El presidente alem¨¢n quiere dejar su impronta
La toma de posiciones de Gauck enerva a unos y encandila a otros
Alemania debe asumir un papel m¨¢s activo en el mundo e incluso recurrir a las armas si es necesario para defender los derechos humanos. No es aceptable un Gobierno de un Estado federado dirigido por La Izquierda (Die Linke), los herederos del antiguo partido socialista de la RDA, que, a su vez, fue un r¨¦gimen injusto. Rusia y Turqu¨ªa son pa¨ªses donde la democracia y los derechos humanos est¨¢n en peligro. Y, por ¨²ltimo, ser¨ªa aconsejable evitar que los diputados alemanes se aumentaran sus ya generosas retribuciones.
Todas estas opiniones son defendibles. En los medios de comunicaci¨®n alemanes se oyen todos los d¨ªas argumentos parecidos en boca de pol¨ªticos y expertos; as¨ª como otros que sostienen justamente lo contrario. Solo hay una persona de la que no se espera una toma de posici¨®n tan clara en asuntos de la vida pol¨ªtica. Es el mismo que ha sostenido todas las opiniones anteriormente mencionadas: el presidente de la Rep¨²blica Federal, Joachim Gauck, un cargo sin poder efectivo m¨¢s all¨¢ de una funci¨®n representativa.
La ¨²ltima pol¨¦mica en la que se ha visto envuelto este pol¨ªtico ¡ªque no pertenece a ning¨²n partido¡ª lleg¨® por el acuerdo de poscomunistas, socialdem¨®cratas y ecologistas en el Estado oriental de Turingia para que de Die Linke encabece por primera vez un Gobierno regional. ¡°Me pregunto si el partido del nuevo primer ministro ha cambiado realmente sus ideas sobre la represi¨®n desde los tiempos de la RDA. Para la gente de mi edad que vivi¨® aquello es dif¨ªcil aceptarlo¡±, dijo Gauck. Una vez m¨¢s, las declaraciones del presidente divid¨ªan al pa¨ªs entre los que elogiaban su valent¨ªa e integridad moral y los que le echan en cara ir m¨¢s all¨¢ de lo que su cargo le permite. ¡°Gauck ha ido en esta ocasi¨®n demasiado lejos¡±, bramaron los socialdem¨®cratas. ¡°Viene de la RDA y sabe de lo que habla¡±, aplaudieron los democristianos.
Llam¨® ¡°chiflados¡± a los neonazis del NPD y ¡°populistas¡± a los del eurofobo AfD
Christian Bommarius, comentarista del peri¨®dico Berliner Zeitung y corresponsal jur¨ªdico durante a?os, se sit¨²a a medio camino entre unos y otros. ¡°Los que dicen que Gauck est¨¢ violando su mandado no deben de haber le¨ªdo la Constituci¨®n, porque all¨ª no se dice nada de lo que el presidente puede o no puede decir. Pero considero un error que se meta en la lucha partidista. ?l deber¨ªa representar la unidad del Estado. Para la batalla pol¨ªtica ya hay otros ¨®rganos, como el Gobierno o el Bundesrat y el Bundestag [C¨¢mara alta y baja del Parlamento alem¨¢n]¡±, asegura Bommarius.
Pero Gauck no es un pol¨ªtico cualquiera y, como recuerdan sus defensores, nadie pensaba que fuera a actuar de forma convencional cuando la canciller Angela Merkel se vio forzada a respaldar su candidatura. Sus dos antecesores en el cargo ¡ªlos democristianos Horst K?hler y Christian Wulff¡ª hab¨ªan dimitido, dejando a la instituci¨®n en una situaci¨®n complicada.
Gauck lleg¨® a la presidencia en 2012 rodeado de un aura de higiene apartidista. El nuevo inquilino del palacio de Bellevue era un pastor protestante y antiguo activista de los derechos civiles en la Alemania comunista. Gauck, por ejemplo, no duda en tildar de ¡°chiflados¡± a los simpatizantes del partido neonazi NPD o de ¡°populistas¡± a los eurof¨®bicos de AfD. ¡°Est¨¢ muy condicionado por su pasado. En sus discursos habla siempre de libertad, pero se refiere a un concepto muy concreto. Es esa libertad que identifica autom¨¢ticamente con EE UU y opone siempre a su experiencia en la RDA¡±, contin¨²a Bommarius.
Y sin embargo, la estrategia de entrar en el cuerpo a cuerpo de la pol¨ªtica le ha funcionado. Seg¨²n una encuesta publicada esta semana por Der Spiegel, un 69% de los ciudadanos querr¨ªan que Gauck renovara el cargo de presidente cuando expire su mandato en 2017. M¨¢s llamativo a¨²n es que incluso entre los votantes de Die Linke son mayor¨ªa los que apuestan por otros cinco a?os m¨¢s del furioso anticomunista en la cabeza del Estado. La edad podr¨ªa ser un problema para un hipot¨¦tico segundo mandato, ya que llegar¨¢ a 2017 con 77.
En el mismo art¨ªculo, Der Spiegel destacaba que el estilo sentimental y directo de Gauck se complementa a la perfecci¨®n con la forma de actuar m¨¢s contenida de Merkel; y que pese a no haber sido nunca el candidato de la canciller, se ha convertido en su aliado al desacreditar moralmente la ¨²nica coalici¨®n que ser¨ªa capaz de desalojar del poder a los democristianos de la CDU en 2007: la formada por socialdem¨®cratas, verdes y poscomunistas. Solo hay una cosa segura. La convivencia de Gauck al frente del Estado con un Gobierno donde participara Die Linke, posibilidad que hoy parece muy remota, augurar¨ªa momentos muy entretenidos para los observadores de la ahora tranquila vida pol¨ªtica alemana.
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