San Luis, metr¨®polis atomizada
La expansi¨®n urban¨ªstica y las divisiones administrativas ahondan las fallas raciales en la ¡°Roma del Medio Oeste¡±
Los blancos tambi¨¦n protestan. ¡°Justicia para el agente de polic¨ªa Wilson¡±, se le¨ªa en la pancarta de un hombre que apareci¨® la semana pasada en las protestas por la muerte del joven negro Michael Brown, que iba desarmado, por los disparos del agente Darren Wilson, que era blanco. Pronto la polic¨ªa se los llev¨®. A ¨¦l, a la mujer que le acompa?aba con otra pancarta.
¡°La gente s¨®lo quiere la verdad. Quiere justicia. Y esto transciende la raza¡±. Jason Norton, de 45 a?os, es uno de los pocos blancos que se unieron a las manifestaciones en Ferguson (Misuri) pidiendo justicia en el caso Brown.
Entre el hombre que defend¨ªa al agente y Norton, que apoyaba las reivindicaciones de los negros, gran parte de la poblaci¨®n del ¨¢rea metropolitana San Luis ¡ªcasi tres millones de habitantes¡ª ha observado las protestas y disturbios de las dos ¨²ltimas semanas con extra?eza y distancia.
Mientras un malestar acumulado durante d¨¦cadas estallaba en Ferguson, San Luis se divert¨ªa, seg¨²n el diario ¡®Saint Louis Post Dispatch¡¯: ¡°La cantante Katy Perry se sub¨ªa al escenario del Scottrade Center durante dos horas el domingo por la noche, y los Cardinals [el equipo de b¨¦isbol local] se encontraba en medio de una serie de partidos en casa con un p¨²blico que alcanzaba los 40.000 espectadores en cada partido¡±.
Los ¨¢nimos se han calmado. El funeral por Michael Brown se celebra el lunes. A la hora del balance, la desconexi¨®n entre blancos y negros es llamativa. No s¨®lo en San Luis. Un 57% de negros de todo EE UU cree injustificado que Wilson disparase a Brown; un 18% de blancos comparte esta opini¨®n, seg¨²n un sondeo de ¡®The New York Times¡¯ y CBS.
¡°No entend¨ªa que toda esta violencia y desconfianza e incertidumbre afloraban a apenas veinte minutos de la casa donde crec¨ª¡±, explic¨® a la emisora local de la cadena p¨²blica el universitario Jim Santel, que creci¨® en el San Luis blanco y vive en Nueva York. ¡°Mi San Luis es muy distinto del San Luis que aparece en las noticias. Se encuentran en los lados opuestos de una falla grande y horrible, una falla que todos sabemos que est¨¢ all¨ª pero preferimos ignorar¡±.
Algunos blancos se manifiestan a favor del polic¨ªa; otros se han sumado a las protestas negras; la mayor¨ªa sigui¨® los sucesos desde la distancia y la extra?eza
En el cruce de los r¨ªos Misuri y Misisipi, entre el Este y el Oeste, el Norte y el Sur, San Luis deb¨ªa ser ¡°la futura capital de Estados Unidos¡±, seg¨²n escribi¨® en 1867 la revista The Atlantic Monthly. ¡°Una ciudad m¨¢s grande y m¨¢s imperial que Roma¡±.
¡°Lo que he descubierto es que San Luis no existe¡±, a?adi¨® en los a?os noventa el ensayista Robert Kaplan en ¡®Viaje al futuro de imperio¡¯, un libro de viajes por el Medio Oeste y el Oeste. Porque San Luis no es una ciudad sino un ¨¢rea metropolitana dividida en casi cuatrocientas microciudades. La balcanizaci¨®n comenz¨® a finales del siglo XIX, cuando San Luis se separ¨® de los condados vecinos. La Roma del Medio Oeste se negaba sufragar a los vecinos pobres. La balcanizaci¨®n sirvi¨® m¨¢s tarde para que ¡°los blancos acomodados¡± pudieran ¡°aislarse de los problemas de los centros urbanos negros¡±, seg¨²n Kaplan. El ¨¦xodo blanco a partir de los sesenta fue constante, como una persecuci¨®n: a medida que los negros se instalaban en barrios alejados del centro, los blancos hu¨ªan a barrios todav¨ªa m¨¢s lejanos. As¨ª ocurri¨® en Ferguson. En 1990 el 74% de habitantes en Ferguson era blanco y el 25% negro; ahora el 67% son negros y el 29% blancos. El problema es que el poder ¡ªla polic¨ªa, el ayuntamiento, las escuelas¡ª sigue en manos de los blancos. Los negros ni se movilizan ni han encontrado la manera de hacerse escuchar.
Media hora al sur por una de las autopistas que parten esta metr¨®polis, el ruido de Ferguson queda lejos. Crestwood es un barrio de centros comerciales de lujo, restaurantes de sushi, calles residenciales. Cae el sol y un hombre corta el c¨¦sped mientras sus hijos juegan en los columpios. Wilson vive cerca. A la entrada de la Primera Iglesia Baptista de Crestwoon hay un cartel: ¡°Recen por nuestra ciudad¡±.
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