La necesaria adaptaci¨®n
Los pa¨ªses miembros de la OTAN precisan de una reestructuraci¨®n de sus modelos de defensa
Si durante la Guerra Fr¨ªa la OTAN fue una historia de ¨¦xito, tras ella su historia es la de una adaptaci¨®n atropellada a un entorno estrat¨¦gico en cambio acelerado. Las cumbres tratan de cerrar el desfase entre lo que la realidad estrat¨¦gica demanda y lo que la OTAN puede ofrecer, y sus resultados han ido cambiando la organizaci¨®n desde una alianza defensiva regional a una instituci¨®n de seguridad global. La evoluci¨®n ha sido necesaria porque no se percib¨ªa ninguna amenaza militar para el ¨¢rea de la OTAN, y porque muchos de los riesgos de la seguridad internacional no son de naturaleza militar y, por su car¨¢cter global, no se circunscriben al territorio de los Estados miembros ni afectan por igual a todos ellos.
?La OTAN llega a Gales con dificultades de adaptaci¨®n. En primer lugar, la situaci¨®n estrat¨¦gica ha evolucionado, aunque afecta a cada aliado de forma diferente: a Estados Unidos le preocupa Asia-Pac¨ªfico, los pa¨ªses orientales de Europa est¨¢n pendientes de Rusia y los mediterr¨¢neos miran hacia el sur. Como la OTAN no puede atender simult¨¢neamente esas percepciones, los miembros afectados se ven obligados a ocuparse de sus riesgos particulares (regionalizaci¨®n) y a ganarse la solidaridad del resto de la Alianza. Para ello se multiplican los lazos bilaterales con Estados Unidos o los subregionales con pa¨ªses afines para lograr garant¨ªas de seguridad adicionales y econom¨ªas de esfuerzo militar.
En la percepci¨®n de los riesgos o amenazas, y en sus respuestas, influye decisivamente la cultura estrat¨¦gica de las ¨¦lites pol¨ªticas y de las opiniones de cada pa¨ªs, que ya no es la misma del pasado. Como se ha visto en Libia, Siria, Mal¨ª o Ucrania, no todos los aliados creen en la utilidad del uso de la fuerza militar ni todos los que lo apoyan pueden permit¨ªrselo, con lo que es dif¨ªcil prever la respuesta de una organizaci¨®n cuya principal ventaja comparativa es, precisamente, la militar.
Los miembros de la OTAN? deben reconocer en Gales que la defensa es necesaria
Cada aliado, especialmente los grandes como Estados Unidos, Alemania, Reino Unido o Francia, tiene sus propias prioridades estrat¨¦gicas para las que tratan de capturar los favores del conjunto y, por eso, la OTAN tiende a convertirse en una ¡°caja de herramientas¡± a la que sus miembros acuden para legitimar sus intervenciones (Estados Unidos en Afganist¨¢n) o solicitar apoyo (la coalici¨®n internacional en Libia). Ahora, los aliados m¨¢s beligerantes esperan que la OTAN eleve el tono militar contra Rusia y vuelva a sus or¨ªgenes de defensa territorial mientras que los m¨¢s contemporizadores esperan que las medidas militares sean ligeras y revisables. Una divisi¨®n de sensibilidades de la que toman nota, no solo Rusia, sino otros actores, estatales o no, que esperan la asistencia o la confrontaci¨®n con la OTAN en los escenarios calientes de Asia, Oriente Pr¨®ximo, norte de ?frica y Sahel.
En situaci¨®n de dificultades econ¨®micas, la solidaridad se resiente y algunos Estados miembros se quejan de que no todos contribuyen en la misma proporci¨®n, por lo que en Gales plantear¨¢n establecer criterios de convergencia vinculantes para los presupuestos (2% del PIB) y para las capacidades con las que deben contribuir los aliados si quieren seguir disfrutando de las garant¨ªas de defensa y participando en las decisiones colectivas.
Para empezar a resolver los problemas estructurales mencionados, no bastar¨¢ que los miembros de la OTAN reconozcan en Gales que la defensa es necesaria, tal y como hicieron los de la Uni¨®n Europea en el Consejo Europeo de diciembre pasado, porque lo que verdaderamente necesita la OTAN y cada uno de sus Estados miembros, incluida Espa?a, es una reestructuraci¨®n urgente de sus modelos de defensa.
F¨¦lix Arteaga es investigador principal de seguridad y defensa del Real Instituto Elcano.
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