?Qui¨¦n quiere a los Obama?
Los dem¨®cratas evitan al presidente antes de las elecciones. La primera dama est¨¢ m¨¢s solicitada
Para ser octubre el ¨²ltimo mes antes de las elecciones legislativas en Estados Unidos, el tel¨¦fono de los Obama ha sonado bien poco. Y cuando lo ha hecho, ha sido m¨¢s veces para invitar a un acto a la primera dama que al propio presidente.
El n¨²mero de discursos previstos por Michelle Obama para apoyar a un candidato dem¨®crata en alg¨²n punto del pa¨ªs en lo que va de mes no llega a pesar de ello a la decena. La agenda de campa?a de su marido y presidente, Barack Obama, est¨¢ m¨¢s vac¨ªa. Apariciones para recaudar fondos para el partido, bastantes, pero las invitaciones para apoyar a un candidato se pueden contar casi con los dedos de una mano.
Barack Obama vive las que ser¨¢n sus ¨²ltimas elecciones antes comenzar el per¨ªodo de ¡°pato cojo¡± que preceder¨¢ a su abandono de la presidencia tras las elecciones de noviembre de 2016. Una ¨¦poca que suele espantar a quienes hasta hace no tanto habr¨ªan dado hasta su brazo derecho por una foto con el mandatario. A ello se une la popularidad del presidente, que roza las cotas m¨¢s bajas de aprobaci¨®n de sus casi seis a?os de mandato, 40% seg¨²n una encuesta del Washington Post y ABC News.
En unas elecciones como las de este 4 de noviembre, donde la principal batalla se libra en un Senado en el que los dem¨®cratas intentan mantener la mayor¨ªa (la C¨¢mara Baja hace tiempo que la dieron por perdida), muchos de los candidatos huyen espantados de cualquier imagen junto al presidente o incluso una comparaci¨®n con ¨¦l.
La aspirante dem¨®crata al Senado por Kentucky, Alison Lundergan Grimes, incluso ha llegado al extremo de negarse a decir p¨²blicamente si en las ¨²ltimas elecciones vot¨® por Obama.
El propio presidente ha tratado de quitarle hierro al asunto. ¡°Muchos de los Estados con carreras m¨¢s ajustadas son Estados donde yo no gan¨¦ (en 2012) y a algunos de los candidatos les resulta dif¨ªcil tenerme all¨ª porque los republicanos tratar¨¢n de usarlo para lograr m¨¢s votos¡±, dijo hace una semana en una entrevista con el reverendo, activista -y aliado dem¨®crata- Al Sharpton.
Pero seg¨²n algunos analistas, Obama les hizo un flaco favor a aquellos mismos que trataba de justificar al afirmar acto seguido que pese a todo, los que ahora le rehuyen ¡°son gente que vota conmigo, que ha apoyado mi agenda en el Congreso¡±.
¡°El hecho de que Obama sea tan impopular es el principal factor en estas elecciones¡±, dijo al diario Politico Tom Jensen, un experto en demoscopia del Public Policy Polling.
Muchos de los Estados con carreras m¨¢s ajustadas son Estados donde yo no gan¨¦ (en 2012) y a algunos de los candidatos les resulta dif¨ªcil tenerme all¨ª porque los republicanos tratar¨¢n de usarlo para lograr m¨¢s votos¡± Barack Obama, presidente de Estados Unidos
¡°Obama, el presidente paria¡±, titulaba uno de sus art¨ªculos el columnista del Post Dana Milbank, haciendo referencia precisamente al primero de los pocos discursos pronunciados esta campa?a a favor de un candidato, el aspirante a gobernador Anthony Brown en Maryland. A ¨¦ste le siguen en estos ¨²ltimos d¨ªas antes de las elecciones varias apariciones de Obama para apoyar a candidatos en Wisconsin, Maine, Michigan, Connecticut y Pennsylvania. Pero s¨®lo uno de ellos, Gary Peters, de Michigan, es candidato al Senado y no en uno de los Estados que podr¨ªan decidir qui¨¦n se queda con la mayor¨ªa en la c¨¢mara alta.
Justo es decir que no se trata de una situaci¨®n particular de este presidente. Su predecesor, el republicano George W. Bush, tambi¨¦n acab¨® siendo casi una persona non grata en las ¨²ltimas elecciones que le tocaron. Y entonces como ahora con Michelle Obama, la primera dama, Laura Bush, andaba mucho m¨¢s solicitada que su marido.
En su favor juega siempre que -salvo quiz¨¢s en su momento Hillary Clinton, ahora mucho m¨¢s cotizada que cuando era primera dama- son personajes a los que no se percibe un alto nivel pol¨ªtico, por lo que su popularidad se mantiene en cotas altas o razonables al menos aun incluso cuando la de sus maridos se hunde.
¡°Con tasas de aprobaci¨®n del 66% (Michelle Obama) es de lejos m¨¢s popular que su marido, probablemente porque pasa m¨¢s tiempo riendo en televisi¨®n que dirigiendo el pa¨ªs¡±, se?alaba la revista Forbes al colocarla este a?o una vez m¨¢s en las primeras posiciones de las cien mujeres m¨¢s poderosas del mundo.
Un ejemplo del tir¨®n que tiene la primera dama frente a su marido: mientras que el senador por Colorado Mark Udall -uno de los que m¨¢s duro luchan por conservar su esca?o- eludi¨® en julio coincidir con Obama en su Estado cuando el presidente acudi¨® precisamente a recaudar fondos para su campa?a, este mes la primera dama habl¨® en dos actos distintos en Colorado en su apoyo.
Con todo, tambi¨¦n sus apariciones en campa?a esta temporada est¨¢n lejos del n¨²mero de apariciones que ha tenido en otras elecciones y adem¨¢s, salvo en Colorado, se ha mantenido alejada de las campa?as m¨¢s ¡°calientes¡± como Arkansas, Louisiana o Carolina del Norte.
Algo que, seg¨²n citaba The New York Times a un estratega dem¨®crata, no tiene que ver con su persona, sino con su marido. ¡°Ella es fant¨¢stica, pero sencillamente trae el nombre Obama¡±.
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