Cempaz¨²chitl
Es intolerable c¨®mo el desprecio 'halloweenero' sustituye al respeto con el que esta flor honra a los mexicanos muertos y m¨¢s en estos d¨ªas
En realidad, es cal¨¦ndula o margarita, pero en M¨¦xico esa flor amarilla o anaranjada es Flor de muerto que amanece por todos lados en cuanto pasan las lluvias y sirve de ofrenda para las tumbas de todos nuestros difuntos cada segundo d¨ªa de noviembre. Me gusta imaginar que el cempaz¨²chitl es la naranja flor con toda la energ¨ªa del Sol, pero tambi¨¦n toda la saudade y serena melancol¨ªa de los colores de oto?o, ocres en amarillo, rojo y naranja que siempre han de ser como telones de infancia o eco de silencios y efectivamente, p¨¦talos incontables, abultados como peque?os pu?os cerrados que le llegan a uno despu¨¦s de llorar, llover de madrugada tantas ausencias y volver a intentar ese raro silogismo donde ya no est¨¢n los que en realidad se han ido, aunque han de quedar para siempre en tanto hay alguien que los recuerde.
En la infancia viv¨ª la confusi¨®n de los colores entre otras amnesias y cada oto?o en el bosque de otro idioma donde crec¨ª proliferaban inmensas calabazas anaranjadas en medio de mont¨ªculos de hojas secas como manteles para eso que llaman los gringos Thanksgiving, y luego esas mismas calabazas eran esculpidas a navaja para convertirse en calaveras vegetales o linternas en cada puerta a la espera del Halloween. En la confusi¨®n, yo sent¨ªa pertenecer a una cultura donde se habla cantando y las calaveras son de az¨²car blanca, salpicadas con todos los colores y bautizadas con el nombre de quien ha de com¨¦rselas a mordidas nom¨¢s para burlarse de la muerte, porque la vida no vale nada y dem¨¢s filosof¨ªas rancheras. A contrapelo de la tradici¨®n norteamericana de convocar a todos los espantos, dr¨¢culas y disfraces, en un volado a cara o cruz, trick or treat de espanto o golosinas, en M¨¦xico se honra a los muertos llev¨¢ndoles su comida preferida directamente a su tumba y convirtiendo en mesa para otra reuni¨®n de las familias la misma l¨¢pida, donde no debe faltar un caballito de tequila o cigarros sin filtro y un mantel de cempaz¨²chitl como manta naranja para los fr¨ªos de esa madrugada que dura ya para siempre.
Yo sent¨ªa pertenecer a una cultura donde las calaveras se comen a mordidas nom¨¢s para burlarse de la muerte, porque la vida no vale nada y dem¨¢s filosof¨ªas rancheras
Con el tiempo, veo que la confusi¨®n naranja del D¨ªa de Muertos en M¨¦xico y el Halloween gringo se ha acentuado y distorsiona el ¨¢nimo menos pensante de la mayor¨ªa mexicana: en un pa¨ªs asediado durante los ¨²ltimos lustros con cientos de cad¨¢veres descuartizados por el muy organizado crimen organizado resulta no s¨®lo de mal gusto sino de repugnante sorpresa ver que se ha puesto de moda chocarrera atorar manos ensangrentadas o piernas falsas de maniqu¨ªs en las puertas o cajuelas de los coches que circulan en el tr¨¢fico endemoniado de la Ciudad de M¨¦xico. Puedo dejar para diciembre mi queja sobre las rid¨ªculas e inmensas orejonas de renos ajenos o santacloses obesos que le ganan ya cada a?o en popularidad a los Reyes Magos, pero no puedo callar mi intolerancia al desprecio hollywoodezco y halloweenero con el que parece olvidarse el hondo sentimiento de respeto con el que la flor de cempaz¨²chitl honra a los mexicanos muertos y m¨¢s en estos d¨ªas.
Es una verg¨¹enza imperdonable que a un mes de distancia las autoridades no sepan ¨Cy si saben, no digan¡ªen d¨®nde est¨¢n tantos y todos los que faltan hoy. Hablo de los 43 estudiantes, maestros en potencia, que fueron desaparecidos durante la madrugada del pasado 27 de septiembre, pero tambi¨¦n de los miles de otros ausentes, muertos, decapitados, descuartizados, quemados en vida, enterrados vivos o disueltos en amnesia que pueblan la neblina de ya varios noviembres. Las pasadas cuatro semanas no han sido m¨¢s que la acumulaci¨®n continua de chismes entrelazados con dudas, las falsas pistas y las garantizadas mentiras de los pol¨ªticos, el hartazgo desatado de todos los inconformes y el latido cada vez m¨¢s creciente de la violencia; tambi¨¦n han sido semanas de una suerte de conciencia en ebullici¨®n, manifestada en marchas multitudinarias, solidaridades instant¨¢neas, pero a la sombra de una incertidumbre que no se mitiga con las capturas de algunos de los culpables, la sorprendente coincidencia de haber apresado a un gran capo narcotraficante directamente ligado a la geograf¨ªa de Iguala, Guerrero y tambi¨¦n directamente asociado a los presuntos autores intelectuales y materiales de la desaparici¨®n y muy probablemente matanza de los estudiantes de Ayotzianapa.
