El reverendo que agita el Sur
El pastor William Barber II es el nuevo h¨¦roe de la izquierda en un territorio conservador
El reverendo William Barber II cita a cada momento la Biblia y la Constituci¨®n de Estados Unidos. Dice que ¨¦l no es de izquierdas ni de derechas. Recurre a la misma ret¨®rica moralizante que la derecha religiosa de su pa¨ªs y a los mismos argumentos sobre los padres fundadores que los populistas conservadores de Tea Party.
Pero este hombre que a los cincuenta a?os camina con bast¨®n por una dolencia en la columna vertebral, tiene poco que ver con este mundo.
S¨ª, habla de valores y de moral como si fuese un pastor evang¨¦lico blanco del cintur¨®n b¨ªblico. Y, cuando arremete contra la clase pol¨ªtica, es tan implacable como un activista del Tea Party. Pero es negro y es una de las estrellas emergentes de la izquierda norteamericana.
Estos d¨ªas el reverendo Barber encabeza el movimiento para llevar a afroamericanos y minor¨ªas de Carolina del Norte a las urnas. Carolina del Norte es uno de los estados donde se puede decidir el control del Senado en las elecciones legislativas del martes. Los sondeos predicen un empate, dentro de los m¨¢rgenes de error, entre la actual senadora, la dem¨®crata Kay Hagan, y el aspirante republicano, el speaker?o presidente de la C¨¢mara estatal,, Thom Tillis.
Barber ha impulsado las protestas contra las pol¨ªticas del Partido Republicano en el sur que empezaron en abril de 2013 en Carolina del Norte con un pu?ado de activistas y que en poco tiempo se han extendido a otros estados sure?os como Georgia y Florida.
En febrero decenas de miles de personas, seg¨²n algunas estimaciones, se congregaron en Raleigh, la capital de Carolina del Norte. Cada lunes en que el parlamento de este estado est¨¢ reunido en sesi¨®n legislativa centenares de personas se manifiestan en frente de la sede del Senado y la C¨¢mara de Representantes. Despu¨¦s desfilan hacia el edificio y una vez dentro entonan canciones espirituales y esl¨®ganes pol¨ªticos.
Los moral mondays o lunes morales son una de las expresiones m¨¢s recientes de un populismo que desaf¨ªa a las elites en una era de polarizaci¨®n y desigualdad. En EE UU populismo carece de las connotaciones negativas que tiene en Europa o Am¨¦rica Latina: populista es literamente quien defiende los intereses del pueblo y usa su lenguaje.
Lo novedoso del movimiento del reverendo Barber es su arraigo en el sur ¡ªun territorio donde hasta hace medio siglo la segregaci¨®n racial era legal y donde el Partido Republicano pugna ahora por preservar su hegemon¨ªa¡ª y el car¨¢cter interclasista e interracial.
¡°El poder de ellos es temporal¡±, dijo Barber hace unos meses en una entrevista con EL PA?S en Raleigh. Ellos son los legisladores. ¡°El poder del pueblo es permamente¡±, a?adi¨®. Mientras hablaba, la polic¨ªa identific¨® y detuvo a algunos de los activistas que perturban con sus c¨¢nticos la sesi¨®n del Senado.
Barber no es sure?o. Naci¨® en Indianapolis, en el Medio Oeste de EE UU, en agosto de 1963, dos d¨ªas despu¨¦s de que Martin Luther King pronunciase su discurso m¨¢s recordado, el de ¡®Tengo un sue?o. Sus padres recorrieron el camino inverso a millones de afroamericanos ¡ªde sur a norte¡ª y emigraron al sur para trabajar ¡ªel padre como profesor y la madre como administrativa¡ª en una escuela que hasta entonces hab¨ªa sido s¨®lo para blancos.
La presencia de un norte?o como Barber en Carolina del Norte delata los cambios que en las ¨²ltimas d¨¦cadas ha experimentado este estado, uno de los exponentes m¨¢s claros del nuevo sur: m¨¢s diverso y tolerante, m¨¢s integrado en la econom¨ªa mundial, menos marcado que otros por los siglos de esclavismo y segregaci¨®n.
