El ministro de los recortes se confiesa
¡°No tengo ni idea de lo que pens¨¦ cuando dej¨¦ el Gobierno¡±, dice en un libro V¨ªtor Gaspar, el responsable portugu¨¦s de Finanzas entre los a?os 2011 y 2013
V¨ªtor Gaspar (Lisboa 1960) fue ministro de Finanzas de Portugal desde junio de 2011 hasta el 1 de julio de 2013, d¨ªa en que dimiti¨®, por sorpresa, por medio de una algo enigm¨¢tica carta. Hasta ese momento personific¨® como nadie la pol¨ªtica de recortes y ajustes que el Gobierno conservador del primer ministro, Pedro Passos Coelho, emprendi¨® desde el primer momento. Fueron dos a?os en los que el pa¨ªs se depauperaba d¨ªa a d¨ªa mientras iba ganando cr¨¦dito ante los mercados. Gaspar no pertenece a ning¨²n partido pol¨ªtico y es un economista profesional, fajado en el Banco Central Europeo, en el Banco de Portugal y en el Ministerio de Finanzas.
Es estudioso, culto, obsesivo, ordenado, meticuloso, trabajador (s¨®lo descansaba los s¨¢bados por la ma?ana, en que jugaba al tenis con mani¨¢tica regularidad), fr¨ªo y gasta fama de insensible. No del todo falsa: a la pregunta de qu¨¦ sinti¨® camino de casa la noche en que dimiti¨®, responde claramente con su estilo parco marca de la casa: ¡°No tengo ni idea¡±. Hab¨ªa llegado all¨ª dos a?os antes determinado a convencer a esos mercados de que Portugal pagar¨ªa sus deudas. Y fr¨ªo y casi insensible.
¡°En una crisis financiera, en la que falta el financiamiento externo, estoy convencido de que el pa¨ªs deudor tiene que dar prioridad a la recuperaci¨®n de la credibilidad¡±, asegura. Sus ruedas de prensa se caracterizaban por el inusual inter¨¦s que despertaban. Tambi¨¦n por c¨®mo el propio Gaspar las desactivaba a base de responder con un tono mortalmente monocorde y deliberadamente mon¨®tono, trufado adem¨¢s de expresiones t¨¦cnicas, de modo que consegu¨ªa adormecer al m¨¢s voluntarioso becario. Ahora, en una largu¨ªsima entrevista convertida en libro por la periodista Maria Jo?o Avillez, el exresponsable de las finanzas portuguesas justifica los recortes y los ajustes, asegurando que la situaci¨®n de Portugal, tras pedir el rescate de 78.000 millones de euros a la troika en abril de 2011, era cr¨ªtica. ¡°La alternativa¡± a ese plan masivo de austeridad ¡°era la bancarrota desordenada¡±.
Gaspar recuerda que la crisis de Portugal se incub¨® muchos a?os atr¨¢s, desde la entrada en el euro, moneda a la que la econom¨ªa portuguesa no se adapt¨® bien: ¡°Tanto en el sector privado como en el p¨²blico se recurri¨® al endeudamiento para financiar el consumo, acarreando en muchos casos una inversi¨®n muy poco productiva. La facilidad de acceso al cr¨¦dito enmascar¨® la realidad¡±. Y a?adi¨®: ¡°A esto se uni¨® la falta de prudencia en los presupuestos de 2009 [del Gobierno socialista de Jos¨¦ S¨®crates]¡±.
A?ade que con la crisis griega, todo se agrav¨®, pero que los pol¨ªticos portugueses, en aquel momento, 2010, no fueron conscientes de los riesgos. Esto llev¨® inevitablemente a S¨®crates a pedir en mayo de 2011 un pr¨¦stamo de 78.000 millones de euros a la troika (Uni¨®n Europea Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) despu¨¦s de firmar ciertas condiciones. Seg¨²n Gaspar, no ten¨ªa apenas margen: ¡°Una crisis de deuda siempre va de la mano de un calendario. Y Portugal ten¨ªa un vencimiento de deuda extranjera en junio de ese a?o¡±.
En relaci¨®n con las medidas impopulares que, seg¨²n ¨¦l, S¨®crates y su Gobierno deb¨ªan de haber acometido antes, recuerda una frase ¡°reveladora¡± atribuida al que por entonces era presidente del Eurogrupo Jean-Claude Juncker: ¡°Todos sabemos lo que tenemos que hacer. Lo que no sabemos es c¨®mo ser reelegidos despu¨¦s de hacerlo¡±.
Tras unas elecciones en junio de 2011, Passos Coelho, elegido primer ministro, le pidi¨® que se ocupe del poco agradable papel de ministro de Finanzas de un pa¨ªs intervenido, endeudado y comprometido a devolver lo prestado. Acept¨®. ¡°Hay momentos en los que no se puede decir que no ?verdad?¡±, asegura.
Despu¨¦s confiesa cu¨¢l fue su principal objetivo desde que asumi¨® el cargo: ¡°La necesidad de garantizar la solvencia del pa¨ªs (¡), ante nuestros acreedores, ya fueran oficiales, esto es la troika, o privados, es decir, los mercados¡±.
Asegura que los sacrificios y los recortes eran ¡°inevitables¡± y que, con todo, el Gobierno trat¨® de minimizar el impacto en los m¨¢s d¨¦biles y que consigui¨®, en contra de lo que afirma la oposici¨®n, que la troika rebajara sus imposiciones de d¨¦ficit a fin de no apretar m¨¢s a la poblaci¨®n. Sin olvidar, a?ade, que la prioridad del Gobierno ¡°era la defensa de los intereses del pa¨ªs, incluido, destacadamente, la viabilidad del propio plan de ajuste¡±.
Critica a quienes culpan a la troika: ¡°Los acreedores internacionales no nos impusieron nada. Fuimos nosotros los que pedimos ayuda. Por eso me resulta curioso que les trat¨¢ramos con hostilidad¡±.
En septiembre de 2012, una nueva medida de ajuste concebida por ¨¦l (recorte general de sueldos y menor carga fiscal para algunos empresarios) encaminada, seg¨²n su criterio, a impulsar la econom¨ªa, sac¨® a cientos de miles de personas a la calle. Gaspar present¨® la dimisi¨®n al primer ministro. Pero ¨¦ste le pidi¨® que aguantara. Lo hizo hasta junio del a?o siguiente, en el que ciertas divergencias pol¨ªticas con otros miembros del Gobierno convirti¨® su marcha en irrevocable. Portugal dec¨ªa adi¨®s al ministro puntilloso del recorte incesante.
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