La olvidada Siria a¨²n se desangra
Existen cuatro frentes tras 41 meses de guerra durante los que han muerto 170.000 personas
Atravesar media Siria desde Damasco a Alepo por carretera permite contemplar un contradictorio paisaje en el que se alternan im¨¢genes de localidades arrasadas hasta los cimientos con tierras cultivadas. En las zonas habitadas, sus vecinos se esmeran por mantener una burbuja de normalidad. Han transcurrido 41 meses desde que estallaron las primeras protestas populares y pac¨ªficas contra el r¨¦gimen de Bachar el Asad en Deraa, en el sur del pa¨ªs. Buena parte de la regi¨®n ¡ªT¨²nez, Egipto, Libia, Bahr¨¦in¡ª estaba en pleno fervor de la primavera ¨¢rabe. Lejos de abrir la puerta a nuevas reformas, la respuesta marcial por parte del r¨¦gimen y la consiguiente proliferaci¨®n de grupos opositores armados y financiados por potencias extranjeras sumieron el pa¨ªs en una guerra civil devastadora y ahora estancada. Una confrontaci¨®n que, a medida que se agravaban los conflictos en Ucrania y Gaza, ha ido cayendo en el olvido.
Poco queda ya del Ej¨¦rcito Libre Sirio (ELS), el primero en levantarse en armas contra el r¨¦gimen de El Asad, que hered¨® el cargo al fallecer su padre en junio de 2000. Ha quedado hoy relegado a un segundo plano por la mir¨ªada de brigadas de corte islamista, y facciones mayores como el Frente Al Nusra (vinculado a la red Al Qaeda) o el de m¨¢s reciente aparici¨®n Estado Isl¨¢mico, que r¨¢pidamente ha tomado partes del vecino Irak. El popularizado y mediatizado discurso yihadista de la oposici¨®n armada ha acallado las voces tanto de activistas como de opositores pac¨ªficos.
La estrategia b¨¦lica del Ej¨¦rcito sirio se centra en afianzar su control sobre las metr¨®polis y las grandes arterias de conexi¨®n con la capital, Damasco, empujando a los insurgentes a la periferia de las urbes al tiempo que asedian las bolsas de combatientes dentro de las ciudades. ¡°Mi batall¨®n se encarg¨® de cercar la ciudad de Homs. Hoy intentamos hacer lo mismo en Alepo. Se trata de expulsar a los hombres armados de las ciudades para combatirlos m¨¢s tarde en campo abierto, donde se da?an menos las infraestructuras y se pierden menos vidas civiles¡±, explica desde el frente de Alepo el general del Ej¨¦rcito sirio Abu Ahmed.
A varios centenares de metros, los rebeldes se afanan a su vez por mantener un corredor entre las ciudades y las ¨¢reas perif¨¦ricas. Recurren a ataques con mortero en las zonas lim¨ªtrofes y hacen de los t¨²neles y los francotiradores su mejor baza para compensar sobre el terreno su inferioridad ante la aviaci¨®n siria. Unos 23 millones de civiles intentan sobrevivir entre los frentes forjando una ilusoria normalidad.
Los rebeldes controlan el campo; y el Gobierno, las ciudades y? carreteras
Mientras que el Ej¨¦rcito sirio se muestra unido bajo un mismo liderazgo pol¨ªtico que reivindica desde el primer d¨ªa la lucha contra lo que califica de ¡°terrorismo¡±, los frentes rebeldes est¨¢n descoordinados. ¡°Nosotros hace m¨¢s de un a?o que no tenemos contacto con las brigadas del norte. Nos centramos en nuestra zona y [nos relacionamos] con otras brigadas de aqu¨ª¡±, explicaba pocos meses atr¨¢s Abu Husein, l¨ªder rebelde del oeste del pa¨ªs.
Ni Qatar ni Arabia Saud¨ª, principales financiadores de los rebeldes, han logrado hasta ahora unir a los opositores en un frente ¨²nico. El resultado sobre el terreno es una atomizaci¨®n del campo rebelde en multitud de brigadas que re¨²nen pocas decenas de hombres bajo un l¨ªder. El Estado Isl¨¢mico (EI), con mayores recursos que el resto, parece tomar el relevo a Al Qaeda en la regi¨®n controlando vastas zonas desde el noreste de Siria (Raqqa y Deir Zor) hasta acechar las puertas de Erbil en Irak, en el Kurdist¨¢n iraqu¨ª. El pulso lanzado por el Estado Isl¨¢mico, con la declaraci¨®n de un califato, ha logrado unir en la dial¨¦ctica ¡°antiterrorista¡± a las potencias regionales e internacionales ¡ªEstados Unidos, Irak, Siria, L¨ªbano, Arabia Saud¨ª¡ª que, simult¨¢neamente, se oponen en el tablero sirio.
¡°El conflicto s¨®lo acabar¨¢ con un pacto internacional¡±, dice un general
Seis millones de sirios son desplazados internos; tres millones, refugiados en otros pa¨ªses. Seg¨²n el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos con sede en Londres, 170.000 personas han muerto, un tercio de ellos civiles. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo cifraba el pasado mayo en 520.000 las v¨ªctimas entre mutilados, heridos y fallecidos en la contienda. En cuanto al coste econ¨®mico de la guerra, la mayor¨ªa de los expertos estima que oscila entre 90.000 y 130.000 millones de euros.
El pa¨ªs est¨¢ divido en cuatro frentes donde los alzados contra El Asad controlan mayoritariamente el campo abierto; y el Ej¨¦rcito sirio, las ciudades y grandes carreteras. Algunos de los frentes en las urbes no han variado m¨¢s de 300 metros en dos a?os. ¡°La guerra no terminar¨¢ hasta que no haya una soluci¨®n pol¨ªtica entre potencias internacionales y regionales. Hasta entonces podemos continuar a?os as¨ª¡±, asegura el general Abu Ahmed.
En el sur, el frente se encuentra en la ciudad de Deraa y sus alrededores hasta la frontera con Jordania. En la capital, los combates se centran en la periferia este de Damasco y el anillo exterior que lo circunvala. Al este del pa¨ªs, las hostilidades son en la regi¨®n de Calam¨²n, en la frontera con L¨ªbano. El frente m¨¢s amplio se extiende desde el noroeste del pa¨ªs hasta el noreste, en la frontera con Irak. En los tres primeros frentes, el r¨¦gimen combate simult¨¢neamente a diferentes grupos opositores como el Ej¨¦rcito Libre de Siria, el Frente al Nusra o el Frente isl¨¢mico; en el noreste el Estado Isl¨¢mico se impone como ¨²nico enemigo del Ej¨¦rcito. Y a estos combates con las tropas regulares de El Asad, se suman las guerras internas entre los que se oponen al r¨¦gimen sirio: principalmente entre el Estado Isl¨¢mico y otras facciones. Esta disensi¨®n favorece al r¨¦gimen sirio y provoca constantes desplazamientos de poblaci¨®n.
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