El ministro Montebourg ahonda la fractura de la izquierda
La tomentosa salida del pol¨¦mico ministro de Econom¨ªa da alas a la oposici¨®n interna del PSF
La tormentosa salida del Gobierno franc¨¦s del titular de Econom¨ªa, Arnaud Montebourg (Clamecy, 1962), constituye el mayor aval conseguido hasta ahora por el medio centenar de diputados socialistas cr¨ªticos con la pol¨ªtica econ¨®mica planteada por Fran?ois Hollande en enero y desarrollada desde abril a toda prisa y sin concesiones por el primer ministro, Manuel Valls. Uno y otros tienen en com¨²n su rechazo al recorte de 50.000 millones en el gasto p¨²blico entre 2014 y 2017, as¨ª como el desigual reparto en las contrapartidas: 41.000 millones de rebajas fiscales y de tasas a las empresas y solo 5.000 para los hogares. Sin embargo, las tesis proteccionistas del hasta hoy ministro de Econom¨ªa le han convertido en una voz aislada en las filas socialistas y en el propio Gobierno.
Montebourg ha reclamado que las ventajas fiscales para los hogares se eleven al menos hasta 16.000 millones con el fin de incrementar el poder adquisitivo. Es parte de su batalla clave frente a Hollande: mejorar la demanda en lugar de centrarse ¨²nicamente en la oferta. Su tesis ha sido siempre aplaudida por los parlamentarios rebeldes, que apoyaron sin reservas en julio el proyecto legal para la rebaja fiscal a los hogares, mientras 35 de ellos se abstuvieron d¨ªas despu¨¦s al votar un segundo proyecto que preve¨ªa la congelaci¨®n de pensiones superiores a los 1.200 euros mensuales.
Previamente en abril, 41 socialistas se abstuvieron tambi¨¦n en la votaci¨®n sobre el programa de estabilidad presentado por el Gobierno para cumplir con las exigencias de Bruselas con el fin de reducir el d¨¦ficit. Otro frente coincidente con Montebourg. Como el contenido de dos escritos enviados a Hollande por 100 socialistas uno, y por 50 un segundo, para que recondujera su Pacto de Responsabilidad que incluye las profundas reformas para intentar superar la crisis.
La crisis de ahora puede tener consecuencias m¨¢s graves en la Asamblea Nacional. Los socialistas cuentan hoy con 290 votos de 577 esca?os. La mayor¨ªa absoluta, por tanto, es de 289, y ese es la referencia para que Manuel Valls logre superar un voto de confianza para su nuevo Gobierno o para sacar adelante en oto?o los cr¨ªticos presupuestos para el a?o que viene.
Pero en sus dos a?os de ministro (primero de Reconstrucci¨®n Productiva y desde mayo de Econom¨ªa) Montebourg ha sido mucha m¨¢s veces noticia por sus exabruptos proteccionistas que por sus cr¨ªticas a Hollande o Valls. En 2012, con Jean-Marc Ayrault como primer ministro, ya amenaz¨® con dimitir si no se imped¨ªan los despidos previstos en las acer¨ªas Florange, cuya nacionalizaci¨®n lleg¨® a proponer. Esta primavera repiti¨® su amenaza de marcharse si Ayrault continuaba como jefe del Gobierno. En junio, su pol¨ªtica intervencionista se plasm¨® en la alianza de Alstom con General Electric, ganadora en su pulso con la alemana Siemens. Montebourg impuso como condiciones la entrada del Estado en la empresa resultante (20%, que supuso un desembolso p¨²blico de 1.700 millones).
Activo y activista contra los efectos de la mundializaci¨®n, Montebourg llam¨® ¡°integrista obsoleto y liberal¡±al comisario Joaqu¨ªn Almunia, porque, en su opini¨®n, Bruselas pone excesivas trabas a las ayudas p¨²blicas a las empresas cuando China o Jap¨®n lo hacen sin problema alguno.
Ahora, la salida de Montebourg, un azote pata Bruselas, ser¨¢ vista con buenos ojos en la capital comunitaria. Cuando Valls formo Gobierno la pasada primavera, se asegur¨® que, para tranquilizar a Bruselas, nombraba ministro de Finanzas a Michel Sapin. Ayer, no se descartaba que este asumiera ahora la cartera de Econom¨ªa. Ser¨ªa otro gesto de Hollande, que ha desatado esta crisis precisamente en plena negociaci¨®n para el reparto de puestos en la Comisi¨°n Europea. Ha propuesto a su exministro Pierre Moscovici para una importante cartera econ¨®mica.
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