Nadie quiere la casa de Goebbels
"Es un idilio de soledad", dec¨ªa el ministro, que se llevaba all¨ª a sus amantes
Cuando la bandera nazi flameaba en todos los edificios p¨²blicos de Berl¨ªn, Joseph Goebbels, el fan¨¢tico ministro de propaganda de Hitler, recibi¨® al cumplir 39 a?os un magn¨ªfico regalo de cumplea?os de la ciudad: una id¨ªlica villa, rodeada de bosques y ubicada a tan solo 45 minutos en coche del centro. La casa fue bautizada como Villa Bogensee y pronto se convirti¨® en el nido de amor del ministro, un hombre que favorec¨ªa las carreras cinematogr¨¢ficas de las actrices de la ¨¦poca, previa cita amorosa en su refugio. La historia se?ala que Goebbels y su esposa, tras envenenar a sus seis hijos, se suicidaron en el b¨²nker de Hitler. Pero la famosa villa sobrevivi¨® a las bombas de los aliados y se convirti¨®, iron¨ªas del destino, en un exclusivo centro que fue usado por las juventudes comunistas del nuevo r¨¦gimen hasta que el famoso muro de Berl¨ªn se derrumb¨®, otro hecho hist¨®rico que convirti¨® al Gobierno de Berl¨ªn en el nuevo propietario de la famosa villa y de un terreno de 16,8 hect¨¢reas.
La inc¨®moda herencia provoc¨® en las autoridades un interrogante que a¨²n sigue sin respuesta. ?Qu¨¦ hacer con la villa y el terreno y c¨®mo evitar que la propiedad se convierta en un lugar de peregrinaci¨®n para los nietos de Hitler? A comienzos de los noventa del siglo pasado, Berl¨ªn intent¨® convertir la villa en un exclusivo hotel, pero nadie mostr¨® inter¨¦s en la idea.
En los a?os 2006 y 2008, la ciudad intent¨®, sin ¨¦xito, vender el complejo y recientemente volvi¨® a abrir una licitaci¨®n. ¡°Tenemos muchos interesados, pero a¨²n estamos estudiando las ofertas que recibimos¡±, confiesa Marlies Mache, la portavoz de la agencia que administra las propiedades que desea vender la ciudad. ¡°No queremos que el complejo caiga en manos equivocadas y por eso exigimos a los interesados que se?alen claramente qu¨¦ desean hacer en ¨¦l¡±.
La agencia sugiri¨® en la licitaci¨®n que la villa y el terreno que la rodea fueran convertidos en un internado, una cl¨ªnica, un complejo tur¨ªstico o un centro cultural internacional. La funcionaria se neg¨® a dar detalles de los interesados en adquirir la propiedad y admiti¨® que desconoc¨ªa su valor, que asciende, seg¨²n informaciones de la prensa local, a unos 15 millones de euros.
Aunque el precio no es una ganga, el hipot¨¦tico comprador, adem¨¢s de invertir una considerable suma de dinero, deber¨¢ hacer uso de mucha imaginaci¨®n para evitar que la ¨²nica residencia que existe en Alemania de un exjerarca nazi deje de ser un lugar contaminado por el cap¨ªtulo m¨¢s negro de la historia del pa¨ªs.
¡°Es un idilio de soledad¡±, anot¨® Goebbels en su diario al referirse a las cualidades de su nueva propiedad. ¡°Aqu¨ª se puede pensar, trabajar, leer y no recibir llamadas telef¨®nicas ni correspondencia¡±. Cuando las obras de remodelaci¨®n fueron finalizadas, en 1939, la villa contaba con 40 habitaciones, otras 70 para el personal de servicio, una sala de cine de 100 metros cuadrados y un b¨²nker.
Pero Goebbels aprovech¨® la id¨ªlica soledad para dar rienda suelta a su feroz apetito sexual, que le vali¨® el apodo de el macho de Babelsberg. El ministro de propaganda de Hitler hab¨ªa expulsado de los famosos estudios de cine a las actrices de origen jud¨ªo, y las reemplaz¨® por bellas artistas arias a las que seduc¨ªa en su nido de amor, una costumbre que le vali¨® el reproche de Hitler. ¡°No tenemos prisa en vender la propiedad¡±, dice Mache, quien admite que el mantenimiento de la villa y del terreno le cuesta al contribuyente berlin¨¦s unos 150.000 euros al a?o.
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