EE UU paga la pensi¨®n a varios nazis que dejaron el pa¨ªs voluntariamente
Una investigaci¨®n period¨ªstica de AP revela que casi 40 tuvieron el subsidio
Jakob Denzinger es un antiguo guarda del campo de concentraci¨®n y exterminio nazi de Auschwitz (Polonia). Tiene 90 a?os y vive en su Croacia natal. En 1989 abandon¨® voluntariamente Estados Unidos al que hab¨ªa llegado tras la Segunda Guerra Mundial, pero hoy sigue cobrando una pensi¨®n de jubilaci¨®n que le paga EEUU. Recibe alrededor de 1.500 d¨®lares (1.170 euros) al mes -casi el doble del sueldo promedio de un trabajador croata-, fruto de su contribuci¨®n al fisco estadounidense. Denzinger no hace nada ilegal: se beneficia de que ninguna ley establece que un delincuente que no ha sido expulsado formalmente de EE UU tenga que dejar de recibir ayudas del sistema de Seguridad Social.
Este anciano es una de las decenas de personas con un pasado nazi que cobraron o siguen cobrando sus pensiones tras ser forzadas a abandonar EE UU, cuyos casos han sido destapados por una investigaci¨®n de dos a?os de la agencia de noticias Associated Press (AP). Desde 1979, al menos 38 de los 66 sospechosos nazis que salieron de EE UU mantuvieron los subsidios. Y de ¨¦stos, al menos cuatro -incluido Denzinger- siguen vivos y residen en Europa, seg¨²n los resultados de la investigaci¨®n difundidos el lunes. Los pagos de las arcas norteamericanas ascienden a ¡°millones de d¨®lares¡±.
Ninguna ley establece que un delincuente que no ha sido expulsado formalmente de EE UU tenga que dejar de recibir ayudas p¨²blicas
La revelaci¨®n desat¨® reacciones inmediatas. La Casa Blanca lament¨® que los pagos sean legales. ¡°Nuestra posici¨®n es que no creemos que estos individuos deban estar recibiendo estos beneficios¡±, dijo el portavoz Eric Schultz. El Departamento de Justicia se mostr¨® ¡°abierto¡± a considerar cualquier propuesta de cambio legislativo. Algo que una congresista dem¨®crata avanz¨® que har¨¢. Hace m¨¢s de una d¨¦cada fracas¨® en el Capitolio una propuesta de ley que hubiese hecho que cualquier colaborador del r¨¦gimen nazi (1933-1945) perdiera las ayudas sociales al salir voluntariamente de EEUU.
Seg¨²n algunas estimaciones, hasta 10.000 participantes del horror nazi emigraron a este pa¨ªs tras finalizar en 1945 la Segunda Guerra Mundial. De entre casi la cuarentena de casos destapados por AP que siguieron cobrando ayudas sociales tras abandonar EE UU, hay agentes de las SS que proteg¨ªan campos de concentraci¨®n; un guarda que particip¨® en la masacre del gueto de Varsovia en la que murieron unos 13.000 jud¨ªos; un colaborador que ayud¨® en el arresto y ejecuci¨®n de miles de jud¨ªos en Polonia o un cient¨ªfico de misiles para los nazis.
La Oficina de Investigaciones Especiales (OSI, por sus siglas en ingl¨¦s) del Departamento de Justicia, creada en 1979, es el ente encargado de localizar en EE UU a personas que colaboraron con el nazismo. Para la OSI, seg¨²n apunta la investigaci¨®n period¨ªstica, que los criminales nazis mantuvieran sus pensiones tras abandonar EE UU era percibido como una suerte de mal menor, ya que permit¨ªa acelerar su salida del pa¨ªs. Lo que a su vez aumentaba te¨®ricamente las posibilidades de que fueran llevados a los tribunales en Europa, pues en EE UU no pod¨ªan ser juzgados.
Seg¨²n la investigaci¨®n period¨ªstica, el Departamento de Justicia us¨® el mantenimiento de las ayudas para ganar tiempo al persuadir a los sospechosos nazis de que salieran voluntariamente de EE UU
Muchos de los colaboradores nazis hab¨ªan conseguido la ciudadan¨ªa estadounidense. Y revoc¨¢rsela podr¨ªa acarrear hasta diez a?os de batalla legal si se demostrara, por ejemplo, que mintieron a las autoridades de migraci¨®n al ocultar su pasado oscuro. En paralelo, la deportaci¨®n y la extradici¨®n tambi¨¦n eran complejas dado que ning¨²n pa¨ªs quer¨ªa aceptarlos y muy pocos hab¨ªan presentado cargos contra ellos.
Seg¨²n documentos y declaraciones de diplom¨¢ticos obtenidas por AP, la OSI utiliz¨® el mantenimiento de la pensi¨®n de jubilaci¨®n como una herramienta para persuadir a los colaboradores nazis de que salieran voluntariamente de EE UU y aceptaran la p¨¦rdida de ciudadan¨ªa. Un extremo que neg¨® el lunes el Departamento de Justicia, aunque admiti¨® que esos individuos se marcharon voluntariamente. La investigaci¨®n revela que estas pr¨¢cticas enfurecieron al Departamento de Estado, a la Administraci¨®n de la Seguridad Social y a varios pa¨ªses europeos. Pero hasta el lunes eran totalmente desconocidas para la opini¨®n p¨²blica.
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