Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª se juegan su palanca de influencia en la regi¨®n
Las ayudas de Riad a Egipto y las de Teher¨¢n a Siria son fruto de los altos precios del crudo
Cuando este verano los yihadistas del Estado Isl¨¢mico tomaron Mosul y luego intentaron avanzar hacia el Kurdist¨¢n iraqu¨ª, muchos observadores hubieran apostado a que el petr¨®leo iba a dispararse una vez m¨¢s. Sin embargo, el precio del crudo ha ca¨ªdo un 25% desde el pasado junio. Adem¨¢s, en contra de lo habitual, Arabia Saud¨ª, el mayor exportador del mundo, no ha hecho menci¨®n de reducir su producci¨®n para estabilizar el mercado. Enseguida han surgido teor¨ªas sobre una guerra de precios, pero los expertos lo desmienten y describen una situaci¨®n m¨¢s compleja. Si se mantiene la tendencia, Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª perder¨¢n no s¨®lo ingresos sino una importante palanca de influencia regional.
¡°Ha sido una ca¨ªda muy r¨¢pida y severa, que parece haber cogido por sorpresa a los [pa¨ªses] productores¡±, se?ala Bill Faren-Price, director general de la consultora independiente Petroleum Policy Intelligence.
De acuerdo con los datos de la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP), el barril de petr¨®leo ha pasado de pagarse a 108 d¨®lares hace cuatro meses a apenas 87 ayer. El gr¨¢fico de ese cartel, que extrae un tercio de la producci¨®n mundial, viene marcando la tendencia a la baja desde hace un a?o.
Los analistas se?alan que hay excedentes en el mercado. A la ca¨ªda del consumo, por el par¨®n en el crecimiento de China y una mayor eficiencia energ¨¦tica en EE UU y Europa, se ha sumado el aumento de la producci¨®n, tanto convencional por el retorno de Irak y Libia como de petr¨®leo de esquisto (el que est¨¢ atrapado entre rocas y se extrae mediante alta presi¨®n hidr¨¢ulica, fracking) en EE UU.
En su informe de octubre, la Agencia Internacional de la Energ¨ªa reduce su previsi¨®n de la demanda global de petr¨®leo en 0,2 millones de barriles diarios respecto al mes anterior debido a ¡°las menores expectativas de crecimiento econ¨®mico¡±. Eso sit¨²a las necesidades en 92,4 millones de barriles al d¨ªa. Sin embargo, los miembros de la OPEP extrajeron en septiembre 30,66 millones de barriles diarios, su nivel m¨¢s alto de los ¨²ltimos trece meses. Al sumar el resto de los productores se alcanzan 93,8 millones de barriles, 1,4 millones por encima de lo requerido y 2,8 millones m¨¢s de lo que se bombeaba un a?o antes. Para 2015, esa organizaci¨®n intergubernamental prev¨¦ un excedente de entre 1,5 y 2 millones de barriles diarios.
De confirmarse la tendencia, los pa¨ªses exportadores de crudo tendr¨¢n menores ingresos y, por tanto, dificultades para mantener los subsidios a que son adictos la mayor¨ªa de ellos. En ¨²ltima instancia, eso puede generar problemas internos y, sin duda, reducir su capacidad de influencia internacional. La ayuda que Ir¨¢n y Rusia prestan al r¨¦gimen sirio o la multimillonaria asistencia de Arabia Saud¨ª y Emiratos ?rabes al Egipto del general Sisi y a otros aliados regionales son en buena medida fruto de la bonanza del petr¨®leo.
¡°El mayor riesgo al abastecimiento hoy no es su reducci¨®n sino su aumento. Si se soluciona el problema [nuclear] con Ir¨¢n, en un a?o podemos tener un mill¨®n de barriles diarios m¨¢s; Libia ya est¨¢ volviendo al mercado y el sur de Irak, al margen de lo que suceda en el norte, tambi¨¦n est¨¢ aumentando su producci¨®n¡±, explica Faren-Price, quien como otros expertos consultados descarta que Arabia Saud¨ª haya lanzado en una guerra de precios. ¡°No hay hechos que apoyen esa interpretaci¨®n¡±, asegura.
¡°El precio del petr¨®leo sube y baja todo el tiempo. No se ha producido una situaci¨®n de p¨¢nico¡±, estima por su parte Alex Schindelar, responsable de la oficina en Dub¨¢i de Energy Intelligence, una empresa que proporciona informaci¨®n y an¨¢lisis sobre el sector energ¨¦tico. Como prueba de ello, menciona que ¡°ni Arabia Saud¨ª ni Ir¨¢n se han molestado en reaccionar¡±. A pesar de que ambos pa¨ªses vienen defendiendo un precio en torno a los 100 d¨®lares el barril y habitualmente han sido partidarios de recortar la producci¨®n para mantener el precio, en esta ocasi¨®n los dos han dado a entender que pueden encajar la bajada durante alg¨²n tiempo.
