El pulso con el G 7 arrincona a Putin
Las grandes potencias dejan fuera de la cumbre a Rusia por primera vez en 17 a?os Lanzan una oferta de di¨¢logo al Kremlin para evitar una escalada en Ucrania
Comp¨¢s de espera; par¨¦ntesis para la reflexi¨®n. El G 7, que agrupa a las que un d¨ªa fueron las siete grandes potencias del mundo, se reuni¨® este mi¨¦rcoles en Bruselas sin Rusia entre los invitados por primera vez en 17 a?os. Occidente formaliza as¨ª el desaire al presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, tras su desaf¨ªoen el Este de Ucrania y la anexi¨®n de Crimea. Las potencias aliadas mantienen el pulso contra Rusia con ese expresivo gesto y con cierta firmeza verbal, pese a que nadie quiere tensar m¨¢s la cuerda: al fin y al cabo, la situaci¨®n tiende a normalizarse dentro de la gravedad (salvo en Donetsk y Lugansk) tras las elecciones ucranias. El G?7 amenaz¨® anoche con nuevas sanciones si Putin no contribuye a relajar la tensi¨®n, pero a rengl¨®n seguido puso sobre la mesa una oferta de di¨¢logo para encontrar una soluci¨®n pol¨ªtica.
Engalanada convenientemente con unas medidas de seguridad de a¨²pa, Bruselas fue anoche testigo de una escenificaci¨®n: palabras duras, pero sin llegar a ser gruesas, pero tambi¨¦n gestos para evitar que Putin vuelva a tener tentaciones de desestabilizar la zona. La canciller alemana, Angela Merkel, el primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, y el presidente franc¨¦s, Fran?ois Hollande, mantendr¨¢n reuniones bilaterales con Putin en los aleda?os de la conmemoraci¨®n del 70? aniversario del desembarco de Normand¨ªa, para el que s¨ª ha sido invitado. Merkel explic¨® al filo de la medianoche que los l¨ªderes han pactado las l¨ªneas maestras del mensaje que trasladar¨¢n a Putin. Adem¨¢s, Obama coincidir¨¢ dos veces en la misma habitaci¨®n que el presidente ruso, pero no hay planes para una reuni¨®n cara a cara.Obama coincidir¨¢ dos veces en la misma habitaci¨®n que el presidente ruso, pero no hay planes para una reuni¨®n cara a cara. Y lo que quiz¨¢ sea la clave: Francia acaba incluso de venderle dos buques de asalto a Rusia ¡ªpara disgusto de EE UU¡ª, contraviniendo el esp¨ªritu de las sanciones internacionales a Mosc¨² por la anexi¨®n de Crimea y la incitaci¨®n al levantamiento de las minor¨ªas rus¨®fonas contra Kiev.
Frente al simbolismo de esos gui?os y al dinero contante y sonante de los contratos de armamento franceses, palabras: Merkel urgi¨® a Putin ¡°a usar su influencia para que los separatistas acaben con la violencia¡± en varias regiones del este de Ucrania, so pena de ¡°nuevas sanciones¡±. Y Obama inst¨® a los miembros del G 7 (EE UU, Canad¨¢, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Jap¨®n) a hablar con ¡°una sola voz¡± ante Rusia, explic¨® su asesor Ben Rhodes en el vuelo del Air Force One ¡ªel avi¨®n presidencial¡ª entre Varsovia y Bruselas. El temor de la Casa Blanca es que las divisiones entre los europeos, y entre la UE y Estados Unidos, relajen la presi¨®n y dificulten el objetivo de aislar internacionalmente a Rusia.
