Rousseff carga contra Silva en un debate televisado para tratar de recuperar terreno
La presidenta brasile?a acusa a la candidata de vaguedad en sus propuestas y ¨¦sta le reprocha la mala marcha de la econom¨ªa
La regla de oro del segundo debate televisado de las elecciones presidenciales brasile?a estaba clara: cualquier candidato pod¨ªa preguntar, de primeras, a cualquier otro candidato. Le toc¨® el primer turno a la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), que no dud¨® y eligi¨® el blanco: la candidata Marina Silva, la reina reciente de las encuestas, la aspirante inesperada de los socialistas brasile?os despu¨¦s de que en un accidente de avi¨®n muriera el pasado 13 de agosto el l¨ªder del Partido Socialista Brasile?o, Eduardo Campos. Y la presidenta dispar¨®: ¡°?C¨®mo se las va arreglar para conseguir todo el dinero que necesita para cumplir todas las promesas que est¨¢ haciendo?¡±. La candidata Silva respondi¨® con vaguedades, sin cifras (¡°haremos las elecciones debidas, no elegiremos mal¡±). Y Rousseff contraatac¨® machacando en el mismo lado: ¡°Usted habla y habla pero no responde¡±.
De esta forma se encauz¨® el debate que, sobre todo, fue un duelo particular entre las dos personas que, seg¨²n los sondeos, m¨¢s posibilidades tienen de ganar las elecciones presidenciales brasile?as. Por un lado, Rousseff trat¨® de acorralar a Silva acus¨¢ndole de falta de concreci¨®n y de arroparse en discursos vaporosos. Marina Silva, por su parte, critic¨® la, a su juicio, miop¨ªa de Rousseff para ver sus propios errores y le record¨® la (mala) marcha de la econom¨ªa brasile?a, que acaba de entrar en lo que los especialistas denominan recesi¨®n t¨¦cnica. El tercero en discordia, A¨¦cio Neves, del m¨¢s conservador Partido de la Socialdemocracia Brasile?a (PSDB), pas¨® m¨¢s desapercibido aunque tambi¨¦n incidi¨® en la necesidad de mudar el rumbo econ¨®mico del pa¨ªs ¡°para que Brasil vuelva a crecer¡±.
El debate, en el que participaron siete candidatos (de ellos, s¨®lo los tres citados tienen posibilidades ciertas de vencer), fue seguido con inter¨¦s porque se trataba de saber c¨®mo A¨¦cio Neves y Dilma Rousseff tratar¨ªan de contrarrestar el efecto-Marina Silva, que desde que decidi¨® dar el paso y sustituir al fallecido Campos se ha convertido en la aut¨¦ntica estrella de la campa?a, objeto de todo tipo de art¨ªculos en la prensa brasile?a y protagonista absoluta. De ah¨ª que Dilma Rousseff, que ve como Silva, exministra de Medio Ambiente, ya le supera en los sondeos la eligiera de nuevo como blanco en la siguiente pregunta. Ah¨ª le interrog¨® sobre otro punto flaco del programa, esto es, la explotaci¨®n de los recursos petrol¨ªferos en aguas profundas de Brasil, el conocido como presal. Silva volvi¨® a responder sin comprometerse, aludiendo a la explotaci¨®n pero tambi¨¦n al fomento de otros tipos de energ¨ªa menos contaminantes y da?inas, como la e¨®lica y la solar. Rousseff volvi¨® a atacar en el mismo sitio, dejando clara su postura ante la ambig¨¹edad calculada de su oponente: ¡°Esos yacimientos son riqueza para el pa¨ªs. Son recursos para fomentar la educaci¨®n y la sanidad. Usted no se compromete con nada. Su discurso est¨¢ lleno de frases gen¨¦ricas¡±.
Por su parte, Marina Silva apel¨® a uno de sus mensajes¨Cclave de su campa?a, el cambio de ¡°las viejas formas de hacer pol¨ªtica¡± a una ¡°nueva postura¡±. Y reproch¨® a Dilma Rousseff que no asuma su culpa en la derrota econ¨®mica del pa¨ªs: ¡°No es justo que diga que cuando el pa¨ªs va bien es porque usted lo hace bien, y cuando va mal es por culpa de la crisis econ¨®mica de los otros pa¨ªses. Sus errores los est¨¢ pagando la gente que no tiene buenos servicios y que sali¨® hace m¨¢s de un a?o a protestar a la calle a por eso¡±.
Neves, que hasta la irrupci¨®n de Silva era el oponente directo de Rousseff, qued¨® relegado a tercer lugar, precisamente el lugar en el que le dejan las encuestas. Si ¨¦stas tienen raz¨®n, el l¨ªder del PSDB no pasar¨¢ la primera ronda, que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo cinco de octubre. Da la impresi¨®n de que las elecciones brasile?as cada vez m¨¢s es cosa de dos.
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