Un pueblo amaz¨®nico guerrero acoge a los hostigados por Correa en Ecuador
El asamble¨ªsta Cl¨¦ver Jim¨¦nez, el periodista Fernando Villavicencio y el m¨¦dico Carlos Figueroa se refugian en la selva
El pueblo kichwa de Sarayaku, en Ecuador, ha dado refugio al asamble¨ªsta Cl¨¦ver Jim¨¦nez y a sus compa?eros; el periodista Fernando Villavicencio y el m¨¦dico Carlos Figueroa. Los dos primeros fueron sentenciados a 18 meses de prisi¨®n y el tercero a seis por haber injuriado al presidente Rafael Correa. El caso se remonta a 2011, cuando los tres denunciaron al primer mandatario y lo tacharon de criminal de lesa humanidad por su actuaci¨®n durante la sublevaci¨®n policial del 30 de septiembre de 2010. Su acusaci¨®n fue calificada de ¡°maliciosa y temeraria¡± y Correa los enjuici¨®. Desde que la Corte Nacional de Justicia ratific¨® la sentencia en su contra, los tres han estado fuera de la escena p¨²blica.
Fernando Villavicencio viaj¨® a Estados Unidos para posicionar su caso ante la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y baraj¨® la posibilidad de pedir asilo pol¨ªtico, pero m¨¢s tarde se uni¨® a sus compa?eros que se refugiaron en la selva ecuatoriana. Se acaba de dar a conocer que los tres llevan en torno a un mes asilados en Sarayaku (provincia de Pastaza) y que cuentan con el respaldo de sus autoridades consuetudinarias.
No es un lugar de f¨¢cil acceso, el desplazamiento desde El Puyo, la ciudad m¨¢s cercana, es de entre 2 y 3 d¨ªas por v¨ªa fluvial a trav¨¦s del r¨ªo Bobonaza y unos ocho d¨ªas por v¨ªa terrestre. La opci¨®n m¨¢s r¨¢pida es la v¨ªa ¨¢rea, pero su coste es oneroso. EL PA?S mantuvo una videoconferencia con los tres para conocer su situaci¨®n. La postura com¨²n, de momento, es que no se entregar¨¢n a la Polic¨ªa porque consideran que no han cometido ning¨²n delito y reclaman que el Estado ecuatoriano cumpla con las medidas cautelares que la CIDH les concedi¨®.
El asamble¨ªsta Jim¨¦nez, que ya fue destituido de su cargo por el Consejo de Administraci¨®n Legislativa, ha asegurado que continuar¨¢ con su labor de fiscalizaci¨®n desde esta comunidad. ¡°Con salario o sin salario, seguir¨¦ cumpliendo mi papel de fiscalizar al gobierno m¨¢s corrupto de la historia. Fui elegido por mi pueblo y mi tarea acaba en 2017, igual mi presencia en la Asamblea y mi voto no sirven de nada, en este periodo ni siquiera me han dejado intervenir¡±.
Sarayaku y sus 1.200 habitantes poseen una trayectoria de resistencia y lucha. Entre los a?os 40 y 60, la poblaci¨®n oblig¨® a la Iglesia y al Ej¨¦rcito a abandonar sus territorios y en 1989 le toc¨® el turno a la petrolera Arco-Agip. Su nombre se internacionaliz¨® cuando gan¨® un juicio contra el Estado ecuatoriano por haber permitido que en 1996 la petrolera argentina CGC entrara sin su consentimiento a explotar el petr¨®leo de su tierra. El pueblo llev¨® su queja a la CIDH en 2003 y casi una d¨¦cada despu¨¦s, en 2012, la Corte Interamericana de Derechos Humanos fall¨® a su favor y orden¨® que el Estado limpiara la pentolita que se hab¨ªa sembrado para la exploraci¨®n s¨ªsmica y que indemnizara a los habitantes de Sarayaku con 1,3 millones de d¨®lares.