¡°Hemos visto la uni¨®n de blancos, negros, morenos, dem¨®cratas, republicanos, gays, heterosexuales, obreros, profesores, millonarios¡±, dice el reverendo Barber. ¡°Personas de todo credo y color diciendo no a este extremismo¡±.
A diferencia de Occupy Wall Street ¡ªlos indignados norteamericanos que llenaron las plazas de ciudades en este pa¨ªs en 2011¡ª, en los lunes morales de Raleigh y otras capitales de los estados de la vieja Confederaci¨®n, hay un l¨ªder visible y el mensaje antisistema es m¨ªnimo.
En los moral mondays ¡ªun eco lejano de las Montagsdemos, las manfiestaciones de los lunes en la Alemania Oriental, tambi¨¦n de origen eclesi¨¢stico, que en 1989 contribuyeron a la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn¡ª se ven ni?os y abuelos, blancos y negros, empleados de McDonald¡¯s y maestros de escuela. Protestan contra las leyes que han convertido Carolina del Norte en un campo de pruebas de la derecha. Desde 2013, cuando el republicano Pat McCrory alcanz¨® el poder, por primera vez en cien a?os el cargo de gobernador y las c¨¢maras legislativas de Carolina del Norte est¨¢n en manos del Partido Republicano.
El control de uno de los estados sure?os con m¨¢s tradici¨®n moderada ¡ªel presidente Barack Obama gan¨® all¨ª en 2008¡ª ha permitido a McCrory y a los republicanos imponer recortes en el subsidio de desempleo y limitar el acceso a la sanidad p¨²blica para personas con ingresos m¨¢s bajos. Una de las medidas m¨¢s discutidas fue la ley que restring¨ªa el voto anticipado adem¨¢s de exigir un documento de identidad con fotograf¨ªa para votar. Para el Partido Republicano, es una manera de atajar el fraude. Para la izquierda, una subterfugio para disuadir a las personas que suelen carecer de estos documentos ¡ªpersonas con menos ingresos, minor¨ªas¡ª m¨¢s inclinadas a votar al Partido Dem¨®crata.
Desde que el dem¨®crata Obama lleg¨® a la Casa Blanca en 2009, el Partido Republicano ha podido hacer poco m¨¢s en Washington que intentar bloquear cualquier iniciativa del presidente. Al mismo tiempo, ha dispuesto en los estados de poderes para imponer el programa econ¨®mico y moral conservador: gobiernan en m¨¢s de la mitad y el federalismo les concede amplias competencias.
En los discursos de Barber y en las respuestas que da en conversaciones cara a cara, resuenan las cadencias del predicador. ¡°La protecci¨®n sanitaria no es de izquierdas: es el centro moral. Garantizar los derechos laborales y un salario digno no es de izquierdas: es el centro moral. ?La educaci¨®n p¨²blica? El centro moral. ?El derecho de voto? El centro moral¡±, enumera.
Barber ha arrebatado a los conservadores su ret¨®rica. Pero cuando ¨¦l habla de moral no se refiere a rezar en las escuelas, a oponerse al derecho al aborto o a negar derechos a los homosexuales. ¡°Su idea de lo que es moral¡±, explica en alusi¨®n a la derecha, ¡°es demasiado limitada¡±.
Y a?ade: ¡°Nuestra tradici¨®n de fe m¨¢s profunda nos dice que los verdaderos asuntos morales son c¨®mo tratas a los pobres, a los enfermos, a los que no tienen nada. Y nuestros valores constitucionales m¨¢s profundos nos dicen que la justicia y el bien com¨²n y preocuparse de los pobres son los mayores muestras de constitucionalismo¡±.
Los resultados de los lunes morales han sido escasos. Los republicanos siguen dominando el Sur. Las pol¨ªticas conservadores, en gran parte inspiradas por el Tea Party, siguen vigentes. El reverendo Barber mira m¨¢s all¨¢. Aconseja leer la historia y recuerda que ¡°en Am¨¦rica nada se ha logrado sin luchar¡±.
¡°Esto no es un sprint¡±, dice. ¡°Es una marat¨®n¡±.
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