El callado exilio de la oposici¨®n siria
Tres l¨ªderes de la revuelta contra el r¨¦gimen de El Asad relatan desde su destierro c¨®mo el yihadismo ha alejado la esperanza de una soluci¨®n democr¨¢tica en su pa¨ªs
![Natalia Sancha](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe4893eef-d3f2-42f1-ac66-8493f6854566.png?auth=18c58787e7fe380771638cff74114b709cd91e6dff5819def843081dd63684fa&width=100&height=100&smart=true)
![Michel Kilo (izquierda) y Faes Saara, en casa del primero en Damasco en 2011.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZTXXPVXQDQMLWD4ZNDQDOFWYWU.jpg?auth=baa35cabc5db6209d6b03900e529fa8eccb9aae28e5b61ac982ff202053fa7e6&width=414)
La oposici¨®n pol¨ªtica laica siria, l¨ªderes religiosos y j¨®venes activistas se volcaron en mantener una f¨¦rrea oposici¨®n contra el r¨¦gimen sirio en los meses que siguieron al 15 de marzo de 2011, cuando comenzaron las revueltas contra el r¨¦gimen de Bachar el Asad en el sur de Siria. Se consumieron con la misma chispa que dio paso a las primeras manifestaciones pac¨ªficas desatando una revoluci¨®n hoy en decadencia tras m¨¢s de tres a?os de guerra civil.
Michel Kilo, reconocido miembro del Partido Dem¨®crata Sirio; Mouaz El Khatib , influyente jeque (autoridad religiosa) y ex presidente del Consejo Nacional Sirio (CNS-Coalici¨®n de grupos de oposici¨®n que han formado un Gobierno paralelo en el extranjero); y Shahin Mrawed, joven activista sirio, han compartido en los ¨²ltimos tres a?os un mismo destino. Los tres pasaron por c¨¢rceles sirias. Hoy, los tres viven desperdigados en un exilio pol¨ªtico. Sin conocerse, se han visto relegados a un segundo plano de una oposici¨®n descompuesta donde las armas han desterrado a las palabras y el radicalismo de grupos como el Estado Isl¨¢mico (EI) ha copado el protagonismo medi¨¢tico.
A sus 74 a?os, el reconocido intelectual y opositor sirio Michel Kilo lleva tres exiliado en Francia. En 2005 firm¨® la Declaraci¨®n de Damasco, donde un grupo de opositores ped¨ªan la apertura del r¨¦gimen. Su firma le vali¨® tres a?os y seis d¨ªas en las c¨¢rceles sirias. ¡°Un general me invit¨® a tomar un caf¨¦ a pocos metros de mi casa. Se levant¨® y ley¨® un papel que dec¨ªa: la instituci¨®n de seguridad siria le arresta por trabajar contra el r¨¦gimen. Fue muy c¨®mico¡±, relataba a finales de marzo de 2011. Entonces una inusitada actividad reinaba en la casa de Kilo en Damasco. Rodeado de libros y acompa?ado del tambi¨¦n opositor Faes Saara, el timbre no paraba de sonar. Entusiastas, decenas de opositores iban y ven¨ªan, discutiendo los pasos a seguir, los apoyos a conseguir. ¡°La revoluci¨®n ha comenzado¡±, gritaban unos extasiados Kilo y Saara pu?o en alto. Pero el fervor se transform¨® en decepci¨®n con una r¨¢pida militarizaci¨®n de la oposici¨®n. Pocos meses despu¨¦s, un preocupado Kilo visitaba a la oposici¨®n laica libanesa en Beirut. ¡°De seguir arm¨¢ndose la oposici¨®n, vendr¨¢ una guerra civil. La soluci¨®n debe ser pol¨ªtica. El r¨¦gimen usa las armas para obligar al pueblo a responder por la v¨ªa armada, la que m¨¢s conviene a su discurso¡±, advert¨ªa el dem¨®crata.
