El escaparate de Corea del Norte, el pa¨ªs m¨¢s impenetrable del mundo
Pyongyang, la capital norcoreana y hogar de los m¨¢s fieles al r¨¦gimen, estrena parque acu¨¢tico y club h¨ªpico
El parque acu¨¢tico Munsu, en Pyongyang, es uno de los proyectos grandiosos construidos por Kim Jon-un desde que hered¨® el poder absoluto de su padre a finales de 2011. Tiene cascadas, toboganes, piscinas cubiertas y al aire libre en los que cientos de cr¨ªos, mujeres y hombres chapoteaban a finales de agosto.NAIARA GALARRAGADos norcoreanas fotograf¨ªan los caballos en el reci¨¦n inaugurado club h¨ªpico de Pyongyang a finales de agosto. Trotar media hora cuesta, seg¨²n el listado de precios expuesto, 40.000 won a un adulto y la mitad a los ni?os. Es una cifra que supone entre 5 y 10 veces el salario medio.NAIARA GALARRAGAR¨¦plica de la plaza Kim Il-sung en el parque tem¨¢tico abierto en 2012 en la capital norcoreana, fotografiada el 31 de agosto. La plaza real, presidida por sendos retratos de Kim Il-sung (fundador de la dinast¨ªa) y de su hijo Kim Jong-il, es el coraz¨®n de Pyongyang y el escenario de las conmemoraciones y grandes desfiles militares.NAIARA GALARRAGAUna empleada de la Casa de Estudio del Pueblo posa con sendos ejemplares de 'El Quijote' en coreano (a la izquierda) y de 'Cien a?os de soledad' a finales de agosto. La biblioteca alberga unos 30 millones de vol¨²menes y cientos de personas acuden all¨ª a diario a buscar informaci¨®n en la Intranet local. Los norcoeranos no tienen acceso a la red global de Internet. Como todos los norcoeranos adultos, la bibliotecaria luce un retrato del l¨ªder en la solapa izquierda.NAIARA GALARRAGAEstas nuevas torres de viviendas se alzan sobre el r¨ªo Taedong, que divide la capital norcoreana. Pyongyang, donde existen rascacielos, parques cuidados y calles impolutas, es el escaparate del r¨¦gimen. All¨ª viven los m¨¢s leales y, aunque es la ciudad con los mejores servicios, tambi¨¦n padece cortes de electricidad.NAIARA GALARRAGAVarias pasajeras y una revisora en el metro de la capital de Corea del Norte, construido hace cuatro d¨¦cadas, a finales de agosto. Ahora tiene dos l¨ªneas que suman casi 20 paradas. Pero los visitantes extranjeros solo pueden viajar entre dos estaciones, entre Puhung y Yong Gwang. El billete cuesta 5 won. Los autobuses y los tranv¨ªas van abarrotados, las colas son largas y se ven algunas bicicletas (que cuestan el salario de 2-3 meses). En los ¨²ltimos a?os ha aumentado el tr¨¢fico de coches.NAIARA GALARRAGAUna norcoreana fotograf¨ªa con su m¨®vil uno de los combates de lucha libre celebrados en Pyongyang el fin de semana pasado, veladas con las que el r¨¦gimen pretende retomar la diplomacia del deporte.NAIARA GALARRAGAUna vecina de Pyongyang camina el lunes pasado por la plaza Kim Il-sung de la capital norcoreana. La proliferaci¨®n de los mercados paralelos a la econom¨ªa estatal (de venta o trueque de lo producido en huertas particulares) y los negocios de las empresas mixtas con extranjeros han generado una mejora econ¨®mica que es visible en la ciudad. Como todos los norcoeranos adultos, la joven luce un retrato del l¨ªder en la solapa izquierda.NAIARA GALARRAGAVarios norcoreanos consultan la Intranet local en el Palacio de Estudio del Pueblo, en Pyongyang, a finales de agosto. La red global de Internet es inaccesible desde el pa¨ªs asi¨¢tico.NAIARA GALARRAGAUn grupo de escolares de visita a la plaza Kim Il-sung el lunes 1 de septiembre practica su ingl¨¦s con una for¨¢nea. Los ni?os norcoreanos son de talla menor a los surcoreanos como consecuencia de la brutal hambruna de finales de los noventa, que mat¨® a unas 600.000 personas, seg¨²n las estimaciones m¨¢s reciente, y la persistente escasez de comida.NAIARA GALARRAGALa proliferaci¨®n de los mercados paralelos a la econom¨ªa estatal ha derivado en la aparici¨®n de algunos coches de lujo, como este BMW aparcado ante un restaurante de Pyongyang a finales de agosto. El color de la matr¨ªcula indica que el autom¨®vil es de propiedad estatal. Los del Ej¨¦rcito llevan matr¨ªcula negra; los de empresas mixtas, roja y los diplom¨¢ticos, azul.NAIARA GALARRAGA
