El ¡®equipo de rivales¡¯, en desbandada

Les llamaban el equipo de rivales: un grupo de personalidades de alto nivel ¡ªalgunos, como Hillary Clinton, adversarios del presidente en anteriores contiendas pol¨ªticas¡ª a las que en 2008, tras ganar sus primeras elecciones presidenciales, el dem¨®crata Barack Obama llam¨® a trabajar junto a ¨¦l para sacar a Estados Unidos de la mayor recesi¨®n en d¨¦cadas y recobrar el prestigio internacional perdido por los errores de su antecesor, George W. Bush. Ahora, cuando Obama afronta los dos ¨²ltimos a?os de su presidencia y el Washington pol¨ªtico y medi¨¢tico ya s¨®lo piensa en qui¨¦n ser¨¢ el sucesor, aquella constelaci¨®n de aliados empieza a desertarle.

La publicaci¨®n, la semana pasada, de Worthy fights (Luchas que valen la pena), las memorias de Leon Panetta, son la ¨²ltima expresi¨®n de una realidad: cuando un presidente se considera amortizado ¡ªy as¨ª lo ven en Washington un n¨²mero cada vez mayor de republicanos y dem¨®cratas¡ª ya no hay lealtad que valga. Criticarlo sale gratis y cuestionar su liderazgo se convierte en un lugar com¨²n. La deserci¨®n es el nuevo deporte de moda en esta ciudad donde, como dec¨ªa el presidente Harry Truman, ¡°si quieres un amigo, c¨®mprate un perro¡±.

Panetta fue director de la CIA entre 2009 y 2011 y secretario de Defensa entre 2011 y 2013. En las memorias cuestiona decisiones de Obama como la retirada completa de Irak en 2011, que este verano el presidente ha rectificado para frenar el avance del los yihadistas del Estado Isl¨¢mico. ¡°Los de nuestro lado¡±, escribe Panetta, ¡°ve¨ªamos a la Casa Blanca con tantas ganas de sacarse de encima a Irak que estaba dispuesta a retirarse en vez de lograr un arreglo que preservase nuestra influencia e intereses¡±.

El exjefe del Pent¨¢gono tambi¨¦n cuestiona la decisi¨®n de Obama, en septiembre de 2013, de suspender en el ¨²ltimo minuto un ataque a¨¦reo contra el r¨¦gimen de Bachar El Asad por haber usado armas qu¨ªmicas contra los rebeldes armados. ¡°Me pareci¨® que el resultado era un golpe a la credibilidad americana. Cuando el presidente, como comandante en jefe, dibuja una l¨ªnea roja, es fundamental que act¨²e si esta l¨ªnea se cruza¡±, escribe.

En los ¨²ltimos d¨ªas, en varias entrevistas a la prensa y televisi¨®n, Panetta se ha prodigado con cr¨ªticas al estilo de Obama ¡ªdemasiado profesoral y reacio al cuerpo a cuerpo pol¨ªtico, en su opini¨®n¡ª y a su supuesta debilidad como l¨ªder mundial. ¡°Durante los primeros cuatro a?os, el tiempo que yo estuve all¨ª pens¨¦ que era un l¨ªder fuerte en cuestiones de seguridad¡±, declar¨® a USA Today. ¡°Pero estos dos ¨²ltimos, creo que ha perdido el rumbo¡±.

Panetta, un hombre de la ¨®rbita del presidente Bill Clinton, no es el primero en distanciarse de esta forma de su antiguo jefe. Hillary Clinton ¡ªexprimera dama, exsenadora, exrival de Obama en la nominaci¨®n del Partido Dem¨®crata de 2008, exsecretaria de Estado y ahora presidenciable¡ª tambi¨¦n lo ha hecho, aunque de una manera m¨¢s sutil. Sus memorias, Hard choices (Decisiones dif¨ªciles), publicadas en junio, combinan los elogios encendidos con la exposici¨®n de las diferencias en cuestiones como Siria. En declaraciones posteriores ha desarrollado sus argumentos, hasta el punto de vincular la negativa de Obama armar a la oposici¨®n a El Asad con el ascenso del Estado Isl¨¢mico.

Otro miembro ilustre del equipo de rivales era Robert Gates, un republicano moderado que ejerci¨® de secretario de Defensa durante los ¨²ltimos a?os de Bush y al que Obama decidi¨® mantener en el cargo. Representaba la continuidad, el establishment moderado de Washington. En Duty (Deber), sus memorias publicadas el pasado enero, Gates lamentaba que Obama se hubiese desentendido de la guerra de Afganist¨¢n y acusaba a los colaboradores del presidente en la Casa Blanca de torpedear la tarea del estamento militar con una guerra de guerrillas burocr¨¢tica.

En la pol¨ªtica de Estados Unidos, donde la disciplina de partido es mucho m¨¢s laxa que en otros pa¨ªses, no son ins¨®litos los reproches en p¨²blico al superior. La lealtad tiene aqu¨ª otro significado. La cobertura medi¨¢tica de las memorias de los ex de cualquier Administraci¨®n tiende a magnificar los p¨¢rrafos cr¨ªticos y elude mencionar los elogiosos. Pero ocurre que, hasta los escuderos m¨¢s fieles del presidente, como David Axelrod, el cerebro de su victoria en 2008, se atreven a cuestionar su criterio. Que Obama dijese, en un discurso, que en las legislativas del 4 de noviembre se someter¨ªan a voto sus pol¨ªticas econ¨®micas ¡ªeficaces en varios aspectos pero impopulares¡ª fue ¡°un error¡±, dijo Axelrod en la cadena NBC.

El equipo de rivales ¡ªt¨¦rmino sacado de la biograf¨ªa hom¨®nima de Abraham Lincoln, escrita por la historiadora Doris Kearns Goodwin¡ªest¨¢ en desbandada. Pero hay rivales y rivales. Gates critica a Obama pero tampoco es amable com Hillary Clinton. En cambio Panetta, como este fin de semana hac¨ªa notar The New York Times, evita ofender a Clinton en sus memorias. No ignora que ella puede ser la pr¨®xima presidenta. Sabe bien qui¨¦n sube y qui¨¦n baja. As¨ª se escribe la historia.