La indignaci¨®n se apodera de M¨¦xico
El presidente pierde la iniciativa ante las protestas y una enorme ola de desencanto ante la hemorragia de la violencia
M¨¦xico ha entrado en punto muerto. Tras casi dos a?os de avanzar por la v¨ªa de las reformas, el pa¨ªs que hasta hace poco asombraba al mundo vive d¨ªas de incertidumbre. La desaparici¨®n y muerte de los 43 normalistas ha abierto una espita de indignaci¨®n sin precedentes en esta legislatura. Un malestar que, en el simb¨®lico aniversario de la Revoluci¨®n Mexicana, ha paralizado las m¨¢s poderosas universidades del pa¨ªs y convoc¨®, tras semanas de protestas, a una manifestaci¨®n que se espera multitudinaria.
En este convulso horizonte, el presidente, Enrique Pe?a Nieto, parece haber perdido, por primera vez en su mandato, la iniciativa. Su principal apuesta econ¨®mica, la apertura del mercado del petr¨®leo, se ha tropezado con una vertiginosa ca¨ªda del precio del crudo, y su cr¨¦dito pol¨ªtico se ha visto sometido a fuertes cr¨ªticas al descubrirse que la casa de su esposa, donde la pareja pensaba retirarse acabado el sexenio, a¨²n estaba siendo pagada a una constructora con numerosos contratos con la Administraci¨®n. El intento presidencial de atajar cualquier sospecha ha tra¨ªdo consigo escenas in¨¦ditas, como la fulminante anulaci¨®n, a los tres d¨ªas de adjudicado, de un concurso ferroviario por valor de 4.800 millones de d¨®lares en el que, entre otros, figuraba como ganador la citada constructora. O la salida a la palestra, con v¨ªdeo incluido, de la propia esposa del presidente, Ang¨¦lica Rivera, una antigua y conocida actriz de telenovela, para defender, compungida, la limpieza de la operaci¨®n inmobiliaria y anunciar la venta de sus derechos sobre la casa familiar.
Pero m¨¢s all¨¢ de estas sacudidas palaciegas, las mayores y m¨¢s profundas turbulencias proceden de la calle, donde las protestas no dejan de sucederse. Carreteras cortadas, sedes de partidos vandalizadas, edificios oficiales quemados y hasta aeropuertos tomados por la fuerza han dibujado en las ¨²ltimas semanas un preocupante cuadro de tensi¨®n, donde grupos radicales que hab¨ªan permanecido adormecidos est¨¢n cobrando fuerza, sobre todo, en los estados de Guerrero, Oaxaca y Michoac¨¢n. La ola, con todo, no se detiene en el empobrecido sur. Ni tampoco en los l¨ªmites de la tragedia de los normalistas. No se trata solo, se?alan los expertos, del malestar de unos estudiantes y profesores m¨¢s o menos radicalizados, ni siquiera de la c¨®lera de unos padres defraudados por la investigaci¨®n policial. El caso Iguala, con su venenosa combinaci¨®n de impunidad y corrupci¨®n, ha tocado fibras m¨¢s profundas y puesto en alerta a las instancias del poder tradicional. Empresarios, l¨ªderes de opini¨®n, intelectuales y hasta la Iglesia han alzado la voz por la creciente oscuridad que se cierne sobre el panorama pol¨ªtico mexicano.
Los obispos, reunidos en asamblea plenaria, han hablado directamente de ¡°crisis nacional¡± y pedido una acci¨®n urgente del presidente ¡°para recuperar la credibilidad y la confianza social¡±. El Banco de M¨¦xico, en una inusual minuta, ha advertido del ¡°deterioro en la confianza de los agentes econ¨®micos¡± por ¡°los recientes acontecimientos¡±. La patronal, a su vez, ha exigido ¡°mano firme¡± para frenar la escalada de violencia. Y los grandes partidos, entre ellos el PRD (izquierda), sumido en una devastadora implosi¨®n por su apoyo al alcalde de Iguala, admiten sin tapujos que el magma del descontento ha puesto contra las cuerdas su ya escasa credibilidad.
