¡°Mendigu¨¦ comida para mis hijos¡±
El campo de refugiados palestinos de Yarmuk vive en la miseria desde el inicio de la guerra siria
La semana pasada encaden¨® cuatro d¨ªas consecutivos sin ning¨²n tipo de suministros para los entre 18.000 y 25.000 refugiados, la mayor¨ªa palestinos, en el distrito de Yarmuk, al este de Damasco. El s¨¢bado, al fin, un grupo de siete mujeres salv¨® en fila india la plazuela arrasada que separa el primer puesto de control de los rebeldes sirios de la zona del barrio a la que tienen acceso las topas del r¨¦gimen de Bachar el Asad. Obtuvieron las primeras de las alrededor de 500 cajas de ayudas que Naciones Unidas llev¨® en dos furgonetas a la gran explanada a la que se abren las estrechas calles de Yarmuk. Esta plaza, llamada ¡°de la sand¨ªa¡±, es el ¨²ltimo lugar aceptablemente seguro de los tiradores y de la artiller¨ªa de uno y otro bando antes de entrar en las arrasadas calles del viejo distrito, tapadas con grandes lonas y s¨¢banas para entorpecer las miras telesc¨®picas de los fusiles de precisi¨®n. El reparto es unos quinientos metros barrio adentro, donde se recomienda el chaleco antibalas. Los refugiados carecen de ¨¦l. No tienen ni pan.
Los habitantes del distrito han tenido que comer plantas silvestres para vivir
La primera del peque?o grupo de mujeres era Wafa. El vistoso pa?uelo que le tapaba el pelo no le alegraba un semblante roto por las privaciones. Le quedan tres incisivos oscuros. Tiene dos hijos de menos de cinco a?os. Con ellos vive en Yarmuk separada de su marido, del que prefiri¨® no hablar. Cuenta que hace menos de dos a?os entraron los rebeldes y comenzaron los combates. Los vecinos pensaron ¡°que ven¨ªan de paso y que se marchar¨ªan¡±, pero pronto se abri¨® un frente de combate en pleno barrio. Las tropas del r¨¦gimen establecieron un tap¨®n en las calles que salen a la Plaza de la Sand¨ªa para asegurar el centro de Damasco, unos ocho kil¨®metros al norte. En las callejas llenas de cascotes aparcan esqueletos de veh¨ªculos armados, de cuando el r¨¦gimen parec¨ªa tambalearse ante los avances rebeldes.
Las dos artiller¨ªas han golpeado Yarmuk sin muchos miramientos. Dicen en ambos lados que los francotiradores del bando contrario apuntan a todo lo se mueva. De lo que no cabe duda es de qui¨¦n ha bombardeado la zona desde el aire, porque los insurgentes no tienen aviaci¨®n. La guerra civil siria empez¨® hace m¨¢s de tres a?os y ya se ha cobrado m¨¢s de 200.000 vidas y ha dejado sin casa a unos siete millones de sirios.
Ante la escandalosa situaci¨®n humanitaria en la que estaban hundiendo a los refugiados de Yarmuk, el Gobierno y los rebeldes terminaron firmando un acuerdo para permitir las entregas peri¨®dicas de comida y otros bienes de primera necesidad. En las casas arrasadas y vac¨ªas cercanas al punto de reparto se mueven los francotiradores del Ej¨¦rcito Regular, el que da los permisos para la distribuci¨®n. Hace pocos d¨ªas muri¨® un voluntario que descargaba cajas en la misma esquina donde las mujeres de Yarmuk hac¨ªan fila el s¨¢bado esperando sus ayudas. No le protegi¨® la gran lona blanca con franjas negras que guarda el lugar, movida por el viento que barre las calles vac¨ªas.
Los civiles que quedan tienen casi todos ascendencia palestina. Se vieron atrapados. Wafa contaba el s¨¢bado entre sollozos que los refugiados pasaron su peor fase hace unos 10 meses. No ten¨ªan nada y se sabe que ¡ªcomo les sucedi¨® a los 23 atrapados ente los frentes en la parte vieja de la ciudad norte?a de Homs¡ª muchos tuvieron que comer plantas silvestres y animales para poder sobrevivir. Wafa dijo, ya llorando, que ella se ha visto obligada a ¡°mendigar comida o dinero¡±. ¡°Lo que fuera para dar de comer a mis hijos¡±, contaba. Su apariencia es la de una mujer de unos 50 a?os castigada por una vida muy dura. Naci¨® hace 31.
¡°Soy demasiado anciana para tanta pobreza¡±, se lamenta una mujer
En Yarmuk viv¨ªan entre 100.000 y 200.000 palestinos huidos o expulsados de sus casas durante las guerras que acompa?aron a la fundaci¨®n de Israel en 1948. El campo de refugiados era un vecindario con colegios, mezquitas y dem¨¢s servicios p¨²blicos donde tambi¨¦n viven miles de sirios. Se estableci¨® al sur de Damasco en 1957. Despu¨¦s de que los rebeldes lo conquistaran en 2012, el que pudo se march¨® en diversas evacuaciones. El resto no tiene ad¨®nde ir. Como aclaraba un oficial del ej¨¦rcito regular, ¡°son los m¨¢s pobres de los pobres¡±.
Detr¨¢s de Wafa en la cola de la comida, una palestina llamada Sauda lamentaba el s¨¢bado su suerte diciendo que es ¡°demasiado anciana para tanta desgracia¡±. Otras trataban de reprimir el llanto, como Wafa y otra mujer que no dio su nombre y rompi¨® a llorar de pronto. Llevaba en brazos a un ni?o con s¨ªndrome de Down. No parec¨ªa que lamentarse les diera m¨¢s ventaja que ¡ªquiz¨¢¡ª un poco de alivio; mientras desde las callejas del fondo, controladas por los rebeldes, llegaban los gritos de una algarada por el orden del siguiente grupo que obtendr¨ªa ayuda.
La principal milicia rebelde en Yarmuk es el Frente de Al Nusra, asociado a Al Qaeda. Son islamistas sun¨ªes enfrentados a otras facciones insurgentes. En el lado al que accede el Gobierno est¨¢ el Frente Popular para la Liberaci¨®n de Palestina, cuyos l¨ªderes apoyaron a El Asad pero no pudieron contener la invasi¨®n rebelde.
Yarmuk es una buena muestra de la enrevesada lista de contendientes. En el Ej¨¦rcito Regular sirio dicen que las t¨¦cnicas rebeldes de zapa de t¨²neles son importadas de Ham¨¢s, grupo islamista palestino de la Franja de Gaza. Por su parte, El Asad cuenta ¡ªentre otros apoyos¡ª con las milicias chi¨ªes de Hezbol¨¢, basadas en L¨ªbano, con los palestinos del Frente Popular y con Ir¨¢n. En medio, civiles como las 4.000 familias que sobreviven en la miseria de Yarmuk.
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