Michel Kilo lider¨® el Comit¨¦ de Mediaci¨®n constituido por una veintena de personalidades religiosas, intelectuales y activistas para negociar las reformas con el r¨¦gimen. Hoy, rechaza de pleno todo di¨¢logo con Asad. ¡°Sigo trabajando por derrocar al r¨¦gimen, por la resistencia y por la libertad. Queremos crear una uni¨®n dem¨®crata, negociar con el Ej¨¦rcito Libre Sirio y con aquellos dentro del r¨¦gimen capaces de expulsar a Bachar¡±, aseguraba el s¨¢bado en una conversaci¨®n telef¨®nica desde Par¨ªs.
Kilo estima entre 250.000 y 300.000 los opositores pol¨ªticos sirios en las c¨¢rceles del r¨¦gimen. Otras fuentes consultadas consideran esas cifras bastante ajustadas a la realidad: los c¨¢lculos de diversas organizaciones oscilan entre los 100.000 y 500.000.
¡°Una compa?era liberada hace un mes me ha dicho: ¡®Michel, olv¨ªdate de los presos, est¨¢n muertos¡±, relata Kilo. Su compa?ero Faes Saara vive hoy exiliado en Estambul tras haber perdido a su hijo, muerto entre rejas.
En diciembre de 2011, Mouaz El Khatib antiguo im¨¢n de la Mezquita Omeya de Damasco vivi¨® una detenci¨®n que cambi¨® para siempre su vida personal y pol¨ªtica. ¡°Me encerraron en un cuarto durante dos d¨ªas. Atado con esposas met¨¢licas a la cama por la noche no pod¨ªa parar de pensar en mi familia o en qu¨¦ me har¨ªan. Durante el d¨ªa me interrogaban. Al final gente influyente puj¨® por mi libertad¡±, relataba entonces un nervioso Mouaz. ¡°Hoy los jeques tenemos un 70% de posibilidades de parar las revueltas, en dos semanas tendremos el 60% y tras un mes el 30%. Llegar¨¢ un momento en el que ser¨¢ imposible parar los enfrentamientos¡±, admit¨ªa en Damasco El Khatib.
Un a?o m¨¢s tarde, Mouaz presid¨ªa el CNS. Al poco dimiti¨®. Exiliado en Qatar, el jeque prosigue su labor de negociaci¨®n pero a t¨ªtulo personal y sin di¨¢logo con el r¨¦gimen. ¡°Dimit¨ª del CNS porque pensamos diferente¡±, aseguraba el s¨¢bado en una conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°El sirio no es radical, pero tras la brutal represi¨®n del r¨¦gimen muchos han aceptado al EI como la mejor opci¨®n para preservar su seguridad y la de sus familias. Hoy la situaci¨®n es muy complicada¡±, concluye Mouaz.
Las protestas de marzo de 2011 vieron nacer una generaci¨®n de j¨®venes activistas que propon¨ªan un nuevo lenguaje de oposici¨®n. A finales de abril de ese a?o, Shahin Mrawed, en la treintena, escap¨® de milagro a una redada de los servicios secretos en Damasco. Al d¨ªa siguiente cruz¨® la frontera rumbo al L¨ªbano con una tarjeta de identidad y el miedo en el cuerpo como equipaje. ¡°Despu¨¦s del libro rojo y del libro verde, tenemos el azul: Facebook¡±, aseguraba en plena efervescencia revolucionaria en un caf¨¦ de Beirut.
Los caf¨¦s de la capital libanesa siguen hoy repletos de activistas que sin posibilidad de regreso a Siria, intentan viajar a Europa. ¡°Seguimos viviendo, o m¨¢s bien sobreviviendo un sue?o de cambio que cada d¨ªa est¨¢ m¨¢s lejos e interesa a menos gente¡±, admit¨ªa un desmotivado Shahin tres a?os despu¨¦s, el pasado s¨¢bado, en el mismo caf¨¦ de Beirut.
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