Hay una frase de los antepasados de este pueblo que se repite hasta hoy y que da cuenta de su valor: ¡°Somos el pueblo del mediod¨ªa, somos el sol del mediod¨ªa. Sarayaku no caer¨¢ aunque otros hayan sucumbido. Sarayaku permanecer¨¢ resistiendo¡±. El asamble¨ªsta dice sentirse seguro en esta tierra aut¨®noma donde no entra la Fuerza P¨²blica. ¡°Estamos rearmando una peque?a oficina de fiscalizaci¨®n, pronto daremos a conocer nuevas denuncias de lo que pasa en el pa¨ªs en el ¨¢rea econ¨®mica, hidroel¨¦ctricas, perforaci¨®n, medioambiente¡ La primera denuncia tiene que ver con unos negociados del Sistema Nacional de Inteligencia¡±, anuncia.
Tanto el asamble¨ªsta como sus compa?eros est¨¢n aprovechando su estancia en la comunidad para palpar la carencias de los amaz¨®nicos y apoyar con lo que pueden. ¡°Estoy conociendo la realidad de los pueblos amaz¨®nicos, que han estado abandonados por todos los gobiernos de turno, incluido el de Correa. La salud, la educaci¨®n no est¨¢n bien, ahora est¨¢n cerrando peque?as escuelas, dejando sin estudios a la gran mayor¨ªa de ni?os¡±, cuenta Jim¨¦nez.
Carlos Figueroa est¨¢ reviviendo el servicio rural que prest¨® cuando obtuvo el t¨ªtulo de m¨¦dico. ¡°Los centros de salud est¨¢n desabastecidos, la gente para un procedimiento quir¨²rgico tiene que salir al Puyo y estamos lejos. En el tiempo que estoy he hecho cinco cirug¨ªas menores y atend¨ª dos partos, me he sentido bastante ¨²til¡±, cuenta. Fernando Villavicencio tambi¨¦n siente que aporta a la comunidad. ¡°Como mi pasi¨®n siempre ha sido el tema ambiental, el tema del petr¨®leo, me siento como en casa. Estoy facilitando informaci¨®n sobre las rondas petroleras, el tema econ¨®mico de los contratos, la relaci¨®n econ¨®mica con China¡ Me siento bien por poder vivir aqu¨ª donde no se toma m¨¢s de lo que se necesita de la naturaleza y complacido de que un pueblo de la selva me haya dado asilo pol¨ªtico¡±, dice.
Los tres, sin embargo, reconocen el costo emocional y econ¨®mico de haber tenido que aparcar sus vidas para esquivar la c¨¢rcel. ?l que peor lo est¨¢ pasando es Figueroa, porque su madre padece un c¨¢ncer terminal y teme no volver a verla con vida. ¡°Yo soy m¨¦dico, s¨¦ lo que est¨¢ pasando y no me hago ilusiones¡±, dice. Para Villavicencio lo m¨¢s duro es haber dejado desamparada a su familia. ¡±He vivido estos meses con una maleta, en dormitorios distintos, geograf¨ªas distintas, sin trabajo, sin pa¨ªs, con la tensi¨®n de que la polic¨ªa est¨¢ detr¨¢s de m¨ª, con el miedo de no saber con qui¨¦n hablas, con el dolor de no saber c¨®mo est¨¢ tu familia, tengo un hijos de un a?o y 10 meses que solo sabe que yo me fui en un avi¨®n¡±.
La conversaci¨®n es intermitente por las condiciones de la conexi¨®n a Internet y poco antes de cortar Villavicencio dice que para conectarse deben caminar un par de kil¨®metros, pero que lo hacen a diario para estar conectados. ¡°La tecnolog¨ªa aqu¨ª es un problema y no hay se?al ni de tel¨¦fono¡±. El asamble¨ªsta, en cambio, dice que la caminata es m¨ªnima y muestra su buen humor. ¡°Para un amaz¨®nico esto es como decir que est¨¢ a la vuelta de la esquina¡±.
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