Clyde Snow, memoria en los huesos

¡°Los huesos no olvidan. Tienen una historia que contar¡±, afirmaba Clyde Snow, antrop¨®logo forense estadounidense que recorri¨® el mundo analizando los secretos y los horrores que pueden delatar los huesos de una persona. El cient¨ªfico resolvi¨® algunas de las m¨¢s intrincadas investigaciones forenses de la historia reciente en una ¨¦poca en la que los especialistas ¡ªcarentes de medios inform¨¢ticos o de la crucial t¨¦cnica de identificaci¨®n por ADN¡ª trabajaban con herramientas que ahora parecen rudimentarias. Snow falleci¨® el pasado viernes a los 86 a?os en Oklahoma como consecuencia de un c¨¢ncer de pulm¨®n.

Nacido en 1928 en Fort Worth (Texas), se gradu¨® en Ciencias en la Eastern New Mexico en 1951 pero en la d¨¦cada de los sesenta se reorient¨® hacia la Arqueolog¨ªa. Algunos a?os m¨¢s tarde se doctor¨® en Antropolog¨ªa.

Unos a?os antes trabaj¨® en las Fuerzas A¨¦reas y en la Administraci¨®n Federal de Aviaci¨®n, donde su contribuci¨®n ya fue vital. All¨ª examin¨® c¨®mo hacer m¨¢s seguros los aviones comerciales en caso de accidente. Snow descubri¨® que en los siniestros la mayor¨ªa de los pasajeros fallec¨ªan por inhalaci¨®n de humo y no por lesiones de impacto, y que las personas sentadas cerca de las salidas registraban las tasas de mortalidad m¨¢s bajas. A ra¨ªz de estos hallazgos, las aerol¨ªneas redise?aron la distribuci¨®n interior de los aviones.

Durante cinco d¨¦cadas, Snow trabaj¨® sobre algunos casos de alto voltaje pol¨ªtico: desde los del presidente estadounidense John F. Kennedy hasta los de v¨ªctimas de masacres en Latinoam¨¦rica o Croacia, pasando por la identificaci¨®n de notorios fugitivos nazis.

Tras el asesinato de Kennedy Snow confirm¨®, a instancias del Congreso, que las radiograf¨ªas que se tomaron durante la autopsia eran verdaderamente las del fallecido presidente. En 1985 fue llamado a Brasil para examinar unos restos encontrados cerca de un cementerio en S?o Paulo: Snow verific¨® que pertenec¨ªan a uno de los m¨¢s infames criminales nazis, Josef Mengele, autor de espeluznantes experimentos con seres humanos en Auschwitz. Muchos a?os despu¨¦s, en 1992, pruebas de ADN corroborar¨ªan esa identificaci¨®n. Tambi¨¦n colabor¨® con el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia en el esclarecimiento de la masacre del hospital de la ciudad de Vukovar.

Tambi¨¦n investig¨® la muerte del fara¨®n egipcio Tutankam¨®n hace 3.300 a?os, y en 2006 testific¨® contra Sadam Husein en el juicio por genocidio en el que el exdictador iraqu¨ª fue condenado a muerte por cr¨ªmenes contra la humanidad. Igualmente, particip¨® en la identificaci¨®n de muchas de las 168 v¨ªctimas mortales del atentado en Oklahoma City en 1995.

Menci¨®n aparte merece la labor de Snow en Latinoam¨¦rica, donde investig¨® sin desmayo m¨²ltiples cr¨ªmenes contra la humanidad. En 1984, un a?o despu¨¦s del fin de la dictadura militar, lleg¨® a Argentina a petici¨®n de las Abuelas de la Plaza de Mayo, pero se qued¨® cinco a?os m¨¢s y form¨® el Equipo Argentino de Antropolog¨ªa Forense (EAAF), relata Mercedes Doretti, investigadora senior de esa instituci¨®n. ¡°La generosidad, como cient¨ªfico y como persona, eran notorias. Su dedicaci¨®n y su pasi¨®n, cient¨ªfica como humanitaria, hicieron que pudiera aguantar las condiciones de trabajo en nuestros pa¨ªses, pues no recib¨ªa ninguna remuneraci¨®n econ¨®mica ¡ªa lo mejor, becas de fundaciones¡ª, sus ingresos eran much¨ªsimo menores o inexistentes en comparaci¨®n a cuando trabajaba en Estados Unidos¡±, a?ade Doretti.

Con un castellano casi inexistente ¡ªseg¨²n relata el antrop¨®logo forense peruano Jos¨¦ Pablo Bar¨¢ybar¡ª, recorri¨® Chile, Guatemala y El Salvador para participar en exhumaciones de los restos de masacres, y a la vez, formar a forenses locales que luego continuaron el trabajo: en Chile cre¨® el Grupo de Antropolog¨ªa Forense en 1989, hoy desaparecido; en Centroam¨¦rica, la Fundaci¨®n de Antropolog¨ªa Forense de Guatemala (FAFG), a¨²n activa.

La aportaci¨®n de Snow fue asimismo crucial en las investigaciones de la matanza de El Mozote, en El Salvador. En palabras de Doretti: ¡°Fue la matanza m¨¢s grande de la guerra civil de 1980 a 1992: murieron m¨¢s de 1.000 personas en un operativo del Ej¨¦rcito salvadore?o. Parte del equipo argentino fuimos con el doctor Snow a trabajar en ese caso para la Comisi¨®n de la Verdad de la ONU que se cre¨® con los acuerdos de paz: hicimos el trabajo de campo y ¨¦l el de laboratorio¡±.

La finalidad de su labor, explicaba Snow con humildad, simplemente era tratar de dar voz a quienes ya carec¨ªan de ella.