Unas de cal y otras de arena
La migraci¨®n intrasudamericana ha venido seguida de pol¨ªticas orientadas b¨¢sicamente a la regularizaci¨®n y a la inclusi¨®n
Se sabe que Am¨¦rica Latina es tierra de paradojas muy complejas. Eso lleva a que en la b¨²squeda de describir o ¡°entender¡± ciertos procesos, se caiga en enormes simplificaciones que suelen tener poco que ver con lo que realmente ocurre. Eso pasa con el tema de las migraciones y los lugares comunes al respecto. Por ejemplo, la idea de que los latinoamericanos estar¨¢n buscando siempre emigrar masivamente hacia el ¡°mundo desarrollado¡±. O, alternativamente, la de que la ¡°fuente de todos los males¡± ser¨ªa la pol¨ªtica migratoria de EE UU.
La realidad da cuenta de procesos multifac¨¦ticos, alejados de esas simplificaciones. Veamos dos de esas caras. Por un lado, durante los ¨²ltimos diez a?os en buena parte de Am¨¦rica Latina el fen¨®meno migratorio ha sido muy distinto del que imaginan los polic¨ªas de frontera norteamericanos y europeos. Por otro lado, el hecho simult¨¢neo de la reciente explosi¨®n migratoria de menores centroamericanos hacia M¨¦xico, que ha llevado a que en los ¨²ltimos nueves meses cerca de 52.000 menores no acompa?ados hayan ingresado en EE UU sin seguir el procedimiento migratorio regular.
El actual fen¨®meno migratorio regional lo que prevalece y manda es el crecimiento entre los pa¨ªses latinoamericanos.
Primero lo primero: en el actual fen¨®meno migratorio regional lo que prevalece y manda ¡ªcomo tendencia¡ª es el crecimiento de la migraci¨®n entre los pa¨ªses latinoamericanos as¨ª como la disminuci¨®n de los flujos hacia EE UU y Europa. Dentro de Sudam¨¦rica m¨¢s de 1.700.000 personas migraron en la ¨²ltima d¨¦cada por razones laborales. Montos sin precedentes. En varios pa¨ªses los extranjeros residentes aumentaron exponencialmente: en Brasil m¨¢s del 57% en los ¨²ltimos dos a?os (de 961.000 a 1.510.000); en Chile, un 91% en los ¨²ltimos ocho a?os; Argentina, por su lado, recibi¨® en estos a?os a 500.000 paraguayos, 345.000 bolivianos y 157.000 peruanos. Simult¨¢neamente, disminu¨ªa la presi¨®n sobre la frontera estadounidense. En 2000, 1,6 millones de personas fueron detenidas por la polic¨ªa fronteriza estadounidense; baj¨® al 25% (415.000) en 2013.
Lo notable es que esa migraci¨®n intrasudamericana ha venido seguida, no de xenofobia o persecuciones en los pa¨ªses receptores, sino de pol¨ªticas orientadas b¨¢sicamente a la regularizaci¨®n y a la inclusi¨®n. ?Ejemplo para otros lares? Finalmente, en materia de refugiados, el pa¨ªs receptor del mayor n¨²mero en la regi¨®n ¡ªEcuador, con m¨¢s de 60.000 colombianos¡ª cumple apropiadamente su papel en lo fundamental sin poner en marcha pol¨ªticas xen¨®fobas o de devoluci¨®n en frontera ha convertido este asunto en asunto mayormente contencioso.
En el otro platillo de la balanza est¨¢ la llegada de miles de menores no acompa?ados hacia territorio estadounidense, asunto sobre el cual se ha escrito mucho en los ¨²ltimos d¨ªas. Ya los tres pa¨ªses centroamericanos concernidos (Honduras, El Salvador y Guatemala) han anunciado algunas medidas que adoptar¨ªan y han hecho propuestas a EE UU. Ellas apuntan a que se garantice el principio del inter¨¦s del ni?o y de no separaci¨®n de la familia. Mencionan, tambi¨¦n, la ¡°responsabilidad compartida¡± de los pa¨ªses de tr¨¢nsito y de destino.
Esta oleada de menores habr¨ªa sido estimulada por las cadenas regionales de tr¨¢fico de personas que han abaratado sus costos debido a la disminuci¨®n de la ¡°demanda¡± dada la ca¨ªda en el n¨²mero de personas intentando ingresar ilegalmente a EE UU. Usaron, adem¨¢s, el falso rumor de que vendr¨ªa luego una ¡°amnist¨ªa migratoria¡± para quienes ya se encuentren en EE UU. El hecho es que las dificultades que ahora tienen las autoridades migratorias para manejar esta ola es como la cereza encima de la torta que evidencia el colapso de la pol¨ªtica migratoria vigente.
Honduras, El Salvador y Guatemala apuntan a que se garantice el principio del inter¨¦s del ni?o y de no separaci¨®n de la familia.
Frente a ello y la urgencia de su reforma Obama ha sido llevado, finalmente, a tirar la toalla frente a la obcecaci¨®n republicana. Es de esperar que las medidas ejecutivas que ha anunciado y los 2.000 millones de d¨®lares que el lunes pidi¨® al Congreso contribuyan a paliar la crisis. Mientras, la reforma seguir¨¢ pendiente.
Sin embargo, la otra pieza decisiva es la responsabilidad de los pa¨ªses centroamericanos en actuar sobre las causas que permiten que ocurra una estampida as¨ª. En especial, la incontrolada violencia e inseguridad en los tres pa¨ªses. En superarlo tiene algo que hacer la comunidad internacional, pero es tarea, esencialmente, de las autoridades nacionales. Tanto en materia de prevenci¨®n como de persecuci¨®n del crimen organizado y las pandillas.
Eso sin dejar de considerar, por cierto, los efectos que tienen en la generaci¨®n de violencia cuestionables pol¨ªticas globales ¡ªcomo la llamada ¡°guerra contra las drogas¡±¡ª que han puesto en el disparadero a esos pa¨ªses. No es casualidad que el grito de urgencia en cambiar esa pol¨ªtica haya venido precisamente de un presidente centroamericano, el guatemalteco P¨¦rez Molina. En la agenda, pues, hay mucho m¨¢s que procedimientos migratorios y humanitarios de emergencia. Hay asuntos de fondo que tratar y resolver.
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