Es una verg¨¹enza imperdonable que a un mes de distancia las autoridades no sepan ¨Cy si saben, no digan¡ªd¨®nde est¨¢n todos los que faltan hoy
A partir del pasado 27 de septiembre, se prolonga una larga madrugada de soledad y silencio donde la incertidumbre no se calma con la puntual informaci¨®n diaria de los posibles paraderos de los personajes siniestros de este Halloween, de las renuncias de algunos de los responsables que parecen payasos sin disfraz, o la biograf¨ªa de la pr¨®fuga bruja esposa de un exalcalde tambi¨¦n pr¨®fugo que ahora parece vampiro, infladas sus alas siniestras con la rara amnesia que aqueja hoy mismo a todos aquellos que habi¨¦ndose fotografiado con ¨¦l (habi¨¦ndole levantado la mano cuando era no m¨¢s que un humilde vendedor de huaraches en el mercado transfigurado en prometedor pol¨ªtico de un partido que dec¨ªa preocuparse por los desamparados) ahora juran no haberlo ni conocido y quiz¨¢ esas fotos no sean m¨¢s que un gran truco en el aquelarre de las brujas del photoshop. A todos los que el alcalde Dr¨¢cula les chup¨® la sangre porque de eso se trata la pol¨ªtica y el juego de los presupuestos, los escuchamos ahora c¨®modamente negando incluso haberlo visto en persona o haber sabido ¨Caunque fuera de o¨ªdas¡ªde sus negros vuelos.
A la orilla de la piscina, con la pi?a colada siempre a mano, un M¨¦xico que prefiere hablar del Jinete sin cabeza como infantil leyenda del folclor norteamericano toma su iPhone y le pone Like a todas las p¨¢ginas de Facebook donde se manifiesten las cr¨ªticas buena onda contra la violencia, re-tuiteando los 140 caracteres que exigen justicia con una buena canci¨®n de fondo, mientras que en las orillas de todas las calles hay otro M¨¦xico sin internet, ajenos a la dicotom¨ªa del trick or treat de la reciente Reforma Energ¨¦tica o el Megaproyecto gal¨¢ctico para el nuevo Aeropuerto de la Ciudad de M¨¦xico, que no pone Like sino que acude en masa a la pr¨®xima marcha, todos a una con la justificada demanda de exigir que se nos diga d¨®nde est¨¢n Todos los que faltan y cu¨¢ndo se piensa encarcelar a Todos los responsables... y s¨ª, tambi¨¦n est¨¢ el otro M¨¦xico que tiene sus propios deudos y duelos por regi¨®n y el otro M¨¦xico que parece intacto por tanta desgracia aunque se diga consternado, mientras toda sangre y revuelta no altere sus acciones en bolsa, su puntaje en el golf, sus planes vacacionales y la boda de su sobrina... pero hay un callado M¨¦xico que est¨¢ en las llamas del llano de Pedro P¨¢ramo o en el enrevesado mosaico de Los recuerdos del porvenir (la novela de Elena Garro que se desarrolla precisamente en los paisajes de Iguala en Guerrero) y no pocos versos de la Piedra de Sol de Octavio Paz, much¨ªsimos p¨¢rrafos de Jos¨¦ Revueltas y m¨¢s de un poema y poem¨ªnimo de Efra¨ªn Huerta y los cuentos de Jos¨¦ Emilio Pacheco o las cr¨®nicas de Federico Campbell o la voz en la distancia de Juan Gelman y todas, absolutamente todas las flores amarillas que pueblan las p¨¢ginas de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez.
La incertidumbre no se calma con la informaci¨®n de algunos responsables que parecen payasos sin disfraz
Hablo de los escritores que quiero honrar en el altar de muertos, con pan dulce, aguardiente de ca?a, calaveras de az¨²car, cigarros sin filtro y ejemplares de todos sus libros, todo ello acomodado sobre una alfombra naranja de cal¨¦ndula que es cempaz¨²chitl, flor que sirve para untar en las heridas para que se vuelvan cicatriz, porque por encima de todos los M¨¦xicos posibles, por encima incluso de la bandera a media asta o con los colores en negro, por encima de la geograf¨ªa pol¨ªtica y la geometr¨ªa econ¨®mica, por encima de la comprobada coexistencia de los tres poderes del Estado sobre un inmenso territorio cogobernado por el crimen organizado... muy por encima de todo eso, est¨¢ un M¨¦xico donde se dicen en voz alta o se rezan en silencio de todas las noches los nombres con apellidos y rostro intactos de Todos los desaparecidos y todos nuestros muertos, todos nuestros mejores versos y tanta cultura ensangrentada de siglos que no merma la convencida esperanza de que aqu¨ª est¨¢n incluso los ausentes, porque la memoria que nos une ha de abatir toda forma de la amnesia como una flor anaranjada que creo que es mejor s¨ªmbolo para honrar al vac¨ªo que nos habita que todas las carcajadas que acostumbran rodear a la recurrente mascarada donde bailan los disfraces.
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