Los turistas quitan el sue?o a Berl¨ªn
El barrio m¨¢s popular de la capital alemana declara la guerra a los visitantes 'low cost'
Monika Herrmann, una combativa militante del partido ecologista Los Verdes, fue elegida el 1 de agosto de 2013 alcaldesa del distrito Friedrichshain-Kreuzberg de Berl¨ªn, uno de los barrios m¨¢s emblem¨¢ticos de la ciudad, donde impera la multiculturalidad y la fiesta nocturna parece ser eterna. Su elecci¨®n parec¨ªa que ayudar¨ªa a darle m¨¢s fama y glamour al sector. Pero se impuso la realidad: la llegada masiva de refugiados, el comercio de drogas en G?rlitzer Park y la invasi¨®n de los conocidos despectivamente como los ¡°turistas de easy jet¡±. A este grupo pertenece un heterog¨¦neo grupo de j¨®venes cuyo com¨²n denominador es anunciar su presencia en la gran ciudad con el estr¨¦pito de sus maletas con ruedas a horas intempestivas.
Para enfrentarse al incremento de refugiados sin papeles la alcaldesa no ha encontrado a¨²n soluci¨®n. Para combatir la venta de marihuana, coca¨ªna y hero¨ªna en el parque G?rlizter quiso crear una red de coffee-shops en los alrededores y acabar con la venta ilegal de drogas, un negocio controlado desde las tinieblas por la mafia libanesa y cuyos vendedores provienen en su mayor¨ªa de pa¨ªses africanos. ¡°Lleg¨® el momento de aplicar soluciones fuera de lo com¨²n¡±, dijo cuando present¨® la idea. Pero la idea no logr¨® salvar el escollo de la legislaci¨®n alemana.
¡°Los turistas creen que est¨¢n en una especie de Disneylandia, donde los vecinos son comparsas¡±, dice la regidora berlinesa
Hace unos d¨ªas, la alcaldesa volvi¨® a ocupar las p¨¢ginas de la prensa local con otra idea fuera de lo com¨²n que electriz¨® a los responsables de promover el turismo en la gran ciudad, pero que encontr¨® el aplauso de los vecinos del distrito m¨¢s popular de Berl¨ªn. Despu¨¦s de constatar la invasi¨®n de turistas j¨®venes que colmatan durante los fines la llamada ¡°milla de la fiesta¡±, la alcaldesa insinu¨®, desde las p¨¢ginas del peri¨®dico Der Tagesspiegel, que hab¨ªa llegado la hora de combatir la invasi¨®n de los ¡°turistas de easy jet¡±.
¡°Tengo la impresi¨®n de que muchos turistas creen que se encuentran en una especie de Disneylandia, donde los vecinos juegan un rol de comparsas¡±, dijo la alcaldesa. ¡°En casi todo el distrito ya no puede dormir con las ventanas abiertas a causa del ruido. Los turistas se emborrachan y vomitan en los portales de los edificios de viviendas y arrastran sus maletas con ruedas en plena noche para dirigirse al aeropuerto¡±, a?adi¨®. Y propuso que los turistas colocaran ruedas de goma en sus maletas adem¨¢s de anunciar la distribuci¨®n de un c¨®digo de buena conducta redactado en varios idiomas.
Las ideas propagadas por la alcaldesa alertaron a Visit Berlin, una empresa que promueve el turismo en la capital, que entendi¨® que cualquier intento por alejar al turismo inc¨®modo podr¨ªa repercutir, tarde o temprano, en las estad¨ªsticas que llenan de orgullo a la ciudad. ¡°Hay efectos negativos puntuales, pero nosotros estamos a favor de aplicar medidas positivas. Estamos en contra de un c¨®digo de conducta, porque, a la larga, esta medida podr¨ªa tener consecuencias negativas¡±, dijo Bj?rn Lisker, portavoz de Visit Berl¨ªn. ¡°El joven que hoy llega a Kreuzberg, ma?ana puede visitar Berl¨ªn junto con su familia. Aunque tambi¨¦n es cierto que el distrito tiene un problema¡±.
