?Por qu¨¦ ese miedo a escoger como ministros a los mejor preparados?
El nuevo Gobierno de Brasil ser¨¢ un test para saber si estamos ante algo nuevo o si todo acabar¨¢ en el cl¨¢sico pasteleo
Una vez pregunt¨¦ al propietario de una gran empresa a qu¨¦ se deb¨ªa el ¨¦xito de la misma y me respondi¨® sin pensar: ¡°Porque he escogido siempre a los mejores para dirigirla¡±. Volv¨ª a preguntarle si no tem¨ªa rodearse de personalidades incluso m¨¢s valiosas que ¨¦l , ya que podr¨ªan hacerle sombra. Sonri¨® y me dijo enigm¨¢ticamente: ¡°Quien teme la luz a su alrededor es porque solo sabe trabajar en las tinieblas¡±.
El s¨¢bado pasado me trajo a la memoria aquella conversaci¨®n uno de los participantes al denso programa televisivo Globo News Painel, dirigido por el genial periodista William Vaack. El participante destac¨® la dificultad que demuestran los gobernantes brasile?os en escoger (por ejemplo para el cargo de ministro) a los mejor preparados, a personalidades indiscutibles, a quienes no deber¨ªa ser dif¨ªcil -precisamente por su grado de excelencia- ofrecerles la m¨¢xima libertad en sus decisiones sin miedo a que les hagan sombra.
Al rev¨¦s, es casi imposible ver al frente de un ministerio a alguien de absoluta competencia y rigor ¨¦tico. El precio maldito que los gobernantes tienen que pagar a los partidos pol¨ªticos para ganarse su apoyo hace que no lleguen a un ministerio personas preparadas y de reconocido saber en la materia de la que ser¨¢n responsables, sino m¨¢s bien figuras grises a las que es m¨¢s f¨¢cil manejar y utilizar para que act¨²en a favor partido en vez de a la naci¨®n.
?Por qu¨¦ para ministerios claves como el de Educaci¨®n, de las Ciudades, de Sanidad o de Energ¨ªa es necesario escoger a un pol¨ªtico de un cierto partido a pesar de existir personalidades mucho m¨¢s brillantes y capaces aunque sin militancia pol¨ªtica concreta? Los ministros deben servir al Gobierno de la naci¨®n y no a los estrechos c¨¢lculos pol¨ªticos.
La ausencia de personalidades en los Gobiernos es tal que ser¨ªa interesante que el Instituto Brasile?o de Opini¨®n P¨²blica y Estad¨ªstica (Ibope) hiciera un sondeo para saber cu¨¢ntos nombres de ministros son capaces de recordar los ciudadanos y cu¨¢nto saben de su biograf¨ªa.
A veces se llega a situaciones que incitan a la risa o a la melancol¨ªa. Si mal no recuerdo, cuando el pastor evang¨¦lico Marcello Crivella fue designado ministro de Pesca, el d¨ªa de la toma de posesi¨®n le dio las gracias a la presidenta Dilma Rouseff por el honor que le hab¨ªa concedido aunque a?adi¨® que ¨¦l,?en verdad, no sab¨ªa ¡°ni colocar un cebo en un anzuelo¡±.
?Cu¨¢ntos pol¨ªticos han pasado por ministerios sin la m¨¢s m¨ªnima competencia para el cargo? Fueron colocados a petici¨®n de los partidos y no siempre con finalidad republicana.
?No deber¨ªan los pol¨ªticos aprender de las grandes empresas privadas, que ofrecen resultados de excelencia gracias a que siempre que pueden escogen al mejor para cada cargo de responsabilidad?
Se est¨¢ escribiendo que Dilma Rousseff ha inaugurado su segundo mandato con buen pie al haber escogido como ministro de Econom¨ªa a una personalidad de indiscutible preparaci¨®n y biograf¨ªa, como el banquero y economista Joaquim Levy. ?Ser¨¢ solo la cereza para adornar el resto del pastel o una se?al de que a ese nombramiento de indiscutible valor podr¨ªan seguirle otras personalidades, dignas de que los ciudadanos recuerden sus nombres?
Para ello tendr¨ªa que desafiar la avidez y el hambre de los partidos aliados, empezando por el suyo, para adue?arse sobre todo de aquellos ministerios de los que es m¨¢s f¨¢cil sacar provecho electoral y hasta material. Que yo recuerde, no he visto a los partidos pelearse por conseguir ministerios muy dignos pero con escaso presupuesto, como el de Cultura o Derechos Humanos. Prefieren aquellos en los que se manejan miles de millones.
El nuevo Gobierno que se est¨¢ perge?ando ser¨¢ un test para saber si estamos ante algo nuevo en el que el poder es capaz de escuchar las reivindicaciones de la protesta popular que exige cambios, o si todo acabar¨¢ en el cl¨¢sico pasteleo, madre de tantas corrupciones.
?Imitar¨¢ Rousseff al propietario y presidente de la empresa que dec¨ªa que el ¨¦xito de la misma consist¨ªa en escoger al mejor para cada puesto sin miedo a que pudiera hacerle sombra?
La tan cacareada reforma pol¨ªtica podr¨ªa empezar por ah¨ª, por perder el miedo a escoger a los m¨¢s preparados para dirigir cada uno de los ministerios. ?Y por qu¨¦ deber¨ªan ser de nuevo 39 ministros si en la mayor¨ªa de las grandes democracias del mundo no suelen pasar de una docena?
Hoy m¨¢s que nunca, y no solo en Brasil, los ciudadanos se han vuelto m¨¢s exigentes con los pol¨ªticos, tragan con mayor dificultad trapicheos y corrupciones y quieren ser gobernados por personas capaces, reconocidas por la sociedad por su valer, su experiencia y un m¨ªnimo de honradez personal.
?Ser¨¢ pedir demasiado?
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