?Cu¨¢nto importa el voto hispano?
La latina es la minor¨ªa que m¨¢s r¨¢pido crece en EE UU, pero su voto podr¨ªa no ser relevante en las elecciones de noviembre


Cuando Barack Obama anunci¨® en septiembre que se desdec¨ªa de su promesa y que no har¨¢ nada para paliar las deportaciones de indocumentados hasta que pasen las elecciones legislativas de noviembre, los activistas hispanos pusieron el grito en el cielo. Y renovaron una vieja amenaza: ¡°We will remember in november¡±, recordaremos en noviembre.
El lema hace referencia a la creciente influencia de la comunidad hispana: 54 millones de personas o el 17% de la poblaci¨®n de Estados Unidos, de las que 25,2 millones tienen derecho al voto ?Deben por tanto temblar Obama y sus dem¨®cratas, que se suelen beneficiar del voto hispano, ante esta amenaza?
Los activistas tienen un problema: el creciente poder demogr¨¢fico hispano no se traduce en participaci¨®n electoral, especialmente cuando la convocatoria a las urnas no es para unos comicios presidenciales, sino solo legislativos o de medio mandato, como en este caso. En las presidenciales de 2012, hasta 11,2 millones de hispanos ejercieron su derecho al voto. Sin embargo, en las legislativas de 2010 s¨®lo participaron 6,6 millones, seg¨²n el instituto de demoscopia Pew Center.
En una reciente charla en Washington sobre las elecciones, nadie contradijo la convicci¨®n de los panelistas de que el primer presidente hispano de Estados Unidos ya ha nacido. Y es que pocos dudan de que la primera minor¨ªa del pa¨ªs -y la que m¨¢s r¨¢pido crece, seg¨²n el censo- vaya a tener en el futuro m¨¢s o menos inmediato su primer jefe de Estado de origen latino.
Muchos menos se atreven a negar la influencia ya activa de esta comunidad a la hora de decidir el presidente. Al fin y al cabo, Obama ha admitido que logr¨® en 2012 la reelecci¨®n en buena parte por el masivo respaldo (71%) de los votantes hispanos. Hasta los estrategas republicanos reconocen que no tienen posibilidad de recuperar la Casa Blanca sin un buen porcentaje de este voto.
O, como gusta decir el congresista dem¨®crata Luis Guti¨¦rrez, ¡°el camino a la Casa Blanca pasa por el barrio¡±. Algo que deber¨ªa hacer pensar a los pol¨ªticos, seg¨²n los activistas, en la importancia de tener m¨¢s en cuenta las prioridades y preocupaciones de una comunidad que, seg¨²n c¨¢lculos oficiales, a?ade cada a?o al menos 800.000 nuevos potenciales votantes.
Al igual que al resto de la poblaci¨®n, a los hispanos les preocupa ante todo la econom¨ªa, el desempleo, la educaci¨®n y la salud. Sin embargo, hay otro tema ¡°profundamente personal¡±, la reforma migratoria, por el alto n¨²mero de latinos que conocen a alguien que ha sido deportado o puede serlo, incluidos familiares, se?ala Clarissa Mart¨ªnez de Castro, del Consejo Nacional de La Raza.
¡°La inmigraci¨®n sirve como tema de movilizaci¨®n para la comunidad¡±, coincide Vanessa C¨¢rdenas, del Center for American Progress. Pero si nadie duda de que la cuesti¨®n migratoria es uno de los temas que m¨¢s sensibilizan a esta comunidad, ?por qu¨¦ los republicanos han bloqueado cualquier voto migratorio en el Congreso este ¨²ltimo a?o? ?Y por qu¨¦ Obama no ha aprovechado el tir¨®n emitiendo, como prometi¨®, una orden ejecutiva paliativa en septiembre?
La respuesta reside en ese m¨²sculo electoral que se desinfla en las elecciones legislativas como las pr¨®ximas. Motivos para esta tendencia hay varios, empezando por la juventud del electorado hispano (los mayores votan m¨¢s) y su menor educaci¨®n e ingresos, ¡°cuestiones asociadas con una menor participaci¨®n¡±, recuerda Matt Barreto, de Latino Decisions, que estudia tendencias de voto hispanas. Pero el problema principal, se?ala, es que ¡°las campa?as no invierten mucho en el voto hispano¡± debido a la concentraci¨®n de la comunidad latina en estados que no son decisivos. Y ah¨ª reside una de las claves de este 4 de noviembre, donde la principal duda es si los dem¨®cratas lograr¨¢n conservar la mayor¨ªa en el Senado o si la oposici¨®n republicana se har¨¢ con el poder en las dos c¨¢maras del Congreso.
Dos tercios del electorado hispano se concentra en siete estados: California, Texas, Florida, Nueva York, Arizona, Nueva Jersey e Illinois. Pero s¨®lo en tres de ellos -Texas, Illinois y Nueva Jersey- est¨¢ en juego un esca?o en el Senado este a?o (s¨®lo un tercio de la c¨¢mara alta se renueva en estos comicios) y ninguna de estas carreras es tan ajustada como para que el voto latino pueda marcar una diferencia.
La verdadera batalla del Senado est¨¢ este a?o en ocho Estados con carreras muy ajustadas: Alaska, Arkansas, Carolina del Norte, Colorado, Iowa, Kansas, Kentucky y Louisiana. Y de ellas, s¨®lo Colorado tiene una poblaci¨®n hispana (14%) electoralmente influyente. ¡°Excepto por Colorado, resulta dif¨ªcil encontrar un lugar donde la indignaci¨®n hispana vaya a marcar una diferencia¡±, apunta Thomas Mann, del Brookings Institution.
Fue precisamente la presi¨®n de senadoras dem¨®cratas como Kay Hagan de Carolina del Norte o Mary Landrieu de Louisiana, que tem¨ªan que un decreto presidencial fuera empleado como arma arrojadiza por sus rivales republicanos, la que llev¨® a Obama a retrasar una orden ejecutiva migratoria.
?Un error? Aunque organizaciones como NCLR advierten de que algunos comicios son tan sumamente ajustados que hasta una cifra estad¨ªsticamente insignificante de latinos que vote podr¨ªa inclinar la balanza, las encuestas parecen indicar que el impacto en noviembre no ser¨¢ tan decisivo. Otra cosa sin embargo es el largo plazo, y ah¨ª est¨¢ el riesgo que los expertos ven en la decepci¨®n que provoc¨® Obama al romper su promesa de acci¨®n inmediata.
Con un decreto migratorio, el Gobierno de Obama ¡°habr¨ªa tenido la oportunidad de agrandar su electorado latino para el Partido Dem¨®crata quiz¨¢s para toda una generaci¨®n, pero la ha dejado pasar¡±, sostiene Gary Segura, de Latino Decisions.
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