Pies y pintas contra el sistema decimal
La reivindicaci¨®n del sistema imperial de pesos y medidas refleja el apego brit¨¢nico a su identidad
?Sab¨ªa usted que una legua es la distancia que suele recorrer una persona a pie en una hora? ?O que un pie tiene casi 28 cent¨ªmetros y una pulgada, que viene del dedo pulgar, algo m¨¢s 23 mil¨ªmetros? ?Sab¨ªa usted que una tonelada equivale a cuatro quintales, que un quintal son cuatro arrobas, que una arroba son 25 libras y una libra pesa 16 onzas? ?O que una fanega de trigo son 94 libras pero una fanega de centeno son 90 libras y la de cebada son 70 libras?
Todo ese galimat¨ªas de medidas y muchas otras, con las que el peso, la distancia, el volumen, el ¨¢rea, eran calculados a partir sobre todo de la experiencia humana, y que arrojaban medidas distintas en diferentes pa¨ªses e incluso en diferentes zonas dentro de un mismo pa¨ªs, fueron sustituidas poco a poco por un patr¨®n universal, el sistema m¨¦trico decimal, que empezaron a introducir los revolucionarios franceses desde 1799.
Hay un pa¨ªs en Europa, sin embargo, que siempre se ha resistido a abandonar su propio sistema, al que llaman imperial: Reino Unido. Lo m¨¢s curioso es que la resistencia de muchos brit¨¢nicos al sistema m¨¦trico es casi igual a la que sienten hacia Europa en general y la Uni¨®n Europea en particular. Reconocen algunas ventajas, pero se resisten a renunciar a su propio sistema y, sobre todo, a lo que perciben como una imposici¨®n de fuera, aunque muchas veces esa percepci¨®n es falsa.
¡°Cada pa¨ªs tiene su cultura y su herencia, su identidad. Y esta es una cuesti¨®n que forma parte de la identidad brit¨¢nica¡±, afirma Warwick Cairns, un escritor de 52 a?os que en sus ratos libres hace de portavoz de la Asociaci¨®n Brit¨¢nica de Pesos y Medidas (BWMA en sus siglas en ingl¨¦s).
Cairns asegura que el sistema imperial de medidas ¡°es muy ¨²til y muy pr¨¢ctico¡±. ¡°El sistema m¨¦trico se basa en un mont¨®n de c¨¢lculos muy complejos. Es muy ¨²til para las matem¨¢ticas. Pero para la vida diaria es mejor un sistema que se basa en lo que mide el pie de un hombre, o su dedo pulgar, como hac¨ªan los romanos hace miles de a?os. La milla, por ejemplo, tambi¨¦n viene de los romanos: era el equivalente a mil pasos dobles. Son medidas pr¨¢cticas basadas en la vida diaria, no en c¨¢lculos mentales. Y as¨ª nos sentimos m¨¢s c¨®modos. No se puede ser racional con todo¡±, ironiza.
El portavoz de BWMA recuerda que los revolucionarios franceses intentaron dividir el a?o en 10 meses y la semana en 10 d¨ªas ¡°pero eso era muy impopular porque se ten¨ªa que trabajar m¨¢s d¨ªas antes de llegar al fin de semana¡±. ¡°Y fue Napole¨®n quien suprimi¨® el sistema, no quien lo impuso como cree mucha gente¡±, sostiene. Detr¨¢s de su l¨®gica palpitan muchas de las ideas que alimentan el euroescepticismo. No el euroescepticismo populista que odia a los inmigrantes, sino el que siente que la UE les roba el alma con decisiones que no comprenden y sienten como impuestas.
Pero, ?c¨®mo se va a comerciar en el mundo actual sin un sistema com¨²n de medidas? ¡°Esa es una buena observaci¨®n. Si hago un producto en China para venderlo en Inglaterra o en Am¨¦rica no habr¨ªa la misma compatibilidad de medidas. Por eso est¨¢ bien que haya dos sistemas. Hay productos, como las lentes de las c¨¢maras, en los que es m¨¢s pr¨¢ctico utilizar mil¨ªmetros: decimos 50 mil¨ªmetros, no dos pulgadas. Lo importante no es forzar a la gente a utilizar un sistema u otro¡±.
Aunque ahora se vincula el sistema m¨¦trico con la construcci¨®n europea porque el acervo comunitario lo ha hecho obligatorio, lo cierto es que los primeros debates parlamentarios sobre su adopci¨®n en Reino Unido se remontan a 1818. Y Londres, a instancia de la Federaci¨®n de Industrias Brit¨¢nicas, aprob¨® en 1965 un programa para introducirlo. Casi 10 a?os antes del ingreso de Reino Unido en la entonces Comunidad Econ¨®mica Europea.
Ahora se acusa a Bruselas de imponer el sistema m¨¦trico, pero se tiende a olvidar que cuando en 1603 se fundieron las coronas de Inglaterra y Escocia, el sistema de medidas que prevaleci¨® fue el ingl¨¦s, en perjuicio del escoc¨¦s. Y, desde 1824, la ley de Pesos y Medidas ha unificado las medidas que a¨²n difer¨ªan seg¨²n las regiones, como los galones.
Aunque su uso es obligatorio en cuestiones oficiales que afectan a la vida cotidiana, el sistema m¨¦trico no es en absoluto hegem¨®nico. El sistema imperial todav¨ªa se utiliza en las se?ales de tr¨¢fico, en las que las distancias se expresan en millas, yardas, pies y pulgadas; el Gobierno renunci¨® hace ya a?os al viejo proyecto de convertir al sistema m¨¦trico las se?ales de carretera, algo que s¨ª hizo Irlanda. La pinta imperial sigue siendo tambi¨¦n la medida corriente para la cerveza, la sidra y la leche; el acre para la compra/venta de tierra; y la onza troy para pesar los metales preciosos.
Las agencias inmobiliarias suelen utilizar pies cuadrados en lugar de metros cuadrados. Los diarios m¨¢s conservadores tienden a usar el sistema imperial y los m¨¢s liberales el sistema m¨¦trico. En las temperaturas se suele utilizar el sistema Fahrenheit cuando las temperaturas son muy altas (38 grados cent¨ªgrados son 100 Fahrenheit) y el cent¨ªgrado cuando son muy bajas (30 Fahrenheit equivalen a uno bajo cero cent¨ªgrados, que tiene m¨¢s impacto).
En 2001 salt¨® a los medios el caso de un vendedor de frutas y verduras que fue procesado por pesar la mercanc¨ªa utilizando el sistema imperial. El comerciante perdi¨® el caso, conocido como el de los M¨¢rtires M¨¦tricos, pero esa pol¨¦mica mat¨® la idea de eliminar por completo el sistema imperial en el comercio. Se puede utilizar, pero de forma conjunta con el sistema m¨¦trico.
El sistema imperial es de ense?anza obligada en las escuelas y el actual ministro de Educaci¨®n, el conservador y tradicionalista Michael Gove, se ha comprometido a reforzar esa ense?anza y la comprensi¨®n de las equivalencias entre ambos sistemas.
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