El ¡®sheriff¡¯ del balneario
Forjado entre las balas de Tijuana, Alberto Capella llega a Morelos para combatir los secuestros Es un estado mexicano famoso por su turismo de relax pero amenazado por la inseguridad
A las ocho y media, en una ma?ana que se levanta soleada, agradable, los escoltas de Alberto Capella se preparan para empezar la jornada con su jefe. Uno se cepilla los zapatos, otro se coloca la pistola en la funda de la cadera. Una furgoneta del equipo de seguridad tiene una puerta trasera abierta. En el asiento se ve un rifle M-4 acostado. Capella sale de casa. Es un hombre de 42 a?os. Car¨¢cter decidido. Corpulento. Se sienta en el asiento del copiloto de una furgoneta blindada y comienza el d¨ªa. De camino a una charla en una universidad, el jefe de polic¨ªa se bebe un yogur probi¨®tico.
Capella es desde enero el encargado de seguridad p¨²blica de Morelos, un estado al sur de la ciudad de M¨¦xico que tradicionalmente ha sido un ¨¢rea de descanso tur¨ªstico y residencial de clases acomodadas, reputado por sus balnearios. Un detalle del pl¨¢cido ecosistema que lo caracteriza es que su capital, Cuernavaca, es la segunda ciudad del mundo con m¨¢s piscinas per c¨¢pita, despu¨¦s de Los ?ngeles. Y un detalle de que esa placidez est¨¢ amenazada es que en 2013 fue el estado mexicano con mayor proporci¨®n de secuestros: 8,5 por cada 100.000 habitantes.
¡°El secuestro es la pu?alada que nos est¨¢ creando una hemorragia¡±, dice Capella, de verbo fluido, equipado con un arsenal de figuras ret¨®ricas eficaces. Abogado y empresario de carrera, su manera de hablar en p¨²blico es m¨¢s la de un profesional de la stand-up comedy que la de un bur¨®crata. Nacido y crecido en Tijuana, como buen hijo de la frontera su estilo no es el de un contenido funcionario mexicano sino el de un salesman ¨Cun hombre de negocios¨C de Estados Unidos.
Abogado de carrera, su manera de hablar es la de un profesional de la stand-up comedy, no la de un bur¨®crata policial
Nueve y media de la ma?ana. Universidad de La Salle de Cuernavaca. En el estrado, frente a decenas de estudiantes, Capella explica la diferencia entre Tijuana, la ciudad de la que fue jefe de polic¨ªa dos veces (2007-2008 y 2010-2013), y Morelos: ¡°En el norte nos toc¨® combatir a organizaciones que iban con bazucas y en convoyes de 30 o 40 veh¨ªculos. Aqu¨ª en Morelos no hay una delincuencia tan sofisticada, pero ha habido durante muchos a?os ineficiencia y corrupci¨®n¡±. Su tesis es que Morelos no se enfrenta a una crisis de crimen organizado sino de una delincuencia micro pero creciente que se alimenta de la podredumbre institucional.
Pone un ejemplo: cuando se pusieron a analizar la situaci¨®n en el municipio de Cuautla, se enteraron de que los mandos le cobraban cada d¨ªa 1.000 pesos [76 d¨®lares] a sus agentes por dejarles patrullar, y patrullar significaba dejarles subir a un coche de polic¨ªa y salir a buscar ciudadanos a los que pedirles una mordida (un soborno) por cualquier cosa.
El plan de Capella para solventar la corrupci¨®n de las polic¨ªas locales y sus nexos con las redes de secuestros es el Mando ?nico. Consiste en poner bajo su autoridad a todas las polic¨ªas municipales. De momento ha logrado convencer a 18 de los 33 municipios de Morelos. Su discurso es el de un sheriff con iniciativa e independencia, o, como dicen en Estados Unidos, un maverick, que en ingl¨¦s refiere tanto a aquel que no sigue las pautas acostumbradas como a una res sin marcar.
