Qu¨¦ hacer con el ¨¢guila nazi
El Gobierno uruguayo no sabe si subastar, exponer o destruir la escultura hallada en la popa del ¡®Graf Spee¡¯ El acorazado alem¨¢n fue hundido en Montevideo en 1939
El Gobierno de Uruguay se enfrenta al dilema de subastar, exponer o destruir una imponente escultura del ¨¢guila nazi que se encontraba en la popa del Graf Spee, un acorazado de bolsillo alem¨¢n hundido en 1939 por su propio capit¨¢n en la bah¨ªa de Montevideo. La escultura de bronce de 350 kilos fue sacada del mar en 2006 por un empresario buscador de tesoros y despu¨¦s de un largo litigio ha sido declarada propiedad del Estado, que se ha dado un plazo de un mes para resolver su futuro.
La escultura, de 2,8 metros de ancho por 2 de alto, es una pieza poco com¨²n ya que re¨²ne los s¨ªmbolos del ¨¢guila y de la esv¨¢stica. Fue la insignia de uno de los avances tecnol¨®gicos de la Alemania nazi: el Admiral Graf Spee, un buque veloz y con los ¨²ltimos avances armament¨ªsticos pero de tama?o peque?o. Con sus 1.100 tripulantes, el crucero blindado se instal¨® cerca del R¨ªo de la Plata para impedir el abastecimiento enemigo en carne, lana y cereales.
Los brit¨¢nicos fueron a su encuentro con tres naves de guerra, lo que dio lugar en diciembre de 1939 a la llamada Batalla del R¨ªo de la Plata. El Graf Spee sufri¨® algunos da?os y se decidi¨® refugiarlo en la bah¨ªa de Montevideo; una operaci¨®n de inteligencia brit¨¢nica logr¨® hacer creer a los alemanes que estaban cercados por una poderosa armada en camino. El capit¨¢n del acorazado de bolsillo decidi¨® entonces hundirlo en las costas montevideanas y escapar por tierra con la tripulaci¨®n.
Para el arquitecto e historiador William Rey Ashfield, expresidente de la Comisi¨®n de Patrimonio de Uruguay (2007-2008), el ¨¢guila sacada del mar ¡°fue testigo de la historia¡± y debe ser expuesta en un museo que explique su contexto. Sin embargo, el especialista reconoce que la exhibici¨®n de objetos nazis es algo casi inexistente en el mundo, donde esos s¨ªmbolos se han dado a conocer al p¨²blico por el cine estadounidense. ¡°Pasados tantos a?os impresiona el nivel de censura sobre los s¨ªmbolos nazis, que deben ser asumidos como parte de la historia. El patrimonio hay que disfrutarlo y sufrirlo tambi¨¦n. Hay que aprender de las cosas malas¡±, afirma William Rey.
El capit¨¢n del acorazado de bolsillo decidi¨® hundirlo en las costas montevideanas y escapar por tierra con la tripulaci¨®n
El Gobierno alem¨¢n no parece estar de acuerdo con este punto de vista y desde 2007 reclama que el ¨¢guila no sea mostrada al p¨²blico. Adem¨¢s, se opone a su subasta. En Uruguay tambi¨¦n se escuchan voces que piden que la escultura sea destruida.
Existe un tercero en disputa, el empresario, investigador y buscador de tesoros uruguayo Alfredo Etchegaray, quien localiz¨® los restos del Graf Spee y sac¨® el ¨¢guila del mar en una operaci¨®n costosa que solo le ha tra¨ªdo dolores de cabeza. La justicia uruguaya le reconoce el 50% de los beneficios de una eventual venta, pero el c¨®mo, cu¨¢ndo y d¨®nde de una hipot¨¦tica subasta le corresponde al Estado.
¡°Si esta pieza se acompa?a de un entorno hist¨®rico, puede ser expuesta en Uruguay y en el extranjero. He sabido que museos de Jap¨®n, Europa y Estados Unidos han expresado su inter¨¦s por la pieza¡±, dice Etchegaray, quien continuar¨¢ la batalla judicial por recuperar su inversi¨®n.
El precio de la estatua es otro tema de controversia ya que ha sido valorada en sumas millonarias (hasta 40 millones de d¨®lares, 31,9 millones de euros) a pesar de que las grandes casas de arte internacionales se niegan a incluir en sus cat¨¢logos los s¨ªmbolos nazis. De momento, el ¨¢guila est¨¢ en un dep¨®sito de la Armada Nacional de Uruguay, quiz¨¢ por muchos a?os.
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