?Preferir¨ªan los brasile?os una sociedad m¨¢s a la europea?
En Brasil saben qu¨¦ modelo de sociedad desean o rechazan ?Por qu¨¦ sino la mayor¨ªa desear¨ªa cambiar las cosas?
Los pol¨ªticos creen que los simples ciudadanos no piensan y se dejan arrastrar por las decisiones de los gobiernos como masa pasiva. Creen que la mayor¨ªa de los que acuden a las urnas poco o nada saben de econom¨ªa y de pol¨ªtica. Por ejemplo: ?sabr¨ªan qu¨¦ modelo econ¨®mico les resultar¨ªa mejor? ?Si prefieren m¨¢s o menos Estado o sacrificar la inflaci¨®n al crecimiento econ¨®mico? ?Ser¨ªa in¨²til preguntar en un sondeo nacional a los brasile?os si prefieren vivir como los suecos o los norteamericanos, como los argentinos o los venezolanos?
?Prefieren pol¨ªticos o t¨¦cnicos en las grandes empresas estatales? ?Preferir¨¢ la gente en Brasil una econom¨ªa m¨¢s liberal o m¨¢s intervencionista? ?Escoger¨ªan ganar menos sin inflaci¨®n que tener sueldos m¨¢s altos pero con la vida aumentando a cada hora?
Me imagino que los pol¨ªticos, y m¨¢s en v¨ªsperas de elecciones, se har¨¢n estas consideraciones para saber orientar sus campa?as, aunque la sensaci¨®n que a veces se tiene es que se imaginan que la sociedad no piensa, ni distingue, ni discute los diferentes modelos econ¨®micos o los tipos de sociedad posibles.
Si as¨ª fuera, se equivocan. La sociedad como un todo y cada ciudadano a su modo, incluso los menos escolarizados, aunque no con t¨¦rminos t¨¦cnicos y acad¨¦micos, sabe lo que quiere y c¨®mo le gustar¨ªa vivir. Sabe qu¨¦ modelo de sociedad prefiere. ?Por qu¨¦ sino el 70% de los brasile?os querr¨ªa cambiar las cosas?
La gran masa de trabajadores brasile?os no sabr¨ªa si desea una sociedad m¨¢s a la europea que a la norteamericana, por ejemplo. Sin embargo, sabe la sociedad que no querr¨ªa.
El brasile?o, por historia y por cultura, sigue sintiendo una fascinaci¨®n por el Estado, al que ve como el gran padre o la gran madre en qui¨¦n confiar para resolver muchos de sus problemas. Prefiere lo seguro a lo incierto, aunque lo incierto pueda resultar m¨¢s atrayente y creativo. De ah¨ª que siga prefiriendo un puesto seguro en el Estado a la aventura de un negocio propio.
Si un cambio existir¨¢ un d¨ªa, vendr¨¢ de las nuevas generaciones j¨®venes m¨¢s dispuestas a querer experimentar la emoci¨®n de medir sus propias fuerzas, para triunfar en la vida sin esperar el man¨¢ del Estado. Es la generaci¨®n Y, de los llamados millennials.
Lo que hoy desea masivamente la sociedad brasile?a es m¨¢s Estado, aunque menos corrupto y m¨¢s eficiente, m¨¢s cercano a sus necesidades, que le permita vivir una cierta tranquilidad econ¨®mica, un trabajo seguro y el disfrute de unos servicios p¨²blicos dignos para todos.
Ning¨²n test mejor para entender que los brasile?os prefieren una sociedad en la que el Estado les ofrezca grandes m¨¢rgenes de bienestar y seguridad en su presente laboral y en su futuro de pensionistas, que analizar las protestas en junio pasado cuando el gran gigante se despert¨® para rugir despu¨¦s de largos a?os de silencio.
Hagamos un peque?o an¨¢lisis aunque sea s¨®lo period¨ªstico. ?Qu¨¦ pidieron los millones de brasile?os que salieron a la calle?
?Que fueran privatizadas las grandes empresas estatales como Petrobr¨¢s? ?O los grandes bancos p¨²blicos? ?Un cambio de r¨¦gimen pol¨ªtico? ?Alguien pidi¨® la vuelta de los militares o el empeachment de la presidenta Dilma? ?Alguien exigi¨® que se cerrase el Congreso para dar paso a un r¨¦gimen autoritario? ?Alguien pidi¨® que Brasil fuera una Venezuela o una Argentina?
Ni siquiera en lo que ¡°no querr¨ªan¡± apareci¨® entre los que protestaban una sola propuesta que significara que los brasile?os deseen vivir como los chinos o los norteamericanos.
Demostraron querer seguir siendo brasile?os, pero m¨¢s respetados; con su propia cultura e idiosincrasia, pero con mejor calidad de vida. Ped¨ªan, de alg¨²n modo, ser ¡°m¨¢s a la europea¡±, es decir, una pol¨ªtica de bienestar alto, asegurada por el Estado con justicia social, con una renta sin diferencias abismales, que permita a todos vivir satisfechos y con un aumento anual de los sueldos igual o superior a la inflaci¨®n, si el crecimiento del pa¨ªs lo permite.
Justamente, la Europa golpeada por la crisis de la que fue contagiada por los Estados Unidos es la que ha salido tambi¨¦n a la calle para reivindicar el bienestar social del que gozaba bajo el amparo del Estado y que empezaba a perder, mientras los brasile?os exig¨ªan poder llegar al sistema de sociedad del bienestar del que gozaba Europa antes de la crisis.
Con cualquier gobierno, presidido por un partida socialista o liberal, los brasile?os van a querer que el Estado les proporcione un m¨ªnimo de seguridad econ¨®mica que les permita poder disfrutar de una sociedad de bienestar. Un Estado no distribuidor de beneficios camuflados de limosna para asegurarse los votos, sino con verdadero esp¨ªritu republicano y bajo la vigilancia de los otros poderes independientes del Estado.
Todo ello con un mayor respeto a una ciudadan¨ªa mejor informada y con mayores deseos de participaci¨®n en las grandes decisiones que ata?en a su vida, sin ser manipulada por el poder.
Una sociedad a la que, en el futuro inmediato, sea cada vez m¨¢s dif¨ªcil enga?ar y manipular, porque est¨¢ aprendiendo a pensar por s¨ª misma sin tener que alimentarse con los esl¨®ganes del marketing pol¨ªtico y de las promesas tantas veces incumplidas.
Y lo quiere, ya, hoy. La prisa y la velocidad hacen ya parte de las nuevas generaciones. Y ellas son el nuevo Brasil. No s¨®lo el del futuro, sino el de pasado ma?ana.
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