?Por qu¨¦?
?C¨®mo se puede culpar de algo o recriminar al hombre que mueve y conmueve a las masas con su verbo encendido de redentor de los pobres?
?Cu¨¢ntos ni?os de mi generaci¨®n no disfrutamos del maravilloso Libro de los Porqu¨¦s? Formaba parte de El Tesoro de la Juventud, una enciclopedia infaltable en las familias con muchos ni?os y con deseos de que ¨¦stos se hicieran afines a la lectura y fuesen personas cultivadas. Aquellos porqu¨¦s ten¨ªan respuestas cient¨ªficas para la curiosidad infantil ?por qu¨¦ no se mezclan el agua y el aceite??por qu¨¦ la marea crece? ?de d¨®nde obtienen las flores su color? ?por qu¨¦ el sol sale de d¨ªa y la luna por las noches? Y hasta alguna bastante racista: ?c¨®mo obtienen su color los negros? Ese inocente libro hecho para mentes inocentes jam¨¢s responder¨ªa preguntas de car¨¢cter personal, como por ejemplo ?por qu¨¦ me persigue la mala suerte? Y menos de tinte pol¨ªtico como una que cuando menos la mitad de los venezolanos y el resto del mundo se hacen a diario: ?por qu¨¦ Ch¨¢vez arruin¨® a Venezuela? La respuesta m¨¢s com¨²n, la que salta de inmediato es: Ch¨¢vez era comunista y todos los gobiernos comunistas han sido desastrosos porque liquidaron el aparato productivo y abolieron la propiedad privada con lo cual la poblaci¨®n perdi¨® todo incentivo de prosperar. Les pas¨® a Stalin, a todos los pa¨ªses sat¨¦lites de la URSS y a Mao, que antes era Tse Tung y ahora hay que decirle Zedong, que para los efectos da lo mismo.
Pero no es necesario ir tan lejos en el espacio y el tiempo, vamos a limitarnos al continente americano. Fidel Castro arruin¨® a la floreciente Cuba con solo nacionalizar la producci¨®n de az¨²car, todas las empresas privadas y promover el exilio de los profesionales mejor formados y de los industriales m¨¢s exitosos. Cuba no era un pa¨ªs minero o petrolero como Venezuela, fue bastante sencillo hundirla en la miseria. Ya lo dijo ese sabio sant¨®n Jorge Giordani que ha manejado la econom¨ªa venezolana durante Ch¨¢vez vivo y Ch¨¢vez muerto: ¡°Solo desde la escasez (y la pobreza) se construye el socialismo¡±. Para ahondar m¨¢s la cat¨¢strofe, Cuba fue sometida a un embargo y su madrina generosa, la Uni¨®n Sovi¨¦tica, se desplom¨®. Por ning¨²n lado aparece el hecho, ni siquiera la sospecha, de que la causa del naufragio haya sido la ayuda dispendiosa de Fidel Castro a otros pa¨ªses.
Demos un salto al extremo sur, Argentina era un pa¨ªs floreciente, el granero del mundo lo llamaron en los a?os 40. Lleg¨® un militar llamado Juan Domingo Per¨®n que de comunista no ten¨ªa un pelo, era un fascista formado en la escuela de Mussolini y admirador, adem¨¢s de cooperante, del nazismo hitleriano. Su populismo y el de su esposa Eva, destruyeron la econom¨ªa argentina que jam¨¢s ha podido recuperarse porque jam¨¢s ha podido curarse de esa peste que se llama peronismo. Pueden ser peronistas de derecha, de centro o de izquierda pero todos confluyen en la misma incapacidad para dar pie con otra bola que no sea la de f¨²tbol. Cuando llegaron los gorilas que derrocaron a Isabel Per¨®n e instauraron una dictadura sangrienta, fundamentalmente anticomunista, en los 70, tampoco lograron alg¨²n bienestar y su dictadura termin¨® no solo por el fracaso rotundo de la guerra de Las Malvinas sino por el desastre econ¨®mico en que sumieron a su pa¨ªs. Para seguir con los militares recordemos que Velasco Alvarado, tambi¨¦n un populista irredimible, fue una maldici¨®n para la econom¨ªa peruana. Pero miramos, remiramos y ni Per¨®n, ni los militares argentinos de los 70, ni Velasco Alvarado, ni los peronistas posmodernos arruinaron a su pa¨ªs por regalar dinero a manos llenas a naciones vecinas y no tan vecinas. Pero es que tampoco eran ricos pa¨ªses petroleros que cada vez que disparaban un tiro en el Medio Oriente, ve¨ªan incrementar sus ingresos por la exportaci¨®n del excremento del diablo¡. ?y que excremento!.