¡°Es una crisis en la que inciden muchos factores, no se debe a una causa ¨²nica. La revelaci¨®n de los detalles del asesinato ha causado un shock nacional. M¨¦xico, de repente, se ha reencontrado con su pasado. Hay una indignaci¨®n justificada y difusa que recoge una acumulaci¨®n de agravios, desde el hartazgo frente a la corrupci¨®n hasta el desencanto de muchos votantes que deseaban que el PRI supiera controlar la hemorragia de la violencia. Pero la respuesta social no est¨¢ articulada y ni siquiera hay l¨ªder. Y eso a¨²n permite al presidente dar un golpe de tim¨®n¡±, indica el historiador Enrique Krauze.
La revelaci¨®n de los detalles del asesinato ha causado un shock nacional. M¨¦xico, de repente, se ha reencontrado con su pasado". Enrique Krauze
Hasta el momento, Pe?a Nieto ha empleado una estrategia bifronte. A los m¨¢s violentos, tras d¨ªas de silencio, les ha marcado esta misma semana el l¨ªmite al acusarles de ¡°generar desestabilizaci¨®n y desorden social y, sobre todo, atentar contra el proyecto de naci¨®n¡±. Pero ante los padres y la ola de solidaridad formada a su alrededor ha optado por el apaciguamiento. Para ello se ha creado un fondo para las v¨ªctimas y, fuera de los focos, la C¨¢mara de los Diputados ha aprobado un paquete extraordinario de 30 millones de d¨®lares para las 14 escuelas normales rurales de M¨¦xico, siendo la m¨¢s beneficiada Ayotzinapa, el epicentro de la protesta. Al mismo tiempo, altos cargos del Ejecutivo mantienen abierto un canal de comunicaci¨®n con los padres de los normalistas y han aceptado una de sus propuestas m¨¢s espinosas: la constituci¨®n de un comit¨¦ de expertos internacionales, con acceso a los expedientes del caso, para que revise la investigaci¨®n y analice la atenci¨®n a las v¨ªctimas.
Pero dentro y fuera de su partido se espera una respuesta de mayor amplitud. As¨ª lo piensan en privado algunos dirigentes del PRI. Confiados en la conocida cintura pol¨ªtica de su presidente, aguardan una reacci¨®n que les permita recuperar el pulso, sobre todo, despu¨¦s de los ¨²ltimos golpes recibidos.
¡°El Gobierno arranc¨® muy bien con las reformas, pero ahora se le ve desconcertado, dubitativo, y eso genera m¨¢s incertidumbre. El presidente debe actuar ya y hacerse notar entre la poblaci¨®n. Si algo bueno tiene esta crisis es que muestra que ha emergido una sociedad nueva, mucho m¨¢s exigente, a la que hay que responder con claridad¡±, explica el analista pol¨ªtico Rub¨¦n Aguilar Valenzuela.
Entre las bazas que le quedan por jugar a Pe?a Nieto destacan un cambio de Gobierno, con la figura del procurador general en el centro de todas las miradas, y la anunciada convocatoria de un pacto nacional contra la impunidad y la violencia. Despejada la inc¨®gnita de la desaparici¨®n de los normalistas y detenidos los principales sospechosos, el camino para esta nueva reforma parece expedito. Pero el presidente, posiblemente porque las aguas no se han calmado, no ha llamado a¨²n a las fuerzas sociales y pol¨ªticas. Y en este comp¨¢s de espera, la crisis no ha hecho m¨¢s que agriarse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Caso Ayotzinapa
- Enrique Pe?a Nieto
- Protestas estudiantiles
- PRI
- Matanza civiles
- Iguala
- Cargas policiales
- Guerrero
- Personas desaparecidas
- Movimiento estudiantil
- Estudiantes
- Acci¨®n policial
- Casos sin resolver
- M¨¦xico
- Comunidad educativa
- Polic¨ªa
- Norteam¨¦rica
- Casos judiciales
- Partidos pol¨ªticos
- Fuerzas seguridad
- Latinoam¨¦rica
- Am¨¦rica
- Conflictos
- Educaci¨®n
- Pol¨ªtica