La pena de muerte sobrevive en EE UU gracias al secretismo
Texas paraliza en el ¨²ltimo momento una ejecuci¨®n para considerar si el preso tiene un bajo coeficiente intelectual
![Yolanda Monge](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F0f94747b-ed91-4cd6-ae93-5f38eaeb9401.png?auth=52a120c1fd7459d2b9ba6d5ce93ed526e64467c61e42012dc715f9e77ffb5223&width=100&height=100&smart=true)
![Camilla de la prisión de Huntsville (Texas).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RNLSRQ6O4E6UFJO5T4TNJJWC3E.jpg?auth=61475006f4bcc8f4cfccfe668f456a599f4bcd9e8cb82773c31715a726e19638&width=414)
Dos horas antes de que el Estado de Texas se dispusiera a acabar con la vida de Robert Campbell mediante una inyecci¨®n letal cada d¨ªa m¨¢s pol¨¦mica, una corte de apelaciones ordenaba suspender la ejecuci¨®n al considerar que los abogados del condenado no hab¨ªa tenido ocasi¨®n de argumentar que debido al bajo coeficiente intelectual del preso este no deb¨ªa de haber sido nunca candidato a la m¨¢xima pena, algo que se ignor¨® durante su juicio en los noventa.
Sin embargo, esa misma corte, la perteneciente al Quinto Circuito, rechaz¨® paralizar la ejecuci¨®n por motivos relacionados con los medicamentos usados en la inyecci¨®n letal, lo que los abogados del reo cre¨ªan era su argumento m¨¢s potente para salvar en el ¨²ltimo minuto la vida de su cliente.
![Imagen del reo Robert Campbell.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6KEGBECJE44GMPNEPWIHCCLBPU.jpg?auth=b84cb4821e3dc0c03d78d2fe13b4086cb4425e58bd2bc160b18ef14d8be1c855&width=414)
De haber sido as¨ª, si Texas hubiera aceptado considerar que el pentobarbital que usa desde hace dos a?os como ¨²nico componente de la inyecci¨®n letal ¨Cfrente a los tres que indica el protocolo ¨C est¨¢ en cuesti¨®n, la brecha que se hubiera abierto en la pena de muerte en ese Estado, y por extensi¨®n a nivel nacional, hubiera sido un punto de inflexi¨®n en la batalla contra la m¨¢xima pena.
De momento, Campbell vivi¨® otro d¨ªa, aunque no fuera porque Texas pone en cuesti¨®n la inyecci¨®n letal. Porque quienes consideran una verg¨¹enza que Estados Unidos comparta medallero con pa¨ªses como Arabia Saud¨ª, China, Ir¨¢n y Yemen, debido a la posesi¨®n de cifras r¨¦cord de ejecuciones cada a?o, han encontrado un nuevo caballo de batalla para lograr la abolici¨®n de la pena de muerte en el pa¨ªs m¨¢s desarrollado del mundo. La palabra m¨¢gica con la que los abogados argumentan en sus recursos de ¨²ltima hora que se salve la vida de su cliente es ¡°secretismo¡±.
La cortina que un alguacil decidi¨® correr para evitar testigos inc¨®modos cuando la ejecuci¨®n de finales de abril de un preso en Oklahoma se torn¨® una pesadilla o la falta total de informaci¨®n sobre qu¨¦ se inyecta en las venas de los condenados a muerte en Texas forman parte del nuevo paisaje que rodea a una pr¨¢ctica cruel, inhumana y at¨¢vica desde que hace un par de a?os los Estados se quedaron sin uno de los tres componentes del triple c¨®ctel mortal de barbit¨²ricos en el que se basa la inyecci¨®n letal. ¡°Los ciudadanos, en cuyo nombre se est¨¢ matando a alguien, tienen derecho a saber c¨®mo y con qu¨¦ se les mata¡±, asegura el columnista del diario The Washington Post, E. J. Dionne.
Si el Departamento de Justicia Criminal de Texas aseguraba que no ten¨ªa planes de cambiar su protocolo de ejecuciones ¡°basado en el incidente de Oklahoma, seg¨²n informaba un escueto comunicado de ese departamento, la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito le allan¨® el camino para no tener que hacerlo.
El recurso de Jonathan Ross, uno de los letrados de Campbell, reclamaba el aplazamiento hasta que el Estado revelase qu¨¦ compa?¨ªa provee el medicamento que deb¨ªa usarse en la aplicaci¨®n de la pena capital y de qu¨¦ est¨¢ compuesto, ya que en ocasiones son farmacias clandestinas quienes fabrican los barbit¨²ricos sin ning¨²n control de calidad.
