China planea que 90 millones de personas emigren a ciudades para 2020
Pek¨ªn relaja el sistema que convierte a los campesinos que viven en urbes en ciudadanos de segunda
¡°Certificados falsos¡±. ¡°Se?oritas de compa?¨ªa¡±. ¡°Pr¨¦stamos¡±. ¡°Pistolas y productos para drogar¡±. Los reclamos garabateados en las paredes junto con n¨²meros de tel¨¦fono se repiten por todos lados en las callejas de Xisanjiao, un barrio de construcciones decr¨¦pitas de dos plantas en el que viven en condiciones miserables emigrantes llegados de otras regiones chinas a Shijiazhuang, capital de la provincia de Hebei, 320 kil¨®metros al suroeste de Pek¨ªn.
Los edificios son fr¨ªos y ocres. El ¨²nico color lo aporta el rojo de las fachadas de algunos locales de art¨ªculos para el sexo, con fotos de chicas occidentales en ropa interior picante. Al final de un callej¨®n con el suelo encharcado y cubierto de polvo negro, un joven hierve agua en un hornillo de carb¨®n. Una masa de harina yace en una bandeja. A su lado, una joven se muestra sorprendida, e invita a entrar en un cuartucho semioscuro de unos ocho metros cuadrados en el que abarrotan las paredes bolsas de pl¨¢stico, prendas polvorientas, termos de t¨¦, cajas con carb¨®n, una olla para hervir arroz y zanahorias terrosas. De un clavo, cuelgan unos pedazos de carne de cerdo ahumada y un pescado seco.
Zhang Qiao E, de 28 a?os, se sienta en un camastro de matrimonio construido con un tablero sobre unos ladrillos, mira con ojos tristes y comienza a hablar con suavidad. ¡°Soy de un pueblo de la provincia de Shaanxi (centro de China). Vine a Shijiazhuang hace m¨¢s de dos a?os porque mis padres estaban aqu¨ª. Venden ¡®liangpi¡¯ (tallarines fr¨ªos de arroz o harina, t¨ªpicos de Shaanxi)¡±. A su lado, su prima Hu Ling, de 24 a?os, asiente, mientras el hijo de esta, un beb¨¦ de 15 meses, sonr¨ªe, forrado de ropa como un mu?eco Michelin. ¡°Las dos trabajamos en un supermercado. Nuestra vida es aceptable, aunque el sueldo no es muy bueno, unos 1.600 yuanes (185 euros) al mes con las comisiones¡±.
El suelo de la habitaci¨®n es de tierra, y apenas hay luz. La temperatura ronda cinco grados. ¡°Aqu¨ª es donde viven mis padres. No hay calefacci¨®n. Pagan 150 yuanes (17 euros) al mes. Yo y mi marido (el joven que herv¨ªa agua), que es pinche en un restaurante, tenemos otra habitaci¨®n similar¡±, dice abrigada con un anorak negro.
Zhang es una de los 260 millones de chinos que han emigrado de las zonas rurales a las urbanas dentro de China desde la d¨¦cada de 1980 en busca de un futuro mejor pero se han convertido en ciudadanos de segunda all¨ª donde han llegado, debido al sistema de hukou o registro de residencia familiar, que ata a los chinos a su lugar de nacimiento, ya que solo tienen derecho a las ventajas sociales, sanitarias y educativas en el lugar donde se encuentra su hukou, normalmente su pueblo o ciudad de origen.
La urbanizaci¨®n de los a?os 80 fue impulsada por el proceso de apertura y reforma iniciado por Deng Xiaoping en diciembre de 1978, que relaj¨® los controles sobre el movimiento de la poblaci¨®n impuestos con el hukou en 1958. Pero, a¨²n hoy, los emigrantes siguen sin gozar de los mismos derechos que los locales.