En Tijuana, Alberto Capella empez¨® siendo un activista que aglutin¨® el descontento de la gente por la violencia. Esta relevancia social hizo que le ofrecieran hacerse cargo de la secretar¨ªa de seguridad de esta hist¨®rica ciudad fronteriza. A finales de 2007, poco antes de asumir el cargo, sufri¨® un atentado en casa. Un comando roci¨® su vivienda de balazos de AK-47 y ¨¦l se protegi¨® desde dentro con un fusil de asalto que hab¨ªa dejado en la vivienda uno de sus escoltas. Aquel episodio del que sali¨® ileso fragu¨® la imagen heroica de un hombre que tiene en su santoral a dos figuras muy ilustrativas: Frank S¨¦rpico, el polic¨ªa insobornable interpretado por Al Pacino que acab¨® vivo pero con un tiro en la cara, y Giovanni Falcone, el juez italiano que ret¨® a la Cosa Nostra y al que asesinaron haciendo explotar al paso de su coche media tonelada de dinamita colocada bajo el asfalto.
De camino de una conferencia a otra, el jefe de polic¨ªa responde a la pregunta de si siente seguro en Morelos. ¡°He recibido m¨¢s amenazas que invitaciones a comer¡±, dice mientras maneja uno de los siete tel¨¦fonos celulares que usa para trabajar.
La lucha contra la corrupci¨®n es su lema, y la vincula a la ¡°dignificaci¨®n¡± de la polic¨ªa. Capella considera que los agentes municipales tienen que cobrar m¨¢s ¨C¡°por 1.000 pesos a la semana, ?qui¨¦n le entra a ponerse a salvar vidas?¨C y ser respetados por la gente. En la primera conferencia de la ma?ana dijo: ¡°Si preguntas en Estados Unidos en un auditorio como este cu¨¢ntos querr¨ªan tener un hijo polic¨ªa, la mitad levantar¨ªa la mano. All¨¢, si matas a un polic¨ªa te van a perseguir todos los polic¨ªas del pa¨ªs. En M¨¦xico, si nos matan a un polic¨ªa, nos emputamos, hacemos los honores y nos olvidamos del tema¡±. En la segunda, pasado el mediod¨ªa, repiti¨® una figura no muy delicada que ya hab¨ªa usado en la anterior: ¡°Al polic¨ªa hay que mostrarle respeto, as¨ª sea un indio bajado del cerro a tamborazos con un uniforme puesto¡±. El jefe de polic¨ªa dice que antes de 2015 espera haber duplicado el sueldo de los agentes municipales que entren al Mando ?nico.
Al salir de la segunda conferencia, un muchacho se le acerca. Bajan unas escaleras y caminan unos metros hablando cabeza con cabeza. Cuando Capella se separa para entrar en su coche, el reportero le pregunta al joven cu¨¢l era la conversaci¨®n. ¡°Le dije que a los rateros se los tiene que chingar¡±. Hace a?os, antes de ser jefe de polic¨ªa de Tijuana, Capella declar¨® que estaba a favor de la pena de muerte. Ahora, dentro de su furgoneta blindada contra munici¨®n de guerra, procura evitar el tema pero acaba accediendo a dar su opini¨®n personal: ¡°Estoy de acuerdo siempre y cuando el proceso judicial sea perfecto y en temas como el secuestro o que tengan que ver con delitos contra menores de edad¡±.
Capella calcula que tardar¨¢ al menos un a?o en ¡°estabilizar¡± la seguridad de la zona. El punto de partida lo marca con palabras rotundas: ¡°Morelos tiene c¨¢ncer, y necesita quimioterapia. Necesita que se la caiga el cabello como estado¡±, dice en la segunda charla, tambi¨¦n en una universidad privada. De esta conferencia se despidi¨® con una serie de fotos de grupo. La primera la termin¨® de una forma m¨¢s dram¨¢tica. ¡°Aqu¨ª nos estamos jugando la ¨²ltima oportunidad de recuperar Morelos. Que Dios los bendiga¡±.
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