El precio del ¨®rdago de Ham¨¢s a Israel
El grupo islamista necesita el fin del bloqueo para evitar un estallido social en Gaza
Nunca antes una milicia palestina le hab¨ªa aguantado el pulso a Israel como lo ha hecho Ham¨¢s: 33 jornadas de ofensiva, m¨¢s de 60 soldados y tres civiles israel¨ªes muertos, dos d¨ªas de veto internacional sobre los vuelos a Tel Aviv por miedo a sus cohetes, y da?os millonarios en turismo y agricultura. El movimiento islamista est¨¢ pol¨ªtica y econ¨®micamente aislado, sin Siria ni Ir¨¢n ¡ªcon los que se enemist¨® tras criticar la represi¨®n de Bachar El Asad¡ª ni Egipto ¡ªdonde, consternado, vio caer a los Hermanos Musulmanes, a los que pertenece¡ª, y pierde popularidad interna ante la degradaci¨®n de la situaci¨®n en Gaza. A Ham¨¢s le queda sostener el ¨®rdago para no caer. ¡°La suya es una lucha por la supervivencia. Si se conforma, no tendr¨¢ argumentos para seguir¡±, resume Zakaria Al Qaq, del Centro de Investigaci¨®n e Informaci¨®n Israel-Palestina, un think tank progresista.
El l¨ªder Meshal acepta coexistir con los jud¨ªos, pero no con ¡°los ocupantes¡±
Ham¨¢s est¨¢ mudando su piel, pero con una fractura intensa entre la rama pol¨ªtica y la militar. Pesa el pasado. Ham¨¢s ¡ªacr¨®nimo del Movimiento de Resistencia Isl¨¢mico¡ª se fund¨® en 1987 al calor de la primera Intifada. Su objetivo es conquistar la tierra palestina mediante la lucha armada contra Israel y sustentar programas de bienestar social. Tras boicotear las sucesivas elecciones, en 2005 se forj¨® como partido y al a?o siguiente gan¨® los comicios al Parlamento Palestino. Fue una sorpresa, pero el voto obedec¨ªa en buena medida al desencanto de los palestinos con la gesti¨®n de la Autoridad Nacional Palestina (ANP, en manos de Fatah), marcada por la corrupci¨®n y la ineficacia, a lo que se sumaron los fracasos de los procesos de paz y el comienzo de la Segunda Intifada (en 2000). Los palestinos se sent¨ªan cercanos a quien, m¨¢s all¨¢ de su islamismo, gestionaba escuelas, hospitales y centros asistenciales, cubriendo necesidades que el Gobierno no atend¨ªa.
Pese a haber ganado las elecciones de 2006 tanto en Gaza como en Cisjordania, Ham¨¢s s¨®lo logr¨® el poder en la Franja en 2007, tras una enconada lucha con Fatah, el partido del presidente palestino Mahmud Abbas, al que acab¨® expulsando de Gaza. Comenz¨® la lucha cainita de siete a?os entre Ham¨¢s y la ANP, y la divisi¨®n pol¨ªtica y social de los territorios palestinos: Gaza, Cisjordania y el este de Jerusal¨¦n. Ismail Haniya fue el primer ministro hasta que, el pasado abril, un Gobierno de unidad apoyado por todas las facciones acab¨® con la enemistad interna.
Israel, la UE, EE UU, Canad¨¢ y Jap¨®n incluyen a Ham¨¢s en su lista de organizaciones terroristas. A la orden del hist¨®rico jeque Ahmed Yassin, la violencia se estableci¨® como se?a de identidad. ¡°Fue transform¨¢ndose de una organizaci¨®n guerrillera soterrada a una fuerza militar uniformada, dise?ada para proteger Gaza de ataques externos¡±, indican los analistas del Consejo de Relaciones Exteriores, un think tank estadounidense. Durante la ¨²ltima operaci¨®n, sus milicianos (estimados en unos 20.000) no se han dejado ver: cuando no combat¨ªan se guarec¨ªan en los t¨²neles de los ataques israel¨ªes, informa Juan G¨®mez.
La carta fundacional de Ham¨¢s llama a crear un Estado isl¨¢mico en la Palestina hist¨®rica que incluir¨ªa el actual Estado de Israel, cuya destrucci¨®n propugna. Fuentes de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) sostienen que hoy esa declaraci¨®n original es ya un marco hist¨®rico, no tanto una gu¨ªa pol¨ªtica. Una exigencia clave del nuevo Gobierno de unidad, indican, es la asunci¨®n forzosa y plena de los acuerdos previos con Israel, lo que implica su reconocimiento como Estado y el rechazo total de la violencia. Los islamistas, a trav¨¦s de su actual l¨ªder pol¨ªtico, Jaled Meshal, han llegado a aceptar una tregua de 10 a?os si Israel se retira a posiciones previas a la guerra de 1967. El 29 de julio Meshal dijo a la CBS que estaba dispuesto a ¡°coexistir¡± con ¡°jud¨ªos¡±, pero no con ¡°los ocupantes¡±.
Los ciudadanos de Gaza tambi¨¦n piden un cambio, descontentos con el mal gobierno de Ham¨¢s y su radicalismo. Una encuesta del Centro Palestino de Pol¨ªtica e Investigaci¨®n hecha hace ocho meses ¡ªanterior, por tanto, a la ofensiva del ¨²ltimo mes¡ª afirmaba que s¨®lo un 33% de los gazat¨ªes les votar¨ªa de nuevo y otro 65% prefiere que vuelva la ANP.Esta ofensiva, como las de 2009 y 2012, ha disparado su popularidad.
Militarmente, en cambio, Hamas sale debilitado. A¨²n le quedan 3.000 cohetes, dice el Ej¨¦rcito de Israel. Pero con 800.000 de los 1,8 millones de habitantes de la Franja necesitando ayuda de la ONU para subsistir no parecen ya la esperanza que un d¨ªa quisieron ser. El fin del cerco de la Franja es su ¨²nica baza de no volver al statu quo que ya no le favorece.
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