Los l¨ªderes chinos quieren cambiar la situaci¨®n. El Tercer Pleno del 18 Comit¨¦ Central del Partido Comunista Chino, celebrado en noviembre pasado, puso en marcha una nueva fase en el proceso de urbanizaci¨®n, con objeto de crear m¨¢s consumidores y bascular a un modelo econ¨®mico menos dependiente de las inversiones y la exportaci¨®n para garantizar la continuidad del desarrollo del pa¨ªs. Esto requiere reformar el arcaico sistema de empadronamiento familiar, ya que es un impedimento para el objetivo de asentar en las ciudades a cientos de millones de habitantes de las zonas rurales, donde no hay empleos y existe una gran brecha de ingresos con las urbes. La sesi¨®n anual de Parlamento, celebrada este mes, ha bendecido el plan, y los detalles fueron hechos p¨²blicos el domingo pasado.
El documento ¨Cdenominado ¡®Plan nacional para un nuevo tipo de urbanizaci¨®n (2014-2020)¡¯- asegura que la proporci¨®n de la poblaci¨®n china que vive en las ciudades pasar¨¢ del 53,7% en la actualidad al 60% en 2020 -un movimiento de unos 90 millones de personas-, y se aumentar¨¢ el porcentaje de los que gozan del estatus legal de residente urbano del 35,7% al 45%. Los salarios en las ciudades son mucho m¨¢s altos que en el campo, por lo que una mayor poblaci¨®n urbana generar¨¢ una mayor masa de consumidores.
Actualmente, unos 720 millones de chinos -de una poblaci¨®n total de 1.340 millones- viven en las ciudades, pero 240 millones no tienen hukou urbano, lo que los convierte en ciudadanos de segunda. El objetivo del plan es conceder la residencia urbana a 100 millones de campesinos para 2020. A plazo m¨¢s largo, se prev¨¦ que la poblaci¨®n urbana alcance 1.000 millones para 2030, seg¨²n la consultora estadounidense McKinsey.
¡°La ciudad y el campo deber¨ªan estar m¨¢s integrados. La ciudad deber¨ªa desarrollarse de una forma m¨¢s razonable y habr¨ªa que mejorar la situaci¨®n en el campo, con m¨¢s servicios p¨²blicos, que permitan a los habitantes rurales tener lo mismo que en las ciudades, como hospitales, escuelas, bancos, Internet o servicios de recogida de basura. Al mismo tiempo, habr¨ªa que unificar los sistemas de seguridad social, mejorar el entorno vital y el laboral en el campo y modernizar la agricultura lo antes posible¡±, afirma Yang Yansui, directora del Instituto de Investigaci¨®n sobre Empleo y Seguridad Social en la Universidad Qinghua de Pek¨ªn.
El caso de Zhang Qiao E y su familia es similar al de la mayor¨ªa de los emigrantes chinos en su propio pa¨ªs. Su hukou es de su pueblo en Shaanxi; de ah¨ª que el seguro m¨¦dico, que, en caso de enfermar, cubrir¨ªa parte de los gastos en su regi¨®n, no le sirve en Shijiazhuang, donde si tiene que ir al hospital debe pagar todo de su bolsillo.
¡°Me siento como una ciudadana de segunda clase. En el supermercado, a los empleados locales les dan un seguro, pero a nosotros no. Y si quiero enviar a mi hijo ¨Ctengo uno de dos a?os- al colegio aqu¨ª, el primer a?o tengo que pagar m¨¢s de 10.000 yuanes (1.160 euros) por inscribirlo, algo que no le ocurre a la gente de Shijiazhuang. Cuando tenga que llevarlo al colegio, regresar¨¦ a mi pueblo¡±.
El barrio ruinoso, aunque solo tiene 12 a?os, en el que viven Zhang y su familia contrasta con las torres de m¨¢s de 30 pisos en construcci¨®n de los alrededores, la gigantesca estaci¨®n de tren de alta velocidad inaugurada en diciembre de 2012 y las avenidas y los rascacielos del centro.
