La pol¨ªtica exterior reabre heridas entre dem¨®cratas de EEUU
Las cr¨ªticas de Hillary Clinton a Obama amenazan con enfrentarla a las bases antibelicistas de su partido
La izquierda estadounidense no olvida. Doce a?os despu¨¦s, el voto de Hillary Clinton en el Senado a favor de autorizar la guerra de Irak parec¨ªa lejano. Pero las declaraciones de la ex secretaria de Estado cuestionando por t¨ªmida la pol¨ªtica exterior del presidente Barack Obama resucitan viejas divisiones en el Partido Dem¨®crata.
¡°Juega con fuego¡±, avisa Roger Hickey, activista veterano y codirector de la organizaci¨®n progresista Campa?a por el futuro de Am¨¦rica.
Hickey comparti¨® escenario con Clinton cuando en 2006, en el foro anual que cada a?o celebra su organizaci¨®n, la senadora y exprimera dama defendi¨® su posici¨®n ante la guerra de Irak. El p¨²blico la abuche¨®. La victoria de Obama ante Clinton en la nominaci¨®n dem¨®crata, en 2008, se explica en parte porque Obama dijo no a la guerra; Clinton dijo s¨ª.
Obama y Clinton enterraron el hacha. El presidente nombr¨® a su rival secretaria de Estado, cargo que ocup¨® hasta 2013. Su lealtad fue incuestionable. Hasta esta semana.
Vietnam acab¨® con la tradici¨®n intervencionista de Truman y Kennedy.?
En una entrevista con la revista The Atlantic, Clinton vincula la negativa de Obama de armar a los rebeldes sirios con el ascenso de los yihadistas violentos en Siria y en Irak. Y cuestiona la falta de visi¨®n de Obama en un mundo de conflictos incontrolables que parecen desbordar a la Casa Blanca.
La trifulca revela algo m¨¢s que la rivalidad entre las dos figuras m¨¢s destacadas del Partido Dem¨®crata en la ¨²ltima d¨¦cada. ¡°Clinton habla como una dem¨®crata de Truman-Kennedy", ha escrito esta semana en The New York Times el columnista conservador David Brooks. Obama, en cambio, piensa como el jurista que es, a?ade Brooks. ¡°Su pol¨ªtica exterior se construye en torno a la reverencia a ciertos procedimientos: el compromiso, la inclusi¨®n, las reglas y normas¡±
El antecedente en el que los cr¨ªticos de Obama siempre piensan es otro dem¨®crata, Jimmy Carter, presidente tras el desastre de Vietnam. En aquellos a?os, la URSS invadi¨® Afganist¨¢n y la revoluci¨®n en Ir¨¢n barri¨® con uno de los aliados capitales de EE UU en la zona, el sha de Persia.
Obama no se identifica tanto con Carter como con la tradici¨®n realista y cauta en las relaciones internacionales del Partido Republicano con presidentes como George Bush padre o su consejero Brent Scowcroft.
Clinton, con su defensa de una pol¨ªtica exterior m¨¢s robusta y desacomplejada, intenta seguir la tradici¨®n de presidentes dem¨®cratas como Harry Truman, que puso en marcha la contenci¨®n a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y John F. Kennedy, que proyect¨® al mundo el idealismo norteamericano de los sesenta mezclado con la firmeza ante la URSS.
Los detractores de la exsenadora no olvidan que apoy¨® invadir Irak
Vietnam acab¨® con esta tradici¨®n. El ala antibelicista se impuso. Uno de los disidentes era el senador Scoop Jackson, defensor en el Partido Dem¨®crata de una pol¨ªtica exterior agresiva. Muchos dem¨®cratas de Scoop Jackson, como se les conoc¨ªa, acabaron en las filas del movimiento neoconservador, que m¨¢s de dos d¨¦cadas despu¨¦s participar¨ªa en el dise?o de la invasi¨®n de Irak.
El antibelicismo dem¨®crata tras Vietnam, la ret¨®rica combativa de Ronald Reagan ante la URSS y la victoria en la Guerra Fr¨ªa permitieron al Partido Republicano retratar a los dem¨®cratas como al partido de la pol¨ªtica exterior d¨¦bil y la mala conciencia ante el poder americano.
Desde entonces, cualquier dem¨®crata con ambiciones presidenciales, siempre bajo sospecha de blando, se ha esforzado por acreditar sus credenciales en pol¨ªtica exterior. Las intervenciones humanitarias del dem¨®crata Bill Clinton en los noventa demostraron que la izquierda tambi¨¦n pod¨ªa intervenir y usar el poder¨ªo militar estadounidense para defender los derechos humanos.
La invasi¨®n de Irak en 2003 tambi¨¦n fue dem¨®crata. El presidente, George Bush hijo, cont¨® con el amparo de los halcones progresistas, partidarios de defender los derechos humanos a golpe de misil, si era necesario. En el Senado la autorizaci¨®n de la acci¨®n b¨¦lica cont¨® con 29 s¨ªes dem¨®cratas. Entre ellos, el de Hillaryn Clinton.
¡°Me equivoqu¨¦. Simple y llanamente¡±, escribe Clinton en Decisiones dif¨ªciles, sus memorias reci¨¦n publicadas. Pero sus cr¨ªticas a Obama, aplaudidas por los neoconservadores, reabren las divisiones.
¡°Es posible que Hillary piense en s¨ª misma como una dem¨®crata de Scoop Jackson, pero quedan muy pocos dem¨®cratas de Scoop Jackson en Am¨¦rica, y si se presenta as¨ª [a las elecciones presidenciales de 2016] casi est¨¢ invitando a que alguien desaf¨ªe su candidatura¡±, dice Hickey. Aunque no ha hecho oficial su candidatura, carece de rival y es la favorita, seg¨²n los sondeos.
¡°Creo", vaticina Hickey, ¡°que se retractar¨¢¡±.
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