EE UU se muestra algo m¨¢s decidido que los europeos, pero el G 7 en su conjunto quiere salvaguardar el statu quo actual. El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Barroso, insistieron en explorar las ¡°posibilidades pol¨ªticas y diplom¨¢ticas¡± para salvar la crisis sin nuevas andanadas de tensi¨®n. Van Rompuy asegur¨® que la UE sigue preparando una tercera oleada de sanciones econ¨®micas, pero dej¨® ver que ese paso no se dar¨¢ a corto plazo. Vuelven los tiempos de la disuasi¨®n: EE UU, que ha sido algo m¨¢s beligerante (en parte porque tiene menos intereses econ¨®micos en juego), es consciente de que tampoco puede presionar m¨¢s de la cuenta: sabe que de esa manera romper¨ªa la unidad con Europa, reacia a activar una nueva ronda de castigo ante la dependencia energ¨¦tica de muchos pa¨ªses del continente.
A la espera: as¨ª est¨¢n las cosas. El G 7 tiene previsto hacer un llamamiento en firme a Rusia para que acelere la retirada de tropas, seg¨²n un borrador del comunicado final de la cumbre. Y amenaza en ese texto con las citadas ¡°medidas adicionales¡± si los acontecimientos ¡°as¨ª lo requieren¡±, aunque los diplom¨¢ticos afirman que el apetito por esa nueva ronda de sanciones es escaso. De momento, el G 7 mide cada palabra, cada se?al, a sabiendas de que el conflicto va m¨¢s all¨¢ de Kiev. Por el lado occidental, examina la cohesi¨®n interna de la UE. Y supone una prueba de fuego para las relaciones transatl¨¢nticas, con Washington forzado a volver a mirar a Europa tras un periodo de desinter¨¦s o desconfianza mutua, marcado por aquel desliz de la secretaria de Estado, Victoria Nuland (¡°Que se joda la UE¡±). Por el lado ruso, Ucrania indica que Mosc¨² quiere volver a erigirse como contrapoder de Occidente, con el uso estrat¨¦gico del gas y el petr¨®leo si fuera necesario. Y en medio de todo ese l¨ªo, un pa¨ªs clave en el mapa geopol¨ªtico y energ¨¦tico, Ucrania, con 45 millones de habitantes sufriendo los estragos de una crisis econ¨®mica profunda, con algo parecido a una guerra civil en el Este y con el Estado al borde de la quiebra, incapaz de pagar el gas a Rusia y dependiente del dinero europeo y del FMI y sus condiciones habituales: reformas, recortes y dem¨¢s.
Juncker se cuela en la cumbre
En medio de un sensacional aparato de propaganda orquestado desde Londres y Berl¨ªn para impedir que el candidato m¨¢s votado en las elecciones europeas, el conservador Jean-Claude Juncker, se convierta en el pr¨®ximo presidente de la Comisi¨®n Europea, ese l¨ªo se col¨® anoche en la cumbre del G?7. El presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, aprovech¨® la reuni¨®n para negociar con Berl¨ªn, Londres, Par¨ªs y Roma. ¡°La sucesi¨®n del presidente Jos¨¦ Manuel Barroso no est¨¢ en la agenda del G 7, pero habr¨¢ contactos¡±, dijo Van Rompuy, que tiene un mandato de los Veintiocho consensuar un nombre con el Parlamento y las capitales.
El brit¨¢nico David Cameron se opone a Juncker (socialcristiano, federalista y muy criticado en la prensa anglosajona por su papel en la gesti¨®n de la crisis) e intenta bloquear su nombramiento, que podr¨ªa contar con el visto bueno de los grandes partidos en la Euroc¨¢mara. La canciller Angela Merkel, que apoy¨® a Juncker en las primarias del PP europeo, ha maniobrado poniendo otros nombres sobre la mesa: el principal, el de la jefa del FMI, Christine Lagarde. Pero Merkel tiene a su opini¨®n p¨²blica en contra; prometi¨® su voto para Juncker en campa?a y ahora es la diana de los ataques de la televisi¨®n p¨²blica y los diarios alemanes. Puede que la clave est¨¦ en el primer ministro italiano, Matteo Renzi, uno de los grandes ganadores el 25-M. Renzi ha explicado que quiere ver ¡°el programa¡± de Juncker antes de darle su apoyo. Y, quiz¨¢, obtener algo a cambio si le respalda.
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