Lo peor que podr¨ªa pasar
Los candidatos Dilma Rousseff y A¨¦cio Neves protagonizan, m¨¢s que debates, verdaderas peleas de gallos
Los candidatos presidenciales, Dilma Rousseff y A¨¦cio Neves, deber¨¢n protagonizar a¨²n otros debates, o mejor, viendo c¨®mo se desarrollaron los dos primeros, otras dos peleas de gallos. Tal como han ido creciendo en temperatura las acusaciones mutuas, hay quien empieza a sugerir que quiz¨¢s ser¨ªa mejor que Rousseff y Neves fueran directamente a las urnas sin volver a enfrentarse en nuevas peleas.
?No han descargado ya sus respectivas agresividades? ?Qu¨¦ otras acusaciones podr¨¢n a¨²n sacarse de la manga? Empieza a quedar claro que, dado que las elecciones est¨¢n apretadas, dif¨ªcilmente los candidatos podr¨¢n empezar, por fin, a debatir temas concretos en los dos debates que a¨²n les quedan por librar. El peligro es que vuelvan a enzarzarse en nuevas disputas y con mayor virulencia.
El clima en este ¨²ltimo debate lleg¨® a su culmen cuando la candidata Rousseff sufri¨® un baj¨®n de presi¨®n, con toda probabilidad fruto de la tensi¨®n, mientras que su rival supo esa vez mantener mejor los nervios.
?Ser¨¢ quiz¨¢s que a la gente de la calle, a fin de cuentas, es eso lo que les gusta? Al parecer, durante los momentos de pelea es cuando aumenta la audiencia y, al rev¨¦s, esta baja cuando empiezan a discutir con tranquilidad de lo que cada uno piensa hacer si llega al Palacio del Planalto.
En una peque?a encuesta entre la gente que conozco (sobre todo poco escolarizada) he podido notar que, cuando les pregunto sobre el debate, acaban refiri¨¦ndose especialmente a los momentos de tensi¨®n y de agresividad y poco saben referir acerca de propuestas concretas, quiz¨¢s porque suelen ser muy pocas y gen¨¦ricas.
Es dif¨ªcil saber si esa decisi¨®n de abrir la guerra entre los candidatos ha sido una opci¨®n de sus asesores o ha sido el resultado l¨®gico de una campa?a en la que no se ha escatimado en emplear todo tipo de medios, sucios o no, para lo que ya se ha llamado "deconstruir" al adversario.
El peligro es que los perdedores monten otro escenario de guerra para impedir gobernar en lugar de una oposici¨®n democr¨¢tica y leal
Es dif¨ªcil saber, a pocos d¨ªas de las elecciones, qu¨¦ consecuencias en el voto podr¨¢ tener esa tensi¨®n preelectoral. Una cosa, sin embargo, es cierta: gane quien gane en las urnas (que no siempre obedecen a los sondeos), lo peor que podr¨ªa pasar es que ese clima de guerra continuase acabada la elecci¨®n, esta vez por parte de la oposici¨®n. Y ese es el peligro de llegar a las elecciones con esa carga de agresividad y descalificaciones mutuas, es decir, que los perdedores, sean los que sean, monten otro escenario de guerra para impedir gobernar en lugar de una oposici¨®n democr¨¢tica y leal. Algo que esta vez ser¨ªa a¨²n m¨¢s grave, ya que a quien le toque la responsabilidad de gobernar el pa¨ªs se ver¨¢ obligado quiz¨¢s a tomar decisiones impopulares para colocar al barco en buenas aguas: no es ning¨²n secreto que Brasil pasa por una grave crisis econ¨®mica y de credibilidad por parte de los mercados.
Los mejor para todos ser¨ªa que a esa agresividad entre los candidatos pongan punto final los resultados de las elecciones para que el nuevo responsable de regir los destinos de un pa¨ªs de la importancia mundial de Brasil pueda gobernar en paz, con la ayuda de todos, incluso de la oposici¨®n, siempre que sea tambi¨¦n ella democr¨¢tica, responsable y con los ojos puestos solo en mejorar al pa¨ªs.
Lo contrario ser¨ªa un regalo envenenado que los brasile?os no se merecen. Ya existen movimientos que han anunciado que, si gana A¨¦cio Neves, organizar¨¢n una manifestaci¨®n callejera cada d¨ªa.
Cuesta creer que sea verdad. De serlo, ser¨ªa injusto con un pa¨ªs que est¨¢ luchando, con trabajo y esfuerzo, para ser moderno, que est¨¢ recuperando su autoestima y que lo ¨²nico que desea es poder vivir en paz y preparar para sus hijos un futuro de prosperidad que ellos nunca pudieron disfrutar.
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