La capital de Hebei es una de las ciudades chinas que ha experimentado una transformaci¨®n m¨¢s radical en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. Vive una euforia constructora, y es hogar de empresas textiles, farmac¨¦uticas y de maquinaria, en una provincia con numerosas minas de carb¨®n y acer¨ªas. La profusi¨®n de karaokes y clubs con salas de masaje -a menudo cortinas para la prostituci¨®n-, con nombres como ¡®Sue?o dorado¡¯ o ¡®El lago de los cisnes¡¯, da fe de su actividad econ¨®mica.
Aunque Zhang y su prima viven en Shijiazhuang con los suyos, en la mayor¨ªa de los casos los emigrantes dejan sus pueblos solos, tan solo arropados por conocidos que partieron antes. Muchos duermen en dormitorios comunes facilitados por sus empleadores, otros en el mismo negocio que abren all¨ª donde emigran o en cuartuchos de alquiler bajo. De ah¨ª que, cuando tienen hijos, los suelen dejar en sus pueblos con la esposa o los abuelos.
Es el caso de Gao Majun, de 40 a?os, de la provincia de Shandong. ¡°Acabo de llegar con dos amigos para trabajar en una obra. Tenemos amigos aqu¨ª. Voy a cobrar 4.000 o 5.000 yuanes (460 o 580 euros) al mes¡±, dice sentado junto a varios fardos delante de la estaci¨®n de tren del Norte, la segunda de la ciudad. ¡°Me gustar¨ªa tener conmigo a mi esposa y mis hijos, pero no tengo las condiciones de vida necesarias para ellos¡±.
Shijiazhuang ronda los 2,8 millones de almas, cuando a principios del siglo XX era una aldea de medio millar de vecinos. Hoy es un nudo de comunicaci¨®n ferroviaria clave y alberga un importante contingente militar, responsable de la defensa de Pek¨ªn.
El boom de desarrollo, que ha atra¨ªdo a tantos emigrantes, ha mejorado la vida material de sus habitantes, pero ha convertido la ciudad en una de las m¨¢s contaminadas de China, en la que las part¨ªculas en suspensi¨®n en el aire transforman el sol en un disco marr¨®n.
¡°Shijiazhuang ha cambiado de forma abismal en los ¨²ltimos 10 a?os, el nivel de vida de la gente ha mejorado mucho, pero la contaminaci¨®n es terrible¡±, dice Wang Xiujun, una mujer de 40 a?os de Shijiazhuang, administrativa en una constructora municipal, a los pies de dos torres de apartamentos de 33 plantas casi finalizadas.
El Gobierno no contempla la liberalizaci¨®n completa del hukou, sino su relajaci¨®n progresiva. Estar¨¢ basado en el lugar de trabajo y residencia de una persona, no en d¨®nde naci¨®. Las autoridades han prometido ¡°eliminar totalmente¡± las restricciones en municipios y ciudades peque?as, ¡°suavizar gradualmente¡± las limitaciones en las medianas, ¡°fijar condiciones razonables¡± en las grandes y ¡°controlar de forma estricta¡± la poblaci¨®n en las megaciudades (Pek¨ªn, Shangh¨¢i, Guangzhou y Shenzhen). Shijiazhuang cae en la pen¨²ltima categor¨ªa. China tiene 160 ciudades con m¨¢s de un mill¨®n de habitantes.
¡°En los dos ¨²ltimos a?os, se ha hecho m¨¢s dif¨ªcil conseguir el hukou de Shijiazhuang. Es necesario probar que se han pagado impuestos durante dos a?os¡±, explica Zhao, un contable de 50 a?os local que solo da su apellido, en el parque Changan, en el centro de la ciudad.
Muchos emigrantes preferir¨ªan trabajar y vivir en las megaciudades, sin embargo. ¡°Me gustar¨ªa mudarme a Pek¨ªn o Shangh¨¢i, pero no nos quieren all¨ª¡±, dice Gao, el obrero de la construcci¨®n reci¨¦n llegado. ¡°Al final, la cuesti¨®n no es si tu hukou es de aqu¨ª o all¨ª, sino tener trabajo e ingresos estables. Aunque tuviera la posibilidad, no me gustar¨ªa cambiar mi hukou.
