Jodorkovski: ¡°Soy pesimista; Putin puede durar 20 a?os¡±
El exoligarca prepara en Suiza su vuelta (a distancia) a la pol¨ªtica rusa tras diez a?os en prisi¨®n
Mij¨¢il Jodorkovski recibi¨® a EL PA?S el lunes en Z¨²rich, donde se instal¨® tras ser liberado en diciembre ¡°por motivos humanitarios¡± despu¨¦s de m¨¢s de diez a?os en prisi¨®n acusado de diversos delitos econ¨®micos pero con la sospecha sobrevolando de que el Kremlin le castigaba por la relevancia que hab¨ªa adquirido como opositor. El hombre que levant¨® la que lleg¨® a ser la primera petrolera de Rusia, Yukos, fue indultado y excarcelado el pasado diciembre. Su empresa fue desmembrada y absorbida en gran parte por la petrolera estatal Rosneft.
La oficina del exoligarca, sin identificaci¨®n exterior, est¨¢ en el casco viejo, a pocos minutos de la casa, se?alada con una placa, donde otro exiliado, Vlad¨ªmir Lenin, padre de la Revoluci¨®n bolchevique, residi¨® de 1916 a 1917. En Suiza Jodorkovski prepara su retorno (a distancia) a la pol¨ªtica de su pa¨ªs. Parece relajado. La camiseta sin mangas estampada con un graffiti que viste le da un aire juvenil que se refuerza cuando, mochila en ristre, marcha al encuentro de su esposa, Inna, y su padre, Boris.
Pregunta. ?C¨®mo se adapta a Suiza?
Respuesta. Suiza es una residencia temporal que me resulta c¨®moda para trabajar con Rusia. [Desde Mosc¨²] no se ve como un pa¨ªs hostil, tiene una pol¨ªtica bastante independiente y no hay que temer la influencia del Kremlin sobre sus dirigentes. Pero en mi relaci¨®n con las autoridades rusas todo es posible, y yo no me tranquilizo del todo aqu¨ª. En Twitter circularon llamamientos a ajustarme las cuentas e incluso a matarme.
P. ?Su fundaci¨®n, Rusia Abierta (OR), vuelve a funcionar?
R. Quiero empezar un nuevo trabajo con esta marca que refleja mi visi¨®n, opuesta a la del r¨¦gimen. La apertura al mundo es ventajosa para Rusia y ¨²til para la sociedad. En el pasado la fundaci¨®n promov¨ªa actividades de beneficencia que ahora no puedo impulsar porque no tengo los recursos de entonces. Adem¨¢s, en Mosc¨² hay un tercer proceso preparado contra Yukos, que permite acusar de lavado de dinero a quien reciba recursos m¨ªos. Mis proyectos hoy se dirigen a la reducida parte de la sociedad rusa que vincula el futuro a la v¨ªa europea de desarrollo, es decir al Estado de derecho. Rusia es parte de Europa por su herencia cultural, pero las autoridades siembran dudas rid¨ªculas sobre ello.
P. ?C¨®mo actuar¨¢?
R. Los grupos sociales activos y proeuropeos deben adquirir el car¨¢cter de sujeto pol¨ªtico para defender sus intereses y pueden unirse para tratar de resolver problemas econ¨®micos, municipales, ecol¨®gicos. OR ser¨¢ un movimiento de colaboraci¨®n entre ellos, un movimiento de redes sin un centro ¨²nico. Yo contribuyo intelectualmente, creo una plataforma de redes donde estos grupos puedan comunicarse.
P. En cuanto se sepa que Jodorkovski crea su plataforma de Internet, pueden surgir problemas...
R. Sin duda, como muestra la experiencia china, pero, mientras Rusia no proh¨ªba Internet, la tecnolog¨ªa permite esta colaboraci¨®n, que no puede ser comercial. Adem¨¢s, habr¨¢ comunicaci¨®n off line para decidir sobre acciones comunes. La sociedad civil se redujo, pero no desapareci¨®. El sector orientado hacia Europa es potencialmente influyente, aunque Putin logr¨® fragmentarlo. Tengo la esperanza de que Putin cometa alg¨²n error, ya que todos los reg¨ªmenes autoritarios se hunden a consecuencia de errores. Esto puede no ocurrir en una d¨¦cada ni incluso en dos, por eso me dirijo a la generaci¨®n de 20 a 30 a?os para decirles que su futuro depende del r¨¦gimen que venga despu¨¦s de Putin y que no tienen perspectivas si viene un l¨ªder tipo Strelkov [militar ruso que ha guerreado en Donetsk].
