La campa?a electoral polariza Brasil
El empate que reflejan las encuestas ha extremado la divisi¨®n del pa¨ªs en dos campos
El popular columnista y guionista brasile?o Greg¨®rio Duvivier, de 28 a?os, despu¨¦s de haber hecho p¨²blico su apoyo a Dilma Rousseff en un art¨ªculo, com¨ªa en un restaurante en un barrio bueno de R¨ªo de Janeiro cuando fue abordado por un tipo malencarado con ganas de bronca. Le ech¨® en cara su voto, le llam¨® ¡°izquierdista de caviar¡± y concluy¨® asegurando que se iba de all¨ª porque, si no, le iba a arrear un golpe. ¡°Yo ya he sufrido un proceso judicial, me han abucheado en sitios, pero jam¨¢s hab¨ªa visto un rabia semejante¡±, aseguraba el columnista este domingo en la revista ?poca.
Es s¨®lo un ejemplo, pero resulta sintom¨¢tico del ambiente que se vive estos d¨ªas en Brasil, en la calle y en los peri¨®dicos, en Facebook y en la televisi¨®n. El pa¨ªs se encuentra polarizado, tenso, reducido en apariencia a dos grupos antagonistas. La campa?a electoral entra en su recta final y los dos aspirantes, la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT) y A¨¦cio Neves, del Partido de la Socialdemocracia Brasile?a, caminan empatados en las encuestas. Empatados como no se ve¨ªa en Brasil desde hace mucho. S¨®lo en 1989, en la primera elecci¨®n directa presidencial despu¨¦s de la dictadura militar, el por entonces candidato Luiz In¨¢cio Lula da Silva y el que a la postre result¨® vencedor, Fernando Collor de Mello, llegaron a un segundo turno tan igualados.
En el ¨²ltimo debate televisado, celebrado el domingo, los candidatos no intercambiaron golpes bajos dial¨¦cticos ni acusaciones un poquito por encima de rastreras, denunci¨¢ndose mutuamente de favorecer a familiares en trabajos p¨²blicos. Tanto Rousseff como Neves, seguramente aconsejados por sus asesores de que la pelea barriobajera no beneficiaba a nadie, se deslizaron en una discusi¨®n m¨¢s aburrida y m¨¢s t¨¦cnica, centrada, sobre todo, en la marcha de la econom¨ªa. O, para ser m¨¢s exactos, en lo poco que marcha la econom¨ªa brasile?a, atascada en una recesi¨®n t¨¦cnica y pendiente de un ajuste que llegar¨¢, se quiera o no, gane quien gane, a partir del pr¨®ximo domingo.
Neves centr¨® buena parte de sus acusaciones (y de sus promesas) en que Brasil no crece como crec¨ªa y que o se produce un cambio o no va a volver a crecer. Rousseff le replic¨® que no fuera tan pesimista, que el desempleo no supera el 5% y record¨® que hace un mes la ONU retir¨® a Brasil oficialmente de los pa¨ªses en los que se pasa hambre. En el fondo, los l¨ªderes repitieron a su manera la dicotom¨ªa en la que, muchas veces, se reduce esta campa?a: el PSDB har¨¢ crecer de nuevo al pa¨ªs; el PT seguir¨¢ mirando por los m¨¢s pobres.
Parece que el pa¨ªs no s¨®lo est¨¢ dividido en las encuestas, sino tambi¨¦n geogr¨¢ficamente
As¨ª, parece que el pa¨ªs no s¨®lo est¨¢ dividido en las encuestas y por colores (el rojo para el PT, el azul para el PSDB) sino tambi¨¦n geogr¨¢ficamente: casi todo el Norte y el Este, m¨¢s pobre y menos educado, apoya a Rousseff; el sur y el oeste m¨¢s industrioso y con m¨¢s recursos, es m¨¢s favorable, por lo general, a Neves. En las grandes ciudades como S?o Paulo prefieren al PSDB; en las aldeas en las que no hay casi nada, al PT. Hay m¨²sicos de uno y de otro lado, futbolistas adeptos a un bando y a otro; economistas que ya se posicionaron en un sitio y en otro. Mientras, los tribunales electorales han retirado, por excesivamente calumniosos o vejatorios, 14 anuncios televisados en los que, desde uno y otro lado, se acusaba a Rousseff y a Neves. En uno, del PT, se insinuaba que Neves conduc¨ªa borracho o drogado en 2011 y que por eso se neg¨® a hacerse un control de alcoholemia; a Rousseff le acusaban, simplemente, de enchufar a su hermano en la alcald¨ªa de Bello Horizonte (Minas Gerais).
Entretanto, los peri¨®dicos y revistas se pueblan de reportajes en los que seguidores de uno y otro candidato se ven obligados a cerrar sus p¨¢ginas de Facebook por agresiones verbales de los rivales. Hay tambi¨¦n episodios de peleas en las universidades entre grupos de unos y de otros.
Falta una semana de campa?a en la que se suceder¨¢n las encuestas, las entrevistas y los m¨ªtines. El viernes se retrasmitir¨¢ el ¨²ltimo y m¨¢s definitivo debate televisado. Todo, encaminado a quebrar esta igualdad meridiana que est¨¢ partiendo el pa¨ªs en dos.
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