prudencia t¨ªpica de los Gobiernos con el hecho de que Venezuela es un pa¨ªs importante en la regi¨®n, tiene mucho peso. No ocurri¨® lo mismo con Paraguay y Honduras, a los que s¨ª les cayeron con todo¡±, agrega.
La posici¨®n del nacionalismo es, en todo caso, menos extrema que la que expres¨® hace unos d¨ªas el Frente Amplio (FA), una coalici¨®n de izquierda en la que figuran algunos partidos que apoyaron al humalismo antes de que llegara al poder y durante sus primeros meses de gobierno. Mediante un comunicado, el FA expres¨® un amplio respaldo al r¨¦gimen de Maduro y acus¨® de golpista a la oposici¨®n. Ante las cr¨ªticas, algunas agrupaciones como Fuerza Social (el partido de la alcaldesa de Lima, Susana Villar¨¢n) intentaron luego desmarcarse del pronunciamiento.
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