P. ?Cu¨¢nto puede durar el sistema representado por Putin?
R. Soy pesimista. Entre dos a?os, si comete errores, y 20 a?os. Una y otra vez el r¨¦gimen se lanza a aventuras de las que sale con p¨¦rdidas para Rusia. Por ahora, logra explicarlas, pero, en cualquier momento, cuando la gente se plantee qu¨¦ diablos nos cuentan, la conciencia social puede dar un vuelco. En el caso de Crimea hay orgullo, alegr¨ªa febril por haber mostrado fuerza y tomado lo nuestro, pero ma?ana podemos entender que Rusia es una imprevisible fuerza del mal, que nos enfrentamos con un pueblo hermano y que hicimos peligrar el futuro del ¡°mundo ruso¡±.
P. Usted atribuy¨® su ca¨ªda en desgracia a varios factores ?cu¨¢l fue el principal?
R. Putin no pudo aceptar la existencia de otros centros de fuerza. Tiene mentalidad militar, piensa de forma jer¨¢rquica y se irrit¨® ante puntos de vista m¨¢s influyentes que el suyo y que ¨¦l consideraba determinados por el dinero. Putin elimina los puntos de vista alternativos de forma sistem¨¢tica. La gente de su entorno lo sabe y le da argumentos para destruirlos.
P. ?Qu¨¦ siente hacia Putin?
R. No siento hostilidad hacia ¨¦l. Es un oponente con el cual me resulta interesante batirme.
P. ?Y los diez a?os de c¨¢rcel?
R. Esto no me despierta sentimientos hacia Putin. Acepto a la gente tal como es. Putin se deja influir con facilidad desde el punto de vista emocional. Si no hubiera existido Sechin [el director de Rosneft, gran beneficiada por la expropiaci¨®n de Yukos], tal vez mi conflicto con Putin hubiera sido m¨¢s pol¨ªtico, pero ¨¦l influy¨® en el presidente y convirti¨® mi enfrentamiento en delictivo. Sechin es una de las pocas personas que me desagradan y seguramente no me apenar¨¦ si le surgen problemas, pero yo soy menos emotivo que Putin. Mi mujer me critica y me llama el hombre-ordenador.
P. ?C¨®mo valora las sanciones occidentales hacia Rusia?
R. Tienen un componente correcto y otro incorrecto que casi ha destruido el efecto del primero. Occidente debe corregir el rumbo y decidir si quiere enfrentarse con el pueblo ruso o con el r¨¦gimen. Si se opone al r¨¦gimen, su posici¨®n debe ser otra, porque los planteamientos de hoy no permiten que yo y gente como yo nos sumemos a ustedes, aunque queramos. Occidente debe mantener las sanciones sobre el entorno de Putin, pero tambi¨¦n distanciarse de esa gente agresiva que ha robado al pueblo ruso. Cabe preguntarse por qu¨¦ no se dieron cuenta antes, pero lo importante es que rectifiquen y que digan que el saqueo al pueblo ruso va contra los principios morales de Occidente. Una posici¨®n as¨ª invita a apoyarla, pero ahora Occidente no distingue y le dice a Rusia que la castiga y que le importa un bledo si sus dirigentes le roban o no; y el pueblo ruso, que se siente castigado, reacciona cerrando filas en torno a sus l¨ªderes. Son 140 millones de personas que se enfrentan a la civilizaci¨®n euroatl¨¢ntica y que se consolidan en torno a sus dirigentes. Ser¨¢ un largo enfrentamiento.