?Cu¨¢nto? Ah¨ª est¨¢ el quid de la cuesti¨®n. ¡°Si es unos meses, 80-85 d¨®lares por barril pueden aguantarlo. Si se trata de un cambio sist¨¦mico, aumentar¨¢ la presi¨®n y empezar¨¢n a preocuparse¡±, se?ala Schindelar.
Un mercado excedentario
En su informe de octubre, la Agencia Internacional de la Energ¨ªa reduce su previsi¨®n de la demanda global de petr¨®leo en 0,2 millones de barriles diarios respecto al mes anterior debido a ¡°las menores expectativas de crecimiento econ¨®mico¡±. Eso sit¨²a las necesidades en 92,4 millones de barriles al d¨ªa. Sin embargo, la producci¨®n global es de 93,8 millones de barriles, 1,4 millones m¨¢s de lo requerido y 2,8 millones m¨¢s de lo que se bombeaba un a?o antes. Para 2015, la organizaci¨®n prev¨¦ un excedente de entre 1,5 y 2 millones de barriles.
¡°El mayor riesgo para el abastecimiento hoy no es su reducci¨®n sino su aumento. Si se soluciona el problema [nuclear] con Ir¨¢n, en un a?o podemos tener un mill¨®n de barriles diarios m¨¢s; Libia ya est¨¢ volviendo al mercado y el sur de Irak, al margen de lo que suceda en el norte, tambi¨¦n est¨¢ aumentando su producci¨®n¡±, explica Bill Faren-Price, director general de Petroleum Policy Intelligence. Faren-Price, como otros expertos consultados, descarta que Arabia Saud¨ª haya lanzado en una guerra de precios. ¡°No hay hechos que apoyen esa interpretaci¨®n¡±.
Arabia Saud¨ª es el mayor exportador de crudo y uno de los pocos pa¨ªses con capacidad para aumentar su producci¨®n con rapidez. Cuando las crisis de Irak y Libia limitaron la extracci¨®n en esos pa¨ªses, fue Riad quien llen¨® el vac¨ªo evitando una subida excesiva del precio. Ahora, que hay excedentes se muestra remiso a perder el terreno ganado.
Los expertos explican que la producci¨®n nueva procedente de Libia, de Nigeria y de EE UU (por el uso de nuevas t¨¦cnicas de fracking para extraer petr¨®leo de esquisto) es un tipo de crudo denominado ¡°ligero dulce¡±. Su mercado, en principio, es distinto al del crudo saud¨ª, m¨¢s pesado (m¨¢s dif¨ªcil de refinar), pero el preferido de los pa¨ªses asi¨¢ticos por coste y fiabilidad del abastecimiento. Sin embargo, si el precio baja lo suficiente, estos clientes podr¨ªan considerar el cambio de proveedor. De ah¨ª que los saud¨ªes hayan decidido mantener el tipo.
¡°Estoy convencido de que a pesar de la firmeza de los productores diciendo que est¨¢n dispuestos a tolerar los precios bajos, buscan una salida¡±, declara Faren-Price. El analista sugiere que los miembros de la OPEP, como hicieron a finales de los noventa, podr¨ªan recurrir a un acuerdo con productores como M¨¦xico, Noruega y Rusia, que no pertenecen al cartel. Es mucho m¨¢s que oro negro lo que est¨¢ en juego.
De momento, Arabia Saud¨ª no ha respondido a los llamamientos para que recorte su producci¨®n e incluso ha rebajado el precio del barril a los clientes asi¨¢ticos. Los analistas interpretan ese gesto como una forma de defender su cuota de mercado ante la presi¨®n de la oferta de la Cuenca Atl¨¢ntica (que ha aumentado como resultado del petr¨®leo de esquisto en EEUU). Pero adem¨¢s, el Reino del Desierto sali¨® escaldado de la anterior experiencia. Cuando hace tres d¨¦cadas los precios cayeron por debajo de los 10 d¨®lares desde el nivel de los 30, ning¨²n otro pa¨ªs le sigui¨® en el recorte de producci¨®n y termin¨® al borde de la bancarrota.
¡°Se ha acabado el barril por encima de 100 d¨®lares y a partir de ahora todo indica que se mantendr¨¢ por debajo de esa cifra y habr¨¢ que adaptarse¡±, interpreta el economista iran¨ª Saeed Laylaz, que fue consejero del presidente Mohamed Jatam¨ª.
A corto plazo, eso significa reducir los gastos discrecionales; a largo, cancelar proyectos de infraestructuras, algo delicado en Arabia Saud¨ª donde la monarqu¨ªa anunci¨® grandes inversiones como respuesta a la primavera ¨¢rabe para crear empleo y mejorar los servicios. En septiembre el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirti¨® a Riad de que tendr¨ªa un d¨¦ficit de 1,4% en 2015, si el petr¨®leo sigue cayendo y mantiene su gasto p¨²blico en los niveles actuales. A 108 d¨®lares el barril, gana 340.000 millones al a?o; a 82, se reducen a 260.000 millones, un recorte significativo al presupuesto.
