Viejos enemigos, intereses comunes
Impensable hasta hace pocos d¨ªas: coincidencias expl¨ªcitas entre Teher¨¢n y Washington frente al ba?o de sangre y de intolerancia en Irak por obra de las huestes de la agrupaci¨®n Estado Isl¨¢mico en Irak y el Levante (EIIL; ISIS, en ingl¨¦s). Y, a partir de ello, un proceso en desarrollo en base a intereses comunes por la estabilidad regional y la contenci¨®n del expansivo extremismo yihadista.
Menciono s¨®lo tres acontecimientos ocurridos esta semana que eran impredecibles a principios de mes: 1) discursos convergentes y en paralelo del presidente Rohani de Ir¨¢n y Obama de EE UU, anunciando su deseo de ayudar a Irak contra los extremistas del EIIL; 2) declaraciones del secretario de Estado John Kerry (luego matizadas por el Departamento de Defensa) de que no se descartar¨ªa para ese efecto la cooperaci¨®n militar entre EE UU e Ir¨¢n; 3) anuncio del Gobierno brit¨¢nico de la reapertura de su embajada en Teher¨¢n.
Todo por la existencia de una amenaza mayor. Las coincidencias y coordinaciones de ahora no llegan a ser estrictamente una alianza, pero en los hechos hay algo m¨¢s que palabras convergentes. Mientras un submarino enviado por Obama ya navega en el Golfo, Ir¨¢n mueve fichas que no son s¨®lo diplom¨¢ticas o declarativas. La Guardia Revolucionaria iran¨ª y su comandante Qassem Suleimani ¡ªantiguos archienemigos del Sat¨¢n norteamericano y recientes aliados del presidente sirio al-Assad¡ª ya tendr¨ªan en terreno iraqu¨ª el equivalente a tres batallones para entrenar a las raleadas fuerzas de seguridad iraqu¨ªes de las cuales 50.000 efectivos han desertado en la ¨²ltima semana.
Si bien la coordinaci¨®n militar expl¨ªcita estar¨ªa siendo puesta de lado, los intereses comunes abren varios escenarios. Descartadas las tropas norteamericanas en suelo iraqu¨ª, expertos militares sostienen que por falta de inteligencia en el terreno ser¨ªa dif¨ªcil que tuvieran ¨¦xito las operaciones de drones o de la aviaci¨®n norteamericana pese a la urgencia del pedido del Gobierno iraqu¨ª luego de la toma el mi¨¦rcoles de la refiner¨ªa en Baiji en la que se procesa el 30% del petr¨®leo iraqu¨ª.
Las operaciones de fuerzas de elite iran¨ªes en el terreno, sin embargo, podr¨ªan obtener y proporcionar importante informaci¨®n de inteligencia en el terreno. Que eso se vaya a llevar a cabo no est¨¢ claro, pero la mera posibilidad ya deja atr¨¢s el enfoque de Bush sobre Ir¨¢n como el eje del mal.
La arrolladora ofensiva del EIIL y la paralela inoperancia del r¨¦gimen iraqu¨ª empuja cada vez m¨¢s al acercamiento y la coordinaci¨®n entre Ir¨¢n y occidente, particularmente EE UU. Eso podr¨ªa ser decisivo para impactar en la hasta ahora incontenible expansi¨®n del EIIL produciendo redefiniciones en el inoperante ¡ªy tambi¨¦n sectario¡ª r¨¦gimen del chi¨ªta primer ministro iraqu¨ª Al-Maliki quien ayer anunci¨® que se niega a renunciar.
M¨¢s all¨¢ del tema iraqu¨ª, esta din¨¢mica podr¨ªa impactar positivamente en el curso de las conversaciones sobre el programa nuclear iran¨ª, a pocas semanas de la fecha fijada para llegar a un acuerdo. Que optimistamente podr¨ªan derivar positivamente en un curso negociado a la guerra en Siria, convertida ya en un factor de inestabilidad regional al dinamizarse la expansi¨®n extremista con las milicias radicales anti Assad. Estamos, pues, ante palabras mayores.
Pero hay un tel¨®n de fondo: el desastre de las intervenciones militares occidentales. Que buscaban enfrentar amenazas a la paz y a la democracia pero que derivaron en m¨¢s violencia e inseguridad. Eso ocurri¨® en Irak luego de la ocupaci¨®n en el 2003. Cay¨® la satrap¨ªa de Saddam, pero qued¨® un territorio en el que ahora reina el caos y la desintegraci¨®n. Algo parecido a Libia. Desgarrada por el caos y con un Estado desmembrado en decenas de milicias. Colapsos institucionales que acabaron beneficiando al radicalismo extremista.
Este ¡°nadie sabe para quien trabaja¡± tiene que ver, entre otras cosas, con una grave desubicaci¨®n anal¨ªtica sobre lo que es el mundo de hoy. Que a fin de cuentas deriva en una l¨®gica voluntarista debido a la ausencia de diagn¨®sticos realistas, principalmente sobre la real distribuci¨®n de fuerzas en el mundo de hoy. A veces parece olvidarse que ha quedado atr¨¢s el poder concentrado que en su tiempo tuvieron Gran Breta?a, primero, y EE UU con capacidad de monitorear la situaci¨®n interna de un pa¨ªs sujeto a una abrupta variaci¨®n en su r¨¦gimen pol¨ªtico.
Hoy eso no es posible. Lo que ocurre en Irak es un campanazo de alerta de algo que se podr¨ªa haber evitado. El an¨¢lisis objetivo de los hechos y de las reales correlaciones de fuerzas es indispensable para que, de esta forma, los remedios no resulten peores que la enfermedad.
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