La petrochequera de Ch¨¢vez sac¨® del foso del default a la Argentina
Y as¨ª llegamos al teniente coronel Hugo Ch¨¢vez Fr¨ªas, que de golpista fracasado pasa a presidente electo por una indiscutible mayor¨ªa, de all¨ª a caudillo y al poco tiempo a clon de Sim¨®n Bol¨ªvar y semidi¨®s. ?C¨®mo se puede culpar de algo o recriminar al hombre que mueve y conmueve a las masas con su verbo encendido de redentor de los pobres? En las cientos de miles de horas que destin¨® en catorce a?os de gobierno, para sus ¡°Al¨® Presidente¡± y otras peroratas radiotelevisadas en cadena nacional, jam¨¢s, ni una sola vez, habl¨® del trabajo como fuente de progreso y de riqueza de un pa¨ªs. Se hizo electoralmente imbatible no solo por el ventajismo y los abusos de poder, sino por ese voto duro de la gente a la que acostumbr¨® a vivir de la d¨¢diva. Muy pocos salieron de la pobreza pero todos amaron a ese distribuidor de man¨¢ que les permiti¨® vivir sin trabajar.
Si tan solo hubiese sido eso, al presidente constitucional Carlos Andr¨¦s P¨¦rez lo enjuiciaron y defenestraron en 1993, por un aporte jam¨¢s comprobado de diecisiete mil d¨®lares a la campa?a electoral de Violeta Chamorro, en Nicaragua. Ch¨¢vez le envi¨® a Cuba m¨¢s de 100.000 barriles de petr¨®leo diariamente, en condiciones privilegiadas, adem¨¢s de otras inversiones, cr¨¦ditos blandos, subsidios y contratos mil millonarios como intermediario de importaciones venezolanas de alimentos, bienes y equipos a terceros pa¨ªses. Bolivia, que dos d¨¦cadas atr¨¢s era el pa¨ªs m¨¢s pobre de Am¨¦rica Latina, hoy acumula reservas por 14.000 millones de d¨®lares, las m¨¢s altas a nivel mundial en relaci¨®n al tama?o de su econom¨ªa (China figura en segundo lugar) Todo gracias al dinero venezolano que Ch¨¢vez envi¨® para un sinf¨ªn de desarrollos como aeropuertos, adquisici¨®n de aviones, ambulancias, etc¨¦tera. Evo Morales a quien tantos creyeron un indiecito ignaro incapaz de ejercer la alcald¨ªa de un villorrio, ha resultado un gerente que bien podr¨ªa dictar c¨¢tedra de econom¨ªa a los ineptos herederos del Atila de Venezuela. Sigamos con Nicaragua, en la que el dinero venezolano ha construido refiner¨ªas, carreteras y paremos de contar. Solo en un trimestre de 2012 la ayuda de Venezuela a Nicaragua fue de 323 millones de d¨®lares. El seudo socialista Daniel Ortega ha sabido utilizar esa ayuda para impulsar el desarrollo econ¨®mico de Nicaragua, incentivando la inversi¨®n extranjera que Ch¨¢vez expuls¨® de Venezuela.
La petrochequera de Ch¨¢vez sac¨® del foso del default a la Argentina y, por la relaci¨®n afectiva que se entabl¨® con los Kirchner, se origin¨® el esc¨¢ndalo de la valija con 800 mil d¨®lares para la campa?a electoral de la viuda en ciernes. Pero esa chequera alegre y saltarina, no se qued¨® encerrada en los l¨ªmites de Am¨¦rica, incluidas las islas angloparlantes del Caribe. En los m¨¢s remotos e ignotos lugares del planeta el nombre de Hugo Ch¨¢vez se conoci¨® como una suerte de Pap¨¢ Noel tropical. Miles de millones de d¨®lares salieron de las arcas venezolanas para mejorar las condiciones de vida en otros pa¨ªses y para abultar las cuentas bancarias de unos cuantos corruptos, estafadores y vividores que enga?aron al pr¨®cer eterno con pececitos de colores. A un a?o de su muerte, Venezuela es hoy un pa¨ªs en bancarrota, el de las deudas impagables con medio mundo, el reino de la escasez, el de los pobres y no tan pobres haciendo filas kilom¨¦tricas desde la medianoche para obtener un kilo de harina de ma¨ªz, de az¨²car, de leche en polvo, un litro de aceite o un paquete de papel higi¨¦nico.
Y de nuevo pregunto ?Por qu¨¦? La ¨²nica explicaci¨®n que me cuadra es la del odio a su propio pa¨ªs, odio nacido de un profundo resentimiento que arrastr¨® desde la infancia, m¨¢s por el maltrato materno que por las condiciones socioecon¨®micas de su familia. En su obra ¡°Tiberio, historia de un resentimiento¡±, Don Gregorio Mara?¨®n, quiz¨¢ el m¨¢s agudo analista de ese terrible sentimiento, dice: ¡°¡ al triunfar, el resentido, lejos de curarse, empeora. Porque el triunfo es para ¨¦l como una consagraci¨®n solemne de que estaba justificado su resentimiento; y esta justificaci¨®n aumenta la vieja acritud. Esta es otra de las razones de la violencia vengativa de los resentidos cuando alcanzan el poder. Llegado al poder, el resentido es capaz de todo¡±. ?Qu¨¦ si lo es? Ya vemos a donde nos llev¨® el resentido mayor y por d¨®nde nos conducen los resentiditos que lo sucedieron.
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