Sin embargo, la ca¨ªda tambi¨¦n puede servir para sanear la gesti¨®n del sector y eliminar los subsidios a los productos energ¨¦ticos, un asunto socialmente delicado como se vio en Ir¨¢n en 2007, aunque m¨¢s f¨¢cil de poner en marcha cuando disminuye la diferencia entre el precio regulado y el internacional. Pero, sobre todo, constituye una oportunidad para que los gobiernos hagan realidad la diversificaci¨®n econ¨®mica que llevan a?os proclamando.
¡°Los saud¨ªes necesitan precios altos para su econom¨ªa y su proyecci¨®n exterior, as¨ª que no puede estar contentos¡±, afirma Schindelar.
Muchos analistas opinan no obstante que dadas las elevadas reservas que ha acumulado en los ¨²ltimos a?os (estimadas en cerca de 750.000 millones de d¨®lares), Arabia Saud¨ª podr¨ªa aguantar un largo periodo de precios bajos, y de paso hacer menos rentable la producci¨®n de esquisto que ha empujado el mercado a la baja. Pero hay otras consideraciones. En un momento en que la monarqu¨ªa saud¨ª afronta una inevitable transici¨®n generacional, incluso dentro de la familia real hay voces cr¨ªticas con esa gesti¨®n. El pr¨ªncipe Al Waleed Bin Talal, sobrino del rey y el hombre m¨¢s rico del reino, advert¨ªa hace unos d¨ªas del ¡°peligro de seguir dependiendo casi por completo del petr¨®leo¡±.
En el caso de Ir¨¢n, el propio l¨ªder supremo, el ayatol¨¢ Ali Jamenei, alert¨® la semana pasada de que la dependencia de esos ingresos deja su econom¨ªa a merced de las grandes potencias. ¡°Es obvio qu¨¦ futuro espera a un pa¨ªs as¨ª¡±, se?al¨®. El 60% del presupuesto iran¨ª procede de las exportaciones de crudo y el descenso del barril obliga al Gobierno de Teher¨¢n a buscar ingresos alternativos.
De hecho, EEUU explot¨® esa vulnerabilidad cuando en 2012 decidi¨® reforzar unilateralmente las sanciones internacionales a Ir¨¢n por su programa nuclear. Los ingresos por exportaciones de petr¨®leo que en 2011 alcanzaron 115.000 millones de d¨®lares cayeron el a?o pasado hasta los 62.000 millones. A consecuencia de los bajos precios, en el pr¨®ximo ejercicio (que en Ir¨¢n va de marzo a marzo) podr¨ªan reducirse a 50.000 millones. Para cubrir el d¨¦ficit estimado en los pr¨®ximos tres meses y poder seguir pagando los proyectos en marcha, el presidente Hasan Rohan¨ª acaba de anunciar que va a recurrir a las reservas estrat¨¦gicas.
Es un duro golpe para la econom¨ªa iran¨ª que, tras a?os de recesi¨®n, hab¨ªa empezado a recuperarse este a?o, en parte como resultado del acuerdo alcanzado el pasado noviembre con las grandes potencias para negociar una soluci¨®n al problema nuclear. El FMI preve¨ªa que creciera un 1,5% en 2014 y un 2,3% en 2015.
Ese ligero remonte permiti¨® que los responsables iran¨ªes dijeran que pod¨ªan seguir adelante incluso si fracasaban las negociaciones nucleares. Algunos an¨¢lisis concluyen que ahora Teher¨¢n se sentir¨¢ presionado para alcanzar un acuerdo. Es desconocer tanto la din¨¢mica pol¨ªtica interna como el orgullo nacionalista de los iran¨ªes. Sus negociadores ni pueden ni quieren ceder sin contrapartidas.
¡°Ir¨¢n, como EEUU, est¨¢ dispuesto a soportar cualquier presi¨®n para defender sus l¨ªneas rojas. Las negociaciones est¨¢n por encima de cuestiones coyunturales¡±, afirma Laylaz.
Incluso si prosperan, o al menos siguen adelante, el previsible levantamiento de las sanciones ser¨¢ un arma de doble filo. A la vez que estimula la econom¨ªa iran¨ª, su regreso a los mercados de petr¨®leo impulsar¨¢ los precios a la baja. En la ¨²ltima reuni¨®n de la OPEP el pasado junio, el ministro iran¨ª del ramo, Bijan Zanganeh, asegur¨® que, si se retiraban las sanciones, su pa¨ªs podr¨ªa aumentar su producci¨®n en 700.000 barriles diarios en el plazo de dos meses. Dif¨ªcilmente lo que necesita un mercado sobresaturado.
¡°Estoy convencido de que a pesar de la firmeza de los productores diciendo que est¨¢n dispuestos a tolerar los precios bajos, buscan una salida¡±, declara Faren-Price. El analista sugiere que los miembros de la OPEP, al igual que hicieron a finales de los noventa, podr¨ªan recurrir a un acuerdo con otros productores como M¨¦xico, Noruega y Rusia, que no pertenecen a ese cartel. Es mucho m¨¢s que oro negro lo que est¨¢ en juego.
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