Desde 2012 y en medio de una crisis de abastecimiento que est¨¢ poniendo en peligro la horrenda se?a de identidad estadounidense, Texas ha usado tan solo pentobarbital -un barbit¨²rico que se suele usar para sacrificar animales-, para acabar con la vida de los residentes de su corredor de la muerte. Desde entonces, Texas ha ejecutado con este componente a 33 personas y solo la ¨²ltima de ellas ¨CJos¨¦ Villegas el mes pasado- se quej¨® por sentir ¡°una quemaz¨®n¡±.
Seg¨²n el recurso de los abogados de Campbell, el derecho establecido en la Octava Enmienda de la Constituci¨®n Americana solo queda garantizado ¡°si se aporta la informaci¨®n requerida para asegurar que una ejecuci¨®n no constituya una tortura¡±. ¡°El se?or Campbell busca que se garantice su derecho a no sufrir la muerte experimentada por el se?or Lockett¡±, aseguran los letrados del condenado de Texas en referencia al preso que tard¨® 43 minutos en morir en Oklahoma el pasado 29 de abril.
Como establece Robert Perkinson en su libro Texas Tough: The Rise of American?s Prison Empire, el Estado de la Estrella Solitaria es ¡°el mejor de la naci¨®n¡± a la hora de matar gente de forma legal y su c¨¢mara de la muerte es ¡°una m¨¢quina perfectamente engrasada¡±.
De hecho, tanto es as¨ª que a la penitenciar¨ªa de Huntsville ¨Cconsiderada la capital de la pena de muerte por el gran n¨²mero de ejecuciones que se practican- llegan funcionarios de prisiones de otros Estados para aprender y observar c¨®mo se llevan a cabo las ejecuciones en Texas. En ocasiones, incluso trabajadores de Huntsville han viajado hasta otros Estados para practicarlas ellos mismos.
De alguna manera, Texas est¨¢ siendo el Estado hacia el que vuelven la vista otros corredores de la muerte, el modelo a seguir dentro de este nuevo escenario que cuestiona el m¨¦todo por desabastecimiento y que se ha planteado para los defensores de la pena de muerte, que con el gobernador Rick Perry a la cabeza, se niegan a renunciar a ese castigo. ¡°Tengo total confianza en que la manera en como se llevan a cabo las ejecuciones en Texas es la correcta¡±, declar¨® Perry este pasado fin de semana. La Corte de Apelaciones le ratificado en su creencia.
¡°Una nueva era¡±
La muerte de Clayton Lockett el pasado mes de abril en Oklahoma tras 43 minutos de cruel agon¨ªa ha abierto, en opini¨®n de Richard Dieter, director del Centro de Informaci¨®n sobre la Pena de Muerte, ¡°una nueva era¡±. ¡°La opini¨®n p¨²blica no hab¨ªa estado del todo implicada en el debate de la inyecci¨®n letal hasta el caso de Oklahoma¡±, explica Dieter, cuya organizaci¨®n expone el sinsentido ¨Cen ocasiones por motivos econ¨®micos, ya que es m¨¢s barato tener a alguien de por vida en la c¨¢rcel que ejecutarle- de la pena de muerte.
Oklahoma dict¨® a ra¨ªz de la muerte de Clayton una moratoria de seis meses en la aplicaci¨®n de la pena capital. Adem¨¢s, analistas y contrarios a la m¨¢xima pena reclamaron el derecho del p¨²blico a saber qu¨¦ pasaba una vez que se ata en la camilla al reo y ped¨ªan ¨Cen una reclamaci¨®n hiperb¨®lica para probar la brutalidad del castigo- que las ejecuciones pudieran ser vistas por los ciudadanos.
La Casa Blanca emit¨ªa un comunicado tras Oklahoma en el que reconoc¨ªa que la ejecuci¨®n de Lockett hab¨ªa carecido de ¡°humanidad¡±, si es que existe una forma humana de matar a alguien en nombre del Estado. Barack Obama a?adi¨® adem¨¢s que hab¨ªa ordenado a su fiscal general que analizara el estado de la cuesti¨®n.
Y sin embargo, a pesar de que la m¨¢xima pena se usa mucho menos que hace 40 a?os, a pesar de que hoy es menos popular (55%, 2013) que, por ejemplo, en 1996 (78%), su final va a ser una lucha batalla a batalla en cada Estado. ¡°La pena de muerte est¨¢ tan arraigada en este pa¨ªs que es como arrancar de la tierra un ¨¢rbol de profundas ra¨ªces¡±, dice Deborah Denno, experta en pena de muerte y profesora en Fordham University. ¡°El ¨¢rbol se va a resistir a que lo corten¡±, explica, ya que la pena de muerte para muchos estadounidenses es ¡°una se?a de identidad y parte de la historia del pa¨ªs¡±.
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