El debate europeo sobre las sanciones se ha producido en el marco conceptual de los norteamericanos. La posici¨®n de torpe pragmatismo de los estadounidenses no es el m¨¦todo para tratar al pueblo ruso, que resistir¨¢, como resist¨ªan los iran¨ªes ante la profunda incomprensi¨®n de su modo de ser. Los rusos y los iran¨ªes estamos orgullosos de nuestra larga historia y dispuestos a aguantar muchas cosas, pero no a exponer nuestro orgullo a la vejaci¨®n. Los norteamericanos, con su pragmatismo, piensan que cederemos si algo nos perjudica, pero a m¨ª me importa menos tener pan en la mesa que sentarme a una mesa sobre la que han escupido. Si las sanciones se basaran en criterios morales, el pueblo ruso saqueado y los campesinos europeos privados de exportar a Rusia entender¨ªan que estamos en un mismo barco.
P. ?C¨®mo influye en la poblaci¨®n la propaganda del Kremlin sobre Ucrania?
R. El potencial hist¨¦rico es muy peligroso y no se disuelve as¨ª como as¨ª. O Putin busca un enemigo exterior para dirigir la histeria y machacarlo o la histeria se vuelve en su contra.
P. ?Hasta d¨®nde puede ir esa b¨²squeda?
R. Hasta la Mancha, ?por qu¨¦ no? Aunque Putin no piense en ello, ¨¦sta es la l¨ªnea que se impone a la sociedad. Cuando el r¨¦gimen anuncia una inspecci¨®n de la industria por si se produce una guerra, contribuye a la mentalizaci¨®n b¨¦lica y a la movilizaci¨®n. Esta din¨¢mica nos puede llevar a la guerra.
P. ?Cree posible devolver Crimea a Ucrania tras la anexi¨®n?
R. A medio plazo no, pero si la sociedad rusa acepta el modelo europeo y vamos hacia un espacio com¨²n europeo, entonces el problema de Crimea tendr¨ªa soluci¨®n a largo plazo.
P. ?Qu¨¦ salida tiene la guerra en Donb¨¢s?
R. El r¨¦gimen ruso est¨¢ interesado en mantener la tensi¨®n ah¨ª, pero sobre todo en controlar la pol¨ªtica exterior de Ucrania mediante competencias constitucionales especiales de Donetsk y Lugansk. No s¨¦ si Europa occidental y Ucrania aceptar¨¢n esta soluci¨®n, pero eso no resuelve el problema de la conciencia hist¨¦rica exaltada, que el r¨¦gimen, quiera o no, deber¨¢ canalizar hacia alguna parte despu¨¦s. Al retroceder para resolver el problema de Donb¨¢s se pospone la verdadera soluci¨®n. La Comisi¨®n Europea ha ido por este camino al retrasar la entrada en vigor del acuerdo de libre comercio con Ucrania, pero no es una soluci¨®n duradera. La conciencia hist¨¦rica de Rusia exige un enemigo exterior, y ese enemigo es Europa, porque no es peligrosa para Rusia.
Putin no puede desmovilizar a la sociedad, porque, al volver a la vida pac¨ªfica, la atenci¨®n se dirigir¨¢ a la situaci¨®n social interna, cuyo empeoramiento no puede combatirse sin romper con el modelo autoritario de direcci¨®n del pa¨ªs. La disminuci¨®n de la poblaci¨®n activa, el aumento del coste de explotaci¨®n de yacimientos, el fin de la etapa de crecimiento exponencial de los precios de la energ¨ªa son problemas estrat¨¦gicos de Rusia y todas las soluciones implican pasar de un Estado autoritario a otro de derecho. China no es m¨¢s democr¨¢tica, pero s¨ª es un Estado de derecho en mayor medida que Rusia, porque ejerce la alternancia en el poder, aunque limitada. Los pactos de la transici¨®n espa?ola dieron a la ¨¦lite franquista garant¨ªas de que no ser¨ªa machacada. No veo qui¨¦n puede garantizarle esto ahora a Putin, aunque podr¨ªa ser Europa, tal vez Alemania. Europa necesita dirigentes que representen una fuerza moral para la sociedad rusa. Angela Merkel era esa persona, pero la concepci¨®n equivocada de las sanciones hace que los rusos est¨¦n menos dispuestos a escucharla.
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