Guerras que no se llaman guerra y de cuestionable cobertura legal

Que la legalidad o ilegalidad est¨¦ en boca de expertos juristas pero sea evitada por senadores y legisladores con intereses partidistas podr¨ªa quedar resumida en la tantas veces repetida frase en Capitol Hill de politics as usual (el politiqueo de siempre). O lo que es lo mismo, la verdadera limitaci¨®n ¨Co no- de los poderes de guerra del presidente no responde tanto al esp¨ªritu de la ley como al momento pol¨ªtico. El Congreso desatendiendo su responsabilidad constitucional y abandonando Washington para evitar un voto que pueda da?ar a los pol¨ªticos que renuevan cargo el pr¨®ximo 4 de noviembre es un ejemplo de ello.

La Casa Blanca entra en un balbuceo sin l¨ªmites cuando comienza a explicar de donde nace la autoridad legal que se arroga Barack Obama para atacar en Siria a los radicales sun¨ªes del autoproclamado Estado Isl¨¢mico y se refugia en la Autorizaci¨®n para el Uso de la Fuerza Militar (AUMF) de 2001 y 2003.

Con la primera, el entonces presidente George W. Bush quedaba autorizado para actuar ¡°contra aquellas naciones, organizaciones o personas que hab¨ªan ayudado, cometido o planeado los ataques terroristas que sucedieron el 11-S o dieron cobijo a esas organizaciones o personas¡±. Con la segunda, Bush tuvo luz verde para declarar la guerra ¡°para defender la seguridad nacional de Estados Unidos contra la continua amenaza que supon¨ªa Irak¡±, entonces gobernado por Sadam Husein.

Obama no ha pedido autorizaci¨®n al Congreso para iniciar lo que suena como una guerra, pinta como una guerra y deja bajas como una guerra por mucho que la Casa Blanca no lo llame por ese nombre -y cuyos enemigos ahora parecen ser dos y no uno, al a?adir Jorasan a los ataques-. Bajo la Ley de Poderes de Guerra -que en 1973 aprobaron ambas C¨¢maras del Congreso, tras filtrarse que Richard Nixon hab¨ªa bombardeado secretamente Camboya-, la Administraci¨®n dem¨®crata ha notificado a senadores y representantes sobre sus acciones militares en Irak y Siria, pero eso no es sustituto de la autorizaci¨®n que, como establecieron los padres fundadores al otorgar al Congreso la capacidad de declarar la guerra, debe conceder este ¨²ltimo.

Bill Clinton atac¨® Serbia en 1991; George H. W. Bush Panam¨¢ en 1989; y Ronald Reagan Granada en 1983

La Casa Blanca, esta Casa Blanca, ha iniciado un ataque militar contra una naci¨®n como ya hiceran antes otros presidentes, ya fuera Bill Clinton en 1991 en Serbia; George H. W. Bush en Panam¨¢ en 1989; o Ronald Reagan en Granada en 1983 ¨Cy Obama en 2011 con Libia-. En todos los casos anteriores, incluida la Guerra de Corea, el Congreso no tom¨® parte en la decisi¨®n.

Lo que no ha hecho la Casa Blanca ¨Cy es lo que hubiera sido m¨¢s sencillo, en opini¨®n de juristas expertos en el poder ejecutivo, o al menos hubiera servido de maquillaje- es escudarse en el art¨ªculo II de la Constituci¨®n o el poder que tiene el presidente para declarar la guerra, ya que hubiera supuesto una asociaci¨®n con malas decisiones tomadas por la anterior Administraci¨®n.

En materia de legalidad internacional, EEUU ha acudido esta semana a la 69 Asamblea General de Naciones Unidas con un hecho ya consumado: los bombardeos sobre Siria sin que hayan pasado el filtro del Consejo de Seguridad. No cuentan los de Irak, porque el Gobierno de ese pa¨ªs solicit¨® la ayuda de Washington.

En una carta al secretario general de la ONU, la embajadora de EEUU ante esta organizaci¨®n, Samantha Powers, cita el art¨ªculo 51 de la Carta de Naciones Unidas como garant¨ªa de legalidad para atacar Siria, ya que este punto permite la autodefensa ante un ataque y el r¨¦gimen de Bachar Al Asad no est¨¢ respondiendo a la amenaza que supone el Estado Isl¨¢mico. ¡°Los Estados deben ser capaces de defenderse a s¨ª mismos cuando se enfrentan a un caso en el que el Gobierno del Estado donde radica la amenaza es incapaz o no quiere prevenirla¡±, dijo Powers. ¡°De esa manera, EEUU ha iniciado en Siria las acciones militares necesarias y proporcionadas para eliminar la amenaza [del Estado Isl¨¢mico] a Irak¡±.