Iguala, ?s¨®lo otra matanza m¨¢s?

En M¨¦xico existe el dicho, por desgracia casi refr¨¢n, de que a los muertos de hoy los tapan los de ma?ana. Que no hay noticia mala que no se vaya a olvidar pronto por otra peor. Pero el caso de los?43 estudiantes?ha causado una conmoci¨®n especial.

¡°Parece que est¨¢ habiendo un cambio de tono en la percepci¨®n social de lo que significa la violencia del crimen organizado o la de este con sectores del Estado", dice Ariel Rodr¨ªguez Kuri, especialista del?Colegio de M¨¦xico?en historia contempor¨¢nea de su pa¨ªs. "Veremos ahora si hay un corte en la actitud general de la sociedad ante la delincuencia y esto trasciende respuestas de acto reflejo que ven¨ªamos arrastrando en los ¨²ltimos a?os: la pasividad ante lo que sucede y el pensar que estas cosas s¨®lo le pasan a otros¡±,

Iguala nos muestra ?unas instituciones de seguridad y justicia tan carcomidas que no existen¡±

Lorenzo Meyer,?<span>catedr¨¢tico de Historia

Carlos Illades, historiador de la Universidad Aut¨®noma Metropolitana, afirma que este caso est¨¢ teniendo un impacto particular en la sociedad, en la prensa y en las organizaciones internacionales, y que crea ¡°severas dudas¡± en las instituciones por la relaci¨®n entre polic¨ªas y criminales. La coyuntura es empinada para el Estado mexicano. El mi¨¦rcoles 22 de octubre la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos dictamin¨® que ocho militares mataron a sangre fr¨ªa a 15 civiles en lo que ya se conoce como la matanza de Tlatlaya. El domingo 19 apareci¨® en Guanajuato el cad¨¢ver de un estudiante de ingenier¨ªa que hab¨ªa ido a esa ciudad a ver el Festival Cervantino y que supuestamente fue detenido un d¨ªa antes por polic¨ªas locales sin motivo aparente.

La emergencia pol¨ªtica, adem¨¢s, se amplifica por la repercusi¨®n del caso fuera de M¨¦xico. ¡°Ahora lo nuevo es que el pa¨ªs est¨¢ abierto al mundo, y cuando se trataba de presentarlo como un pa¨ªs moderno, Iguala viene y recuerda que hay aspectos que no han cambiado, que aqu¨ª la vida humana sigue teniendo poco valor y que quienes tienen el poder no est¨¢n dispuestos a dejarse frenar por un discurso de modernidad", dice Sergio Aguayo, polit¨®logo del Colegio de M¨¦xico, que, aludiendo al final de los estudiantes desaparecidos, a?ade: "El dictador Porfirio D¨ªaz, que tambi¨¦n era un modernizador, ten¨ªa un lema: ¡°M¨¢talos en caliente¡¯¡±.?

¡°Es la continuidad de una antigua putrefacci¨®n¡±, dice el soci¨®logo Roger Bartra. ¡°Una putrefacci¨®n hist¨®rica en la que el Estado tiene responsabilidad por no haber enfrentado decididamente esta siniestra herencia¡±. Bartra considera que los mecanismos de caudillaje y represi¨®n del r¨¦gimen autoritario posterior a la Revoluci¨®n de 1910, que se extendi¨® hasta la apertura democr¨¢tica del 2000, cuando el PAN sucedi¨® en el poder al sempiterno PRI, se han perpetuado a nivel local y estatal. ¡°Son ¨¦lites de poder ligadas al PRI o a sucesores del PRI que manejan los negocios en sus regiones, monopolizan el poder y mantienen cuerpos policiales y estructuras gubernamentales corruptas para evitar un proceso de transici¨®n democr¨¢tica¡±.

Los acad¨¦micos comparan el caso de Iguala con el levantamiento zapatista de 1994

El catedr¨¢tico de Historia Lorenzo Meyer, de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico, apunta tambi¨¦n al problema de una transici¨®n democr¨¢tica inacabada que arrastra el pecado original de la impunidad pol¨ªtica. ¡°La Revoluci¨®n perfeccion¨® el autoritarismo de Porfirio D¨ªaz al dividirlo en sexenios en los que el presidente era el ¨²nico al que cab¨ªa entregar cuentas. La irresponsabilidad institucional se volvi¨® una f¨®rmula de la clase pol¨ªtica. Luego vino el supuesto cambio democr¨¢tico y Fox [Vicente, ganador de las elecciones del 2000] dijo que iba a meter en cintura a los peces gordos y no lo hizo. Iguala nos muestra que seguimos teniendo una clase pol¨ªtica que, sea de izquierda o de derecha o de centro, tiene los mismos intereses y comportamientos enrarecidos, y que sus instituciones de seguridad y justicia est¨¢n tan carcomidas que no existen¡±.

Los acad¨¦micos subrayan que debe esperarse a ver la reacci¨®n final de la sociedad civil ante este caso para ver hasta d¨®nde llega su relevancia hist¨®rica. De momento, coinciden en compararlo con el levantamiento zapatista de 1994, en cuanto a que ambos acontecimientos ponen en jaque un discurso de modernizaci¨®n nacional; en aquel entonces fue el de Carlos Salinas, el presidente que aceler¨® la liberalizaci¨®n del modelo econ¨®mico, al que la insurgencia ind¨ªgena puso ante el espejo de un pa¨ªs en el que todav¨ªa se luchaba por el primordial derecho a la tierra, y ahora es Enrique Pe?a Nieto, que ha sido capaz de implantar reformas estructurales in¨¦ditas pero se ve debilitado por el problema de las sinergias locales entre poderes p¨²blicos corruptos y poderes criminales.

Concluye Meyer: ¡°El soci¨®logo alem¨¢n Max Weber estableci¨® que la autoridad del Estado se basa en el monopolio de la violencia leg¨ªtima. Parece que en M¨¦xico tambi¨¦n se basa en el monopolio de la violencia ileg¨ªtima¡±.