¡°La segregaci¨®n no es la soluci¨®n para incorporar a la mujer al trabajo¡±
La responsable para Asuntos de la Mujer y la Familia quiere alentar una mayor participaci¨®n de las iran¨ªes en la econom¨ªa y la pol¨ªtica
La impronta femenina se percibe desde la antesala. S¨®lo mujeres en la recepci¨®n y la secretar¨ªa. Adem¨¢s, la luminosidad de su despacho, decorado en verde claro, contrasta con los marrones oscuros que son la norma entre sus compa?eros de Gobierno. ¡°La segregaci¨®n de sexos no es la soluci¨®n para incorporar a la mujer al trabajo¡±, declara Shahindokht Molaverdi, la vicepresidenta iran¨ª para Asuntos de la Mujer y la Familia, que recibe a EL PA?S en su oficina de la calle Vila, en el centro de Teher¨¢n.
Molaverdi, de 48 a?os, es una de las tres vicepresidentas nombradas por Hasan Rohan¨ª, junto a Masumeh Ebtekar, que fue pionera en ese cargo con el reformista Mohamed Jatam¨ª y ahora repite al frente de Medio Ambiente, y Elham Aminzadeh, responsable de Asuntos Legales. En realidad, se trata de carteras ministeriales encubiertas. Un Parlamento tan conservador como el actual dif¨ªcilmente respaldar¨ªa a una ministra, pero el presidente no requiere su aprobaci¨®n para los vicepresidentes. Su designaci¨®n fue adem¨¢s aplaudida por el movimiento de mujeres, sin duda uno de los principales motores de cambio en Ir¨¢n.
¡°Rohan¨ª prometi¨® nombrar a m¨¢s mujeres para cargos intermedios y ya tenemos dos gobernadoras provinciales y alguna alcaldesa¡±, se?ala en referencia a las responsables de Sist¨¢n y Baluchist¨¢n.
¡°El reto de este Gobierno es capacitar a las mujeres en lo pol¨ªtico y econ¨®mico. Necesitamos incrementar su incorporaci¨®n al trabajo¡±, expone tras el obligado repaso a los avances que para ellas ha supuesto la Rep¨²blica Isl¨¢mica. En Ir¨¢n, apenas constituyen el 12% de la fuerza laboral y su paro duplica al de los hombres.
El objetivo choca con la oposici¨®n de destacadas instancias del r¨¦gimen. Recientemente, el jefe de la polic¨ªa iran¨ª, Khalil Helali, desat¨® la pol¨¦mica al recordar que ¡°seg¨²n la ley¡± las mujeres no pueden trabajar como camareras. Tambi¨¦n un oficial de los Pasdar¨¢n, Mohsen Kazemeini, ha pedido que se segregue a los trabajadores en las oficinas porque considera de mal gusto que ¡°hombres y mujeres se sienten uno al lado del otro todo el d¨ªa y hagan bromas¡±.
¡°No es la pol¨ªtica oficial del Gobierno, sino de un sector de nuestra sociedad¡±, se?ala Molaverdi sin perder la compostura. ¡°Estamos de acuerdo en mejorar el ambiente laboral, pero la segregaci¨®n no es la soluci¨®n. Tambi¨¦n rechazamos que siempre que hay problemas se responsabilice a la mujer¡±, a?ade.
Desde la revoluci¨®n de 1979, ni?os y ni?as se han educado separados en las escuelas. Sin embargo, en la universidad todos estudian juntos y tanto en las oficinas gubernamentales como en el sector privado trabajan codo con codo. Una de las razones esgrimidas para exigir que las mujeres se tapen la cabeza y oculten las formas del cuerpo es precisamente su participaci¨®n en la vida p¨²blica.
Molaverdi se cubre con un chador, la pieza de tela negra caracter¨ªstica de las piadosas chi¨ªes, pero el resto de las empleadas de su oficina optan por el habitual uniforme de bata hasta la rodilla y pa?uelo en la cabeza. Por m¨¢s que llame la atenci¨®n fuera, esa imposici¨®n de vestimenta es el ¨²ltimo de los problemas de las iran¨ªes. Sin embargo, los recientes ataques con ¨¢cido a varias mujeres en Isfah¨¢n se han atribuido al cada vez m¨¢s habitual descuido de las chicas con los pa?uelos.
¡°Hay algunas pistas, pero a¨²n no se han hecho p¨²blicas; no tengo informaci¨®n¡±, se disculpa la vicepresidenta. A¨²n as¨ª, no le cabe duda que el incidente, que cre¨® una gran alarma social en todo el pa¨ªs, est¨¢ relacionado con el debate en el Parlamento de una ley de ¡°apoyo a quienes promocionan la virtud y combaten el vicio¡±, un texto al que se opone el Gobierno. Tambi¨¦n critica que ¡°las autoridades no actuaron con la diligencia que se esperaba¡± y asegura que el presidente ha dado instrucciones para que se devuelva la seguridad a la poblaci¨®n. Pocas horas despu¨¦s de la entrevista se conoc¨ªa que la directora de un hospital de Teher¨¢n hab¨ªa sido v¨ªctima de una agresi¨®n similar.
?Qu¨¦ opina de que se detuviera a una mujer por querer asistir a un partido de voleibol? ¡°Si s¨®lo es por eso, no se puede defender de ninguna forma¡±, responde. ¡°Nos dijeron que hab¨ªa otras acusaciones, pero al final la chica, Ghoncheh Ghavami, ha quedado en libertad bajo fianza¡±, se?ala. La vicepresidenta confirma que el d¨ªa de la detenci¨®n de Ghavami hab¨ªa enviado a una representante que iba intentar entrar al estadio con el grupo de activistas.
¡°Tengo dos hijas adolescentes que est¨¢n reclamando legalmente poder asistir a los acontecimientos deportivos. No se les puede quietar ese derecho con la excusa de que el ambiente moral no es adecuado para las mujeres. Gestionemos el ambiente para que sea moral¡±, defiende.
Tambi¨¦n cuenta que el Ministerio de Deportes ha formado un comit¨¦, en el que participa su departamento, para estudiar el asunto. ¡°No podemos ignorar al sector religioso de la sociedad¡±, explica antes de precisar que en cualquier caso no van a incluir deportes como el boxeo o la nataci¨®n. Aunque no lo dice, en ambos los participantes aparecen a pecho descubierto y el cuerpo desnudo sigue siendo un tab¨².
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