La se?ora de Sud¨¢frica
Thuli Madonsela, la defensora del pueblo se erige como ¡°baluarte contra la corrupci¨®n¡±
Anda Sud¨¢frica buscando un referente nacional que devuelva la esperanza a un pa¨ªs que, tras haber acabado pac¨ªficamente con el apartheid, es consciente de que la reconciliaci¨®n racial no ser¨¢ plena hasta una mejor redistribuci¨®n de la riqueza. Muerto el mito Nelson Mandela y ca¨ªdo el ¨ªdolo Oscar Pistorius, la sociedad est¨¢ hu¨¦rfana de sue?os y orgullo colectivos, aunque surge un personaje a tener en cuenta, como una inyecci¨®n de confianza. Es Thuli Madonsela, la defensora del pueblo que ha puesto contra las cuerdas al poderoso presidente, Jacob Zuma, y se erige como ¡°baluarte contra la corrupci¨®n¡±.
Hace unos meses, Nadene Wessels, exmisionera afrik¨¢ner de 72 a?os, retrataba la realidad, que poco despu¨¦s la revista Time confirm¨®, al nombrar a Madonsela como una de las 100 personalidades m¨¢s influyentes del mundo, con Barack Obama, el Papa o Hillary Clinton. Dec¨ªa Wessels que ¡°con Mandela se fue un santo pero con Madonsela el pa¨ªs gana un gran modelo¡±.
?Qui¨¦n es Madonsela y qu¨¦ tiene para levantar tantas pasiones? Es negra y mujer, nacida en el gueto de Soweto en 1962, el mismo a?o en que Mandela entraba en prisi¨®n y las leyes relegaban a los no blancos a ser tan solo mano de obra barata. La ni?a Thuli se cri¨® en una familia de vendedores callejeros, a quienes la polic¨ªa les requisaba los caramelos porque carec¨ªan de licencia, y en un ambiente de fuerte activismo social.
Madonsela se ha convertido en la mejor cruzada contra la corrupci¨®n de las altas instancias sudafricanas
Quiz¨¢ esos referentes le guiaron hasta la Facultad de Derecho de Suazilandia, min¨²sculo pa¨ªs vecino libre del apartheid, para especializarse en derechos humanos. Todo lo que sigui¨® a esos a?os de estudiante han sido ¨¦xitos en una carrera que en 1994 la llev¨® a ser una de los 11 redactores de la nueva Constituci¨®n democr¨¢tica y en 2009 a ser escogida por unanimidad como la Defensora del Pueblo. Madre soltera de dos veintea?eros, esta mujer representa como pocas el triunfo del esp¨ªritu de la superaci¨®n que tanta falta hace a¨²n en la Sud¨¢frica multirracial.
Desde su despacho institucional, Madonsela se ha convertido en la mejor cruzada contra la corrupci¨®n de las altas instancias sudafricanas. Primero, hace unos a?os, investigando a dos ministros y al jefe supremo de la polic¨ªa, que acabaron en la c¨¢rcel por fraude y negocios sucios. Y despu¨¦s, siguiendo el hilo de una denuncia period¨ªstica que alertaba de que las obras de rehabilitaci¨®n de la casa del presidente Zuma se cubr¨ªan con el presupuesto p¨²blico.
Ignorando amenazas a su integridad, insultos y una campa?a en su contra, Madonsela compareci¨® en marzo para anunciar que la factura de las obras ascend¨ªa a 246 millones de rands (m¨¢s de 16 millones de euros), al tiempo que ped¨ªa a Zuma que devolviera parte del dinero. Es un informe duro, la ant¨ªtesis de su rostro relajado, de su aspecto perpetuamente pulido y de su voz susurrante y suave.
Desde el Gobierno y grupos afines a Zuma s¨®lo ha recibido descalificaciones por desprestigiar al partido. El ataque m¨¢s bajo proviene de un l¨ªder sindical negro a quien no se le ocurri¨® otra cosa que fijarse p¨²blicamente en ¡°la grande y fea nariz¡± de Madonsela.
Dicen los que la tratan que ha llevado a su cargo no solo brillantez intelectual sino la voluntad de trasladar a la esfera p¨²blica la humanidad en el trato y la inquebrantable voluntad de acabar con la corrupci¨®n ¡°que destruye el esp¨ªritu empresarial y el suelo de la tierra de la naci¨®n¡±, seg¨²n sus palabras.
¡°No parar¨¦ de buscar la verdad¡±, avisa. ¡°Si puedo hacer que un solo ciudadano est¨¦ mejor cada d¨ªa, entonces la vida vale la pena¡±, apunta esta mujer que ha sucumbido tambi¨¦n a Twitter.
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