Los Pulitzer latinoamericanos
Si hubiera un Pulitzer al periodismo latinoamericano, tambi¨¦n bajo la categor¨ªa de ¡°servicio p¨²blico¡±, ser¨ªa un evento diario
Esta semana fueron anunciados en Nueva York los ganadores de los premios Pulitzer de periodismo. Uno de ellos fue para The Guardian y The Washington Post por sus coberturas del caso de masivo espionaje y violaci¨®n de privacidad de la Agencia Nacional de Seguridad, NSA, actuando de acuerdo con programas de inteligencia anti-terrorista. El insumo de esas historias provino de la filtraci¨®n de documentos clasificados que Edward Snowden, entonces contratista inform¨¢tico de esa agencia, hizo llegar a Glenn Greenwald y Barton Gellman, periodistas de esos medios, y a Laura Poitras, realizadora de cine documental.
Las revelaciones del caso abrieron un intenso debate acerca de la relaci¨®n entre seguridad y libertad, la legalidad de la vigilancia gubernamental y el derecho a la privacidad¡ªlos viejos temas del constitucionalismo. El debate contin¨²a, pero curiosamente el premio se otorga aun cuando Snowden, asilado en Rusia, est¨¢ acusado por el gobierno de diversas violaciones a la ley de espionaje, y aun cuando los periodistas hoy galardonados son considerados c¨®mplices en varios documentos oficiales relacionados con el caso.
Entre las diferentes categor¨ªas de los Pulitzer, este fue otorgado bajo la de ¡°servicio p¨²blico¡±. Ir¨®nicamente, el servicio p¨²blico en cuesti¨®n no habr¨ªa podido proveerse sin la presunta violaci¨®n de una ley, es decir, sin una cierta ¡°ilegalidad¡±. La coherencia del premio, sin embargo, reside en una jerarqu¨ªa de necesidades colectivas que pone a los derechos y libertades constitucionales por encima de otras leyes. Por ese motivo es que se reconoce a periodistas que, en definitiva, simplemente cumplen con su funci¨®n: trabajan con sus fuentes, obtienen informaci¨®n de inter¨¦s p¨²blico, informan a la sociedad y al mismo tiempo protegen la identidad e integridad de esas fuentes. N¨®tese que este simple resumen del ejercicio del periodismo cubre un amplio espectro de derechos constitucionales fundamentales: al acceso a la informaci¨®n, a la libertad de prensa, a la privacidad, a la protecci¨®n de las fuentes y a la transparencia en los actos del gobierno.
Pero, adem¨¢s, el premio enfatiza la centralidad de esos derechos cuando las circunstancias para su plena vigencia son adversas. En el caso en cuesti¨®n, se premia el profesionalismo, pero tambi¨¦n se le reconoce por la extraordinaria dificultad de informar en esas condiciones, funci¨®n que se cumple a pesar del potencial riesgo f¨ªsico para las personas involucradas. La pregunta obligada es que pasar¨ªa si esas condiciones adversas, extraordinarias en este caso, resultaran ser las habituales, es decir, normalizadas a fuerza de repetici¨®n y acostumbramiento, internalizadas con base en la intimidaci¨®n sutil o la violencia expl¨ªcita practicada por gobiernos, por organizaciones criminales privadas, o por una h¨ªbrida combinaci¨®n de ambos. En esa ¡°normalidad¡±, todo periodista seria merecedor de un Pulitzer.
Esa es la realidad de Am¨¦rica Latina. Si hubiera un Pulitzer latinoamericano bajo la categor¨ªa de servicio p¨²blico, ser¨ªa un evento diario m¨¢s que anual. Lo recibir¨ªan los blogueros cubanos, que se enfrentan a un monopolista informativo que les limita el acceso a internet, los censura, los intimida y regularmente los detiene por disentir. Tambi¨¦n les tocar¨ªa a los valientes periodistas de Honduras, l¨ªder mundial en periodistas asesinados per c¨¢pita.
Otro Pulitzer ir¨ªa para los periodistas mexicanos que arriesgan sus vidas investigando conexiones entre el poder econ¨®mico del narcotr¨¢fico y el poder pol¨ªtico, sobre todo a nivel sub-nacional. Les corresponder¨¢ otro premio, pr¨®ximamente, a los mexicanos de las redes sociales, quienes ya est¨¢n organizando una activa campa?a por sus derechos ante la intenci¨®n del gobierno de reservar para s¨ª ciertas funciones regulatorias en el reciente proyecto de ley de telecomunicaciones; funciones que, en la indefinici¨®n actual, bien podr¨ªan terminar legalizando la censura.
Varios Pulitzer deber¨ªan aterrizar en tierra venezolana, donde el periodismo est¨¢ sometido hace d¨¦cada y media a un amplio men¨² de abusos, documentados por una igualmente amplia variedad de organizaciones internacionales de derechos humanos. Los m¨¢s recientes premios deber¨ªan ser para NTN24, cadena de noticias colombiana que, censurada desde el inicio de las protestas, continua transmitiendo por YouTube. Y otro Pulitzer deber¨ªa ir para la Asociaci¨®n Colombiana de Editores de Diarios, por donar 52 toneladas de papel peri¨®dico a sus pares venezolanos, impedidos de importar papel por no poder acceder a las divisas necesarias. En Venezuela, los controles cambiarios no son pol¨ªtica monetaria, son pol¨ªtica de informaci¨®n y comunicaci¨®n.
Otro Pulitzer¡ªeste bajo la categor¨ªa ¡°caricatura editorial¡±, que tambi¨¦n existe¡ªpara Bonil, el caricaturista ecuatoriano v¨ªctima de la intimidaci¨®n personal del Presidente Correa, que lo llam¨® ¡°sicario de tinta¡± por cadena nacional, y sujeto a la arbitraria ley de comunicaci¨®n que penaliza el desacato y cre¨® la figura de ¡°linchamiento medi¨¢tico¡±, virtualmente aplicable a todo aquel que investigue a funcionarios p¨²blicos. Y otro m¨¢s para los periodistas argentinos, v¨ªctimas del acoso judicial por parte del gobierno, y el escrache en la calle por parte de organizaciones sociales creadas y financiadas por el gobierno.
Pero estos son solo deseos porque, en realidad, no hay premios Pulitzer en Am¨¦rica Latina. Lo que hay es una vibrante sociedad civil¡ªde la cual el periodismo es parte¡ªpero que cada vez est¨¢ m¨¢s hu¨¦rfana y m¨¢s anestesiada. La moraleja de la historia es que la violaci¨®n de derechos esta tan generalizada, tan normalizada a fuerza de costumbre, que en el camino se van consolidando estos reg¨ªmenes que gobiernan la regi¨®n por medio de un autoritarismo sin golpe. Y eso es m¨¢s grave todav¨ªa, porque el riesgo entonces ser¨¢ perder esos derechos por completo.
H¨¦ctor Schamis es profesor en Georgetown University, Washington DC. Twitter: @hectorschamis
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