El problema de Friedrischhain-Kreuzberg est¨¢ protagonizado en su mayor¨ªa por j¨®venes turistas que llegan de Espa?a, Italia y, en menor medida, de Estados Unidos. A partir de las once de la noche la l¨ªnea U1 del metro vomita, cada tres minutos, a cientos de j¨®venes sedientos de fiesta en la estaci¨®n Schlesisches Tor, ubicada a pocos metros de la ribera occidental del r¨ªo Spree, o de la estaci¨®n Warschauer Strasse en el lado oriental del r¨ªo.
Muy cerca de Warschauer Strasse se encuentra una enorme construcci¨®n del siglo XIX que funcion¨® como centro de mantenimiento de la compa?¨ªa de ferrocarriles. En sus naves hay varias discotecas alternativas, caf¨¦s y restaurantes. No muy lejos de este lugar se encuentra la catedral pagana de Berl¨ªn, la famosa Berghain, una de las mayores discotecas del mundo. Aunque sus clientes son los que menos se ven por el barrio. Los que logran ingresar el viernes por la noche, por lo general abandonan el local el lunes por la ma?ana, cuando el local cierra.
En Warschauer Strasse los j¨®venes son recibidos por grupos musicales. Reconvertidos en una masa en busca de fiesta lanzan el grito de guerra que hace feliz a Cumali Karabult, que tiene un local donde vende la bebida sagrada. ¡°Cerveza, cerveza, queremos cerveza¡±, gritan los j¨®venes que se alejan en busca de la diversi¨®n, agitando latas y botellas. ¡°Cuando m¨¢s vendo es durante los fines de semana, pero el negocio tambi¨¦n funciona los otros d¨ªas¡±, dice Cumali. ¡°Los viernes, s¨¢bados y tambi¨¦n domingos, la fiesta es continua y cada vez peor. Hay muchos borrachos que dejan un reguero de botellas rotas sobre la calzada y orinan, defecan y vomitan donde les da la gana¡±.
El ruido y la suciedad despert¨® la rabia del vecindario que, ante la pasividad de la polic¨ªa y de las autoridades, comenzaron a rebelarse contra los turistas con una campa?a in¨¦dita en Berl¨ªn, quiz¨¢s la ciudad m¨¢s tolerante de Alemania y que en 2013 recibi¨® 27 millones de visitas que alimentaron las arcas siempre vac¨ªas de la ciudad con unos 10.000 millones de euros. Manos an¨®nimas crearon carteles y pintadas donde invitan a los j¨®venes a abandonar la ciudad y, en el peor de los casos, incitan a quemarlos.
¡°Es cierto. Tenemos un problema en la llamada milla de la fiesta y los vecinos se quejan del ruido, de la suciedad y de que los turistas utilicen las entradas de las viviendas como ba?os p¨²blicos¡±, admiti¨® Sascha Langenbach, portavoz de la alcaldesa de Friedrischain-Kreuzberg. ¡°Pero el turismo en Berl¨ªn es un factor econ¨®mico de primer orden y da trabajo a 300.000 personas. Por eso queremos poner en marcha una campa?a de informaci¨®n para concienciar a los j¨®venes bajo el lema: ¡®?Quer¨¦is lo mismo para vuestras ciudades?¡±.
Mientras tanto la fiesta contin¨²a. Un nuevo c¨®ctel se est¨¢ imponi¨¦ndo para alargar la noche berlinesa: vodka mezclado con alguna bebida energ¨¦tica para disfrutar de la ¡°ciudad pobre, pero sexy¡±, como la bautiz¨® Klaus Wowereit, el famoso burgomaestre de la capital de Alemania, ahora de salida. Wowereit dejar¨¢ el cargo en diciembre, despu¨¦s de estar al frente del Gobierno regional durante 13 a?os. Con ¨¦l, Berl¨ªn puli¨® su imagen de ciudad alegre, tolerante y divertida. Al pol¨ªtico socialdem¨®crata le faltaba el tiempo para asistir a todas las fiestas, una afici¨®n que ayudaba a cultivar la imagen hedonista que ahora tiene la ciudad. Berl¨ªn tambi¨¦n es la capital europea del mundo homosexual gracias a Wowereit, quien junto a su pareja, el neur¨®logo J?rg Kubicki, apoyaron y alentaron a la comunidad gay.
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