El Obama de Indonesia
El ganador de las elecciones indonesias, Joko Widodo "Jokowi", es un l¨ªder de "nuevo estilo" en su pa¨ªs
El ganador de las elecciones indonesias, Joko Widodo, Jokowi, ha sido apodado el Barack Obama de Indonesia en ocasiones. Los dos pasaron estrecheces econ¨®micas en su infancia, los dos dieron sus primeros pasos en pol¨ªtica trabajando con las comunidades y los dos basaron su campa?a electoral en una premisa de cambio, de ruptura con el pasado y la pol¨ªtica tradicional de su pa¨ªs. Los dos pasaron en muy poco tiempo de ser casi unos perfectos desconocidos a gozar de una inmensa popularidad. Hasta comparten, incluso, un cierto parecido f¨ªsico.
El estilo accesible del hasta ahora gobernador de Yakarta es, con todo, m¨¢s parecido al de otro presidente dem¨®crata estadounidense, Bill Clinton -aunque ¨¦ste prefiera el saxof¨®n- y al indonesio, amante del rock heavy, le vaya m¨¢s tocar el bajo. A diferencia de un Obama que puede parecer distante a veces, arrogante incluso, Jokowi tiene el ¡°toque de la calle¡±. Un toque popular, extrovertido, que consiste en comparecer en camiseta o camisa a cuadros y zapatillas deportivas y que ha roto con el formalismo de su predecesor, el fiable, pero envarado, Sushilo Bambang Yudhoyono. Y desde luego, ha trazado una raya frente a la casta pol¨ªtica indonesia de la de toda la vida, a¨²n bajo la sombra del r¨¦gimen militar de Suharto y representada por su rival electoral, el general Prabowo Subianto.
De 53 a?os, Jokowi naci¨® en Solo, una ciudad de medio mill¨®n de habitantes en la isla de Java, en una familia de clase trabajadora. De padre carpintero, el mayor de cuatro hijos y ¨²nico var¨®n, vivi¨® durante su infancia el deshaucio de su familia, algo que marcar¨ªa su pol¨ªtica a?os despu¨¦s.
Se gradu¨® en estudios forestales y comenz¨® a trabajar en el sector de la madera, primero por cuenta ajena, luego con una empresa propia.
Una serie de visitas a Europa le llevaron a meterse en pol¨ªtica. Conocer las ciudades del Viejo Continente le dio ideas sobre c¨®mo mejorar las urbes indonesias, exuberantes y vitales, pero tambi¨¦n ca¨®ticas, llenas de desigualdades, largas en tr¨¢fico y cortas en servicios p¨²blicos. Se convirti¨® en alcalde de Solo en 2005, donde desarroll¨® la vivienda p¨²blica o la creaci¨®n de mercados donde los vendedores pudieran ofrecer sus mercanc¨ªas de manera regulada. Implant¨® tambi¨¦n iniciativas inusitadas en un pol¨ªtico indonesio hasta entonces, como acercarse a reuniones comunales para escuchar las opiniones de los votantes sobre el transporte, o sobre el precio de los alimentos.
En 2012 se present¨®, y gan¨® sin dificultad, las elecciones a gobernador de la capital, Yakarta. Ah¨ª repiti¨® varias de las pol¨ªticas que le ganaron la popularidad en su municipio: visitas improvisadas a los vecinos en barriadas pobres, mejora del transporte p¨²blico y un sistema de sanidad p¨²blica para los residentes.
Este a?o, los sondeos le daban como claro favorito electoral, aunque fue perdiendo distancia en las encuestas. Sus detractores le acusan de carecer de experiencia en la pol¨ªtica nacional o internacional. El, un entusiasta de las nuevas tecnolog¨ªas, promete una ¡°revoluci¨®n de la manera de pensar¡±, en la que har¨¢ hincapi¨¦ en la lucha contra la corrupci¨®n -uno de los males end¨¦micos del pa¨ªs- y la intolerancia y forjar¨¢ un nuevo car¨¢cter nacional. Su principal herramienta, asegura, ser¨¢ la educaci¨®n.
El recuento oficial hecho p¨²blico hoy le otorga el triunfo, el m¨¢s ajustado de la era democr¨¢tica en Indonesia. Jokowi encarna, como hiciera Obama en 2008, las esperanzas, a veces dispares, de un pueblo que anhela un cambio. Como el presidente estadounidense, tendr¨¢ entre sus primeras tareas la de reactivar una econom¨ªa alica¨ªda. Tendr¨¢ tambi¨¦n otros desaf¨ªos, como la lucha contra la corrupci¨®n. Habr¨¢ que ver si esos desaf¨ªos se demuestran m¨¢s fuertes que la esperanza o no.
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