Marina Silva, la m¨ªstica verde
Ecologista y evang¨¦lica, la candidata socialista aspira a ser la primera presidenta negra de Brasil
Marina Silva, icono ecologista, de las pocas pol¨ªticas brasile?as no corruptas, aspira a ser la primera presidenta negra de su pa¨ªs. Por una pirueta del destino, est¨¢ m¨¢s cerca que nunca de conseguirlo.
Conocida por su intransigencia con la vieja pol¨ªtica, Silva cree que es posible conjugar crecimiento econ¨®mico y justicia social. ¡°El pragmatismo con los sue?os¡±, ha dicho.
Su nombre, Marina, es un apodo como ocurre tambi¨¦n con Lula. En realidad se llama Mar¨ªa Osmarina Silva de Lima, y posee como el expresidente y l¨ªder sindicalista brasile?o, un fuerte carisma popular, aunque te?ido de misticismo y severidad. Tantas son las concomitancias entre ambos que le llaman la Lula con faldas. Militaron juntos durante casi 30 a?os en el Partido de los Trabajadores (PT) y los dos se forjaron, pol¨ªtica y socialmente, en los movimientos sindicales de izquierdas.
Los or¨ªgenes de Marina, nacida hace 56 a?os en el Estado de Acre, en el norte del pa¨ªs, puerta de la Amazonia, son si cabe m¨¢s humildes que los de Lula. Su familia, con 10 hermanos de los que sobreviven ocho, pasaba hambre recolectando caucho, (los llamados seringueiros) y viv¨ªa en un palafito. De ni?a, no pudo ir a la escuela porque ten¨ªa que ayudar a su padre. Su primer trabajo fue como empleada dom¨¦stica.
Ya con 16 a?os entr¨® en el programa Movimiento Brasile?o de Alfabetizaci¨®n (Mobral) en Rio Branco, capital de Acre. Quiso ingresar en un convento de la ciudad, pero al escuchar una conferencia sobre la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n, decidi¨® decantarse por la pol¨ªtica. Se afili¨® en 1985 al Partido Comunista Revolucionario, integrado entonces en el Partido de los Trabajadores (PT), al que se uni¨® al a?o siguiente.
A diferencia de Lula, que no estudi¨®, Marina, con la ayuda econ¨®mica de un diputado amigo fue a la Universidad y se licenci¨® en Historia. Fund¨® en Acre, junto al m¨ªtico sindicalista, Chico Mendes, asesinado por su defensa de la Amazonia y de los campesinos contra los terratenientes, la Central ?nica de los Trabajadores (CUT).
Inquieta siempre y nunca satisfecha, se vio tentada por la pol¨ªtica partidaria. Fue concejala, diputada y, a los 36 a?os, se convirti¨® en la senadora m¨¢s joven y m¨¢s votada de la democracia brasile?a.
Cuando Lula lleg¨® a la presidencia de la Rep¨²blica en 2002, la nombr¨® ministra de Medio Ambiente. Durante sus cinco a?os en el Gobierno, Silva redujo la deforestaci¨®n de la Amazonia en un 60%, pero choc¨® con poderosos intereses y se quejaba de ser constantemente boicoteada, incluso por la entonces ministra de Energ¨ªa, Dilma Rousseff. Esa labor le vali¨® el reconocimiento fuera de las fronteras de Brasil. En 1996, recibi¨® en Estados Unidos el Premio Goldam de Medio Ambiente para Am¨¦rica Latina y Caribe. En 2007, la ONU le concedi¨® el Champions of the Earth, el mayor galard¨®n de esa instituci¨®n en el campo ambiental. En 2008, The Guardian la eligi¨® como una de las 50 personalidades capaces de ayudar a salvar el planeta. Ella suele recordar, citando los Evangelios, que ¡°nadie es profeta en su tierra¡±.
En 2008, abandon¨® el Gobierno y el PT y se afili¨® al peque?o Partido Verde (PV) para presentarse a las presidenciales. Con poqu¨ªsimos apoyos, consigui¨® por sorpresa casi 20 millones de votos, obligando a su antigua compa?era de Gabinete, Rousseff a disputar una segunda vuelta.Cuatro a?os m¨¢s tarde, el sue?o de Silva era presentarse como candidata de su nuevo partido: La Red. Atrasos burocr¨¢ticos y trabas legales hicieron que no pudiera registrarse a tiempo para poder competir en las elecciones de octubre como l¨ªder de su propia formaci¨®n pol¨ªtica.
Silva, que tambi¨¦n comparte con Lula una gran astucia pol¨ªtica para imponerse a los imprevistos, acab¨® afili¨¢ndose al Partido Socialista Brasile?o (PSB) de Eduardo Campos, que la design¨® como su n¨²mero dos. Acept¨®, aunque no le gusta ser la segunda en nada. El destino o la ¡°providencia divina¡±¡ª como ha descrito su decisi¨®n de ¨²ltima hora de no viajar en el avi¨®n de Campos que se estrell¨® la tr¨¢gica ma?ana del 13 de agosto pasado¡ª acab¨® coloc¨¢ndola como candidata a las presidenciales.
Con una salud fr¨¢gil, agravada por varias malarias, tres hepatitis y una contaminaci¨®n por metales pesados que limitan su alimentaci¨®n y sus fuerzas f¨ªsicas y desahuciada por los m¨¦dicos, se puso en manos de un pastor evang¨¦lico con fama de poseer dones curativos.
Desde entonces, 1997, es una militante discreta de la Asamblea de Dios donde, sin embargo, es vista con desconfianza porque la consideran, contra lo que suele decirse, demasiado liberal y progresista para los c¨¢nones fuertemente conservadores de ese credo. Ha llegado a proponer un refer¨¦ndum para discutir temas como el aborto, las drogas y el matrimonio homosexual, considerados tab¨²es y diab¨®licos por sus correligionarios evang¨¦licos.
Sus adversarios pol¨ªticos tambi¨¦n la acusan de falta de experiencia para gobernar el pa¨ªs y de sentirse ¡°predestinada¡±. Dicen que es ¡°suave con guante de hierro¡±, inflexible en sus decisiones. Sin embargo, la analista Dora Kramer afirma que es incapaz de ¡°golpes bajos¡± y que tiene como lema que ¡°no todo vale¡± ni en la vida ni en la pol¨ªtica.?
Casada dos veces, Marina Silva es madre de cuatro hijos. Dif¨ªcil poder definir y encuadrar un personaje tan complejo, poli¨¦drico, enigm¨¢tico y, al mismo tiempo, con un fuerte magnetismo y un rigor ¨¦tico que la hacen simp¨¢tica entre los m¨¢s j¨®venes y los desencantados de la pol¨ªtica.El lema que gobierna su vida p¨²blica y privada est¨¢ recogido de los Evangelios que, seg¨²n dice, le piden ser ¡°sencilla como una paloma y astuta como una serpiente¡±. ?Ser¨¢ cierto que en pol¨ªtica es m¨¢s lo segundo que lo primero?
Su ¨²ltimo gran desaf¨ªo ser¨¢ enfrentarse a la poderosa presidenta Dilma Rousseff, m¨¢s agn¨®stica que creyente, pero que hace unos d¨ªas acudi¨® a leer textos b¨ªblicos ante 5.000 pastores evang¨¦licos a quienes pidi¨® la bendici¨®n.
Hay quien profetiza entre ambas una lucha b¨ªblica al estilo David contra Goliat. En Brasil, como en toda Am¨¦rica Latina, nadie parece escapar, como ha escrito Miguel ?ngel Bastenier, al ineluctable destino de los dioses.
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