De ah¨ª que algunos expertos defiendan la necesidad de una reforma m¨¢s ambiciosa. ¡°El plan es un paso significativo, especialmente despu¨¦s de una d¨¦cada de no haber hecho nada. Pero relajar las restricciones solo en las ciudades peque?as y medianas no ayudar¨¢ a muchos de los emigrantes, ya que la mayor¨ªa est¨¢n en las grandes ciudades. Aquellas no atraer¨¢n a muchos. En esta etapa del desarrollo de China, las econom¨ªas de aglomeraci¨®n juegan a¨²n un gran papel. Los funcionarios del Gobierno no tienen y no pueden tener la informaci¨®n precisa para saber qu¨¦ negocios funcionar¨¢n mejor en qu¨¦ tipo de ciudades, y en cu¨¢les ser¨¢n capaces de encontrar trabajo los emigrantes¡±, asegura Kam Wing Chan, profesor de Geograf¨ªa y experto en China en la Universidad de Washington. ¡°La decisi¨®n sobre a qu¨¦ tipo de ciudad ir deber¨ªa ser dejada a los negocios, los trabajadores y el mercado. La reforma del ¡®hukou¡¯ tendr¨ªa que ser efectuada en todas las ciudades, y la apertura gradual deber¨ªa incluir tambi¨¦n Pek¨ªn, Shangh¨¢i y otras grandes ciudades, porque ah¨ª es donde se encuentran los empleos¡±.
El plan de urbanizaci¨®n del Gobierno afirma que, para responder al que ser¨¢ uno de los mayores movimientos migratorios de la historia, se mejorar¨¢n los servicios p¨²blicos, la oferta de vivienda de protecci¨®n oficial, la calidad de construcci¨®n de los edificios, la calidad del aire y el agua, y se potenciar¨¢n las infraestructuras, lo cual impulsar¨¢ la econom¨ªa. El documento asegura que todas las ciudades con m¨¢s 200.000 habitantes tendr¨¢n conexi¨®n ferroviaria para 2020, y las que tienen m¨¢s de 500.000 dispondr¨¢n de enlace con tren de alta velocidad.
?Responder¨¢ esto a las demandas de los emigrantes? Muchos no est¨¢n interesados en cambiar el empadronamiento y mudarse con sus familias a las ciudades, ya que el coste superior de la vida les impedir¨ªa acceder a una vivienda digna. ¡°No trasladar¨ªa mi ¡®hukou¡¯ a Shijiazhuang ni aunque tuviera la oportunidad. La vivienda es demasiado cara. No tiene sentido hablar de ello mientras no se solucione ese problema. Prefiero mi pueblo¡±, dice Zhang Qiao E, la empleada del supermercado, mientras en un peque?o televisor una ametralladora repiquetea en un nuevo episodio de una serie sobre la guerra civil china.
Adem¨¢s, muchos campesinos tampoco quieren cortar los lazos con su tierra. ¡°Compr¨¦ un apartamento aqu¨ª, pero nunca he pensado en trasladar mi hukou a Shijiazhuang. Cuando sea mayor, no podr¨¦ ganar dinero aqu¨ª. Regresar¨¦ a mi pueblo¡±, dice Zhou, un hombre de 38 a?os de la provincia de Jiangsu, en su peque?o negocio de fabricaci¨®n de ventanas.
¡°El concepto de urbanizaci¨®n no debe ser que los emigrantes se tengan que mudar a las ciudades sino que puedan tener los mismos servicios y empleos en sus pueblos¡±, defiende Zhao, el contable, y se da la vuelta y acelera el paso a trav¨¦s del parque polvoriento, en su ritual diario de ejercicio, camino de casa.
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