La Explanada de las Mezquitas se convierte en otro frente en Jerusal¨¦n
La Polic¨ªa israel¨ª mata a un palestino sospechoso del ataque a tiros a un jud¨ªo en Jerusal¨¦n
Jerusal¨¦n vive un nuevo episodio de m¨¢xima tensi¨®n alimentado por la violencia y el extremismo. El atentado que dej¨® herido muy grave a un activista de la ultraderecha nacionalista religiosa israel¨ª, el posterior cerco policial y muerte del palestino sospechoso de perpetrar el ataque y la decisi¨®n israel¨ª de decretar el cierre ¡ªins¨®lito en 47 a?os¡ª de la Explanada de las Mezquitas [conocida como templo del Monte para los jud¨ªos] dispararon las tensiones que agitan la ciudad en los ¨²ltimos meses. Para el presidente palestino, Mahmud Abbas, este bloqueo es una ¡°declaraci¨®n de guerra contra los palestinos, sus lugares santos y la naci¨®n ¨¢rabe e islamica¡±. Israel anunci¨® anoche que reabrir¨¢ el recinto para el rezo de hoy.
Las muertes de adolescentes jud¨ªos y palestinos, la devastadora ofensiva israel¨ª sobre Gaza y la ampliaci¨®n de las colonias en territorio ocupado han derivado en los ¨²ltimos meses en enfrentamientos constantes de un nivel desconocido desde la segunda Intifada (2000-2005).
La nueva crisis explot¨® el mi¨¦rcoles, cuando hacia las once de la noche (una hora m¨¢s que en la Espa?a peninsular) fue tiroteado en Jerusal¨¦n Yehuda Glick, un rabino y colono nacido en EE UU tan conocido como pol¨¦mico. Glick, de 50 a?os, reivindica la reconstrucci¨®n del Templo de Salom¨®n sobre el espacio que hoy dominan las mezquitas de Al Aqsa y La Roca, ubicadas en la denominada Explanada de las Mezquitas; el lugar donde la tradici¨®n jud¨ªa ubica la piedra sobre la que Abraham iba a sacrificar a Isaac y el sancta santorum, la columna espiritual del templo. Glick es parte de un creciente movimiento pol¨ªtico que presiona para cambiar el statu quo que rige en la Explanada de las Mezquitas desde la ocupaci¨®n, en 1967. Autoridades religiosas jordanas gestionan el recinto ¡ªsagrado para el islam y el juda¨ªsmo y el lugar m¨¢s sensible de la ciudad¡ª, donde rezan los musulmanes. Los jud¨ªos pueden visitarlo pero no orar all¨ª.
Glick, que ha sido detenido varias veces al tratar de acceder con objetos lit¨²rgicos a la Explanada, sal¨ªa de una convenci¨®n anual para promover la presencia jud¨ªa en el recinto sagrado cuando un motorista se le acerc¨®, le pregunt¨® su nombre y le dispar¨® tres tiros. La moto se dio a la fuga pero hacia las cinco de la ma?ana una unidad especial antiterrorista accedi¨® a una casa del barrio de Abu Tor ¡ªal lado del lugar del ataque¡ª y asedi¨® a Muatnaz Hijazi, de 32 a?os, que estuvo encarcelado entre 2000 y 2012, por ¡°actividades terroristas¡±. Seg¨²n el portavoz de la polic¨ªa, Micky Rosenfeld, el palestino ofreci¨® resistencia, dispar¨® a los agentes, que lo mataron. La familia sostiene que lo sacaron de la cama y lo golpearon antes de dispararle, seg¨²n la agencia palestina Maan. Su padre y su hermano fueron detenidos. Los datos de inteligencia, abunda Rosenfeld, apuntan a que Hijazi fue quien trat¨® de asesinar a Glick, aunque la investigaci¨®n sigue abierta. No obstante, nadie reivindic¨® el ataque. Varios medios locales apuntan un posible v¨ªnculo con la Yihad Isl¨¢mica.
Israel cierra la Explanada de las mezquitas, aunque prev¨¦ reabrirla para el rezo del viernes
En paralelo, el Gobierno israel¨ª despleg¨® un operativo especial de vigilancia, que se sumaba a los 2.000 agentes presentes en la ciudad despu¨¦s de que el d¨ªa 22, un palestino arrollara a un grupo que esperaba el tranv¨ªa y matara a dos isral¨ªes.
El Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu se escud¨® en la seguridad para decretar el cierre total de la Explanada de las Mezquitas, lo que no ocurr¨ªa desde que en 1967 Israel ocup¨® Jerusal¨¦n Este, donde se ubica el recinto. En 2000, con la visita del entonces jefe de la oposici¨®n, Ariel Sharon, que inici¨® la segunda Intifada, el bloqueo fue intenso, pero algunos ancianos pudieron entrar a orar.
La medida es in¨¦dita aunque los vetos temporales de los varones j¨®venes o de mediana edad son frecuentes. Esta vez se impidi¨® el acceso tambi¨¦n a los turistas y a los 500 estudiantes de la madrasa, por lo que los musulmanes de la ciudad rezaron en la cercana V¨ªa Dolorosa. Las autoridades prohibieron a los vecinos del barrio musulm¨¢n de la Ciudad Vieja salir de ¨¦l y a los ¨¢rabes del resto de la ciudad, entrar.
Nabil Abu Rudeina, portavoz del presidente palestino, declar¨® que los santos lugares son una ¡°l¨ªnea roja¡±. ¡°Es un desaf¨ªo descarado y una conducta peligrosa¡± y responsabiliz¨® a Israel de la escalada. Netanyahu acus¨®, a su vez, a Abbas de alentar el enfrentamiento con ¡°su incitaci¨®n¡±, recordando unas declaraciones en las que ¨¦ste reclamaba que se alejara a los jud¨ªos de Al Aqsa ¡°a cualquier precio¡±. Ambos l¨ªderes coincidieron en pedir la mediaci¨®n de la comunidad internacional.
El vaso no ha desbordado por una gota. La situaci¨®n actual es fruto de meses de intenso desgaste de la convivencia forzada en la ciudad. La muerte, quemado vivo por israel¨ªes, del adolescente palestino Mohamed Abu Jadair, incendi¨® su barrio y los alrededores durante cinco d¨ªas. Hubo 10 intentos de linchamiento de ¨¢rabes y dos de jud¨ªos. Poco antes, hab¨ªan sido hallados los cuerpos de tres israel¨ªes en Cisjordania.
Inmediatamente comenz¨® la ofensiva sobre Gaza, que caus¨® 2.200 muertos. Desde verano se han aprobado 6.800 nuevas casas en territorios ocupados. Ya en las ¨²ltimas semanas, las severas limitaciones de rezo en Al Aqsa y de acceso a la Ciudad Vieja a los musulmanes para dejar paso a los jud¨ªos durante sus fiestas generaron enfrentamientos constantes.
El barrio predilecto de los colonos
El barrio palestino de Silwan y los asentamientos israel¨ªes incrustados en ¨¦l forman parte del rosario de graves desencuentros que ha llevado a Jerusal¨¦n a esta nueva crisis. Este barrio de Jerusal¨¦n Este, a los pies de la Mezquita de Al Aqsa y a s¨®lo una calle del Muro de las Lamentaciones, se ha convertido en una diana de los colonos. Su cercan¨ªa al lugar m¨¢s santo del juda¨ªsmo siempre ha sido un im¨¢n. Lo grave es que en las ¨²ltimas semanas han llegado familias colonas a 35 apartamentos, con las que se ha duplicado hasta 500 personas la poblaci¨®n jud¨ªa de este barrio de 40.000 palestinos.
En septiembre, la asociaci¨®n Ateret Cohanim, que compra casas para colonos en la Ciudad Vieja, se hizo con estas viviendas a trav¨¦s de intermediarios ¨¢rabes. Los vendedores cre¨ªan que los compraba un palestino residente en el golfo P¨¦rsico. No todas las familias son propietarias legales, sino que algunas han ocupado viviendas que estaban sin vender. Se instalaron en plena noche, con escolta, y los palestinos de Silwan se encontraron con el nuevo problema al levantarse.
A diferencia de los grandes bloques de colonias, separados de otros municipios o barrios y en los que los jud¨ªos viven en comunidad, en Silwan ¡ªcomo tambi¨¦n en Hebr¨®n¡ª se encuentran pared con pared con los palestinos, en medio de viviendas de ¨¢rabes, rodeados de alambrada y banderas de Israel, protegidos por la polic¨ªa e incluso con vigilantes pagados por el Ministerio de Vivienda.
La ONG Paz Ahora sostiene que m¨¢s preocupante a¨²n es la elevada presencia en el barrio de turistas religiosos que acuden a la Ciudad de David, levantada sobre algunos de los escasos restos de la ¨¦poca del rey sobre el que basan su historia los jud¨ªos, informa France Presse. Las